En los tres últimos años los mercados se han beneficiado de inesperados estímulos expansivos por parte de los tres principales bancos centrales. El BCE introdujo un programa de expansión cuantitativa (QE) y lo amplió en varias ocasiones. Las innovaciones monetarias del Banco de Japón culminaron en el programa para controlar la curva de rendimientos.
Para el equipo de NN Investment Partners, lo más importante quizás fue la intensificación de la actitud expansiva de la Reserva Federal estadounidense. Hace un año, la Fed pensaba subir los tipos de interés cuatro veces en 2016; al final, sólo se produjo una subida. Para la firma parece que la era de una actitud de los bancos centrales más expansiva de lo esperado podría haber finalizado, sobre todo si la economía global experimenta algo así como un impulso reflacionario y en lo sucesivo la influencia de la política monetaria se vuelve relativamente neutral.
A principios de mes, la Fed elevó el tipo de interés de los fondos federales (interbancario) un cuarto de punto, hasta una banda objetivo del 0,50%- 0,75%. La clave de la reunión de diciembre fue el incremento del ritmo previsto de endurecimiento de las condiciones monetarias en 2017. Tras haber indicado en septiembre que el año que viene posiblemente iban a producirse dos subidas de tipos de interés, ahora señaliza tres subidas de tipos en 2017. La presidenta de la Fed, Janet Yellen, lo denominó un «ajuste muy modesto», que se justificó en parte por la fuerte creación de empleo y pruebas de aceleración de la inflación.
“Las previsiones de crecimiento e inflación de la Fed para los tres próximos años apenas han cambiado con respecto a hace tres meses, lo que indica que aún no han tenido en cuenta el impacto que podrían tener las promesas del presidente electo Trump de bajar impuestos, aumentar el gasto y liberalizar la economía”, explican los expertos de la firma.
Es improbable que el Banco de Japón y el BCE adopten nuevas medidas
En Japón la dinámica del ciclo económico está mejorando y las encuestas de confianza apuntan a un fortalecimiento de la demanda interna. Para NN IP, el año que viene, las medidas fiscales expansivas contribuirán a la reactivación y Japón estará en condiciones de beneficiarse, en su caso, de una reflación global.
“La política del Banco Central de Japón de anclar la curva de rendimientos, en un contexto de rendimientos crecientes de la deuda en los mercados desarrollados, debería comportar una depreciación del yen que, unida a un mayor crecimiento, elevará la inflación y desencadenará un alza de las expectativas de inflación. Los menores rendimientos reales impulsarán la dinámica de crecimiento, reforzando las tendencias del yen y de la inflación efectiva”, explican.
En lo que respecta al plan del BCE de prorrogar su programa de QE todo 2017, NN Investment Partners estima que básicamente deja al banco en piloto automático durante el apretado calendario político del año que viene, lo que reduce el riesgo de que las decisiones de política monetaria interfieran en los acontecimientos políticos.
“La disposición continuada del BCE a comprar deuda, aun habiendo reducido el importe mensual, garantiza a los inversores que se mantendrá por el momento un ‘mínimo’ para los diferenciales de los países periféricos. Lo más probable es que los acontecimientos políticos pasen a primer plano el año próximo, en el que están convocados a las urnas los votantes de Países Bajos, Francia, Alemania y, quizás, Italia”, concluye el análisis de NN IP.