La volatilidad ha vuelto y con ella los episodios de subidas y bajadas más bruscas, pero todo dentro de la normalidad, movimientos de los que parecía que nos habíamos olvidado. A pesar de que los mercados de acciones habían cerrado las semanas anteriores en positivo, durante la última semana de octubre han vuelto a bajar.
En opinión de Olivier de Berranger, director de gestión de activos de La Financière de l’Echiquier, el mercado no muestra elementos que hagan pensar en nuevas bajadas bruscas: ni la rebaja de la nota de Italia por parte de Moody’s, que venía acompañada por una perspectiva estable que ha tranquilizado bastante a los mercados; ni la publicación de unos decepcionantes índices PMI preliminares en octubre en la zona euro, sobre todo en Alemania; ni los nuevos ‘warnings’ que han venido salpicando el periodo de publicación de resultados de las empresas, están verdaderamente en tela de juicio.
“En la realidad, la trilogía de fondo sigue siendo la misma: endurecimiento de la política monetaria estadounidense y descenso de la liquidez mundial, incertidumbre política (Italia, Brexit…) y temores relacionados con la evolución del crecimiento mundial, en particular de China”, señala Berranger a la hora de definir el contexto global.
Según su análisis, en esta fase del ciclo, los mercados están sufriendo la bajada de los múltiplos de valoración de los mercados de acciones, algo que no casi no se ha contagiado al resto de activos. “El crédito europeo permanece estable y los activos más sensibles, como la deuda emergente, experimentan fluctuaciones relativamente modestas. Mientras que la mayoría de los índices de las acciones han caído entre un 7% y un 12% desde el comienzo del mes, podemos preguntarnos si los mercados ya han capitulado, y si ha llegado el momento de buscar puntos de entrada”.
En opinión de Fidelity, las correcciones del mercado claro que pueden crear oportunidades atractivas. “Es normal que se produzcan correcciones en las bolsas; también es normal experimentar más de una en el transcurso de un mercado alcista. Una corrección bursátil puede ser un buen momento para invertir en acciones, ya que las valoraciones se vuelven más atractivas y eso da a los
inversores la posibilidad de generar rentabilidades superiores a la media cuando el mercado rebote. Algunas de las pérdidas bursátiles más grandes a corto plazo de la historia dieron paso a rebotes”, argumenta la gestora en su último análisis.
Berranger se muestra más cauto e insiste: “Aunque la bajada es probable que continúe a muy corto plazo, los puntos de inflexión parecen ya cercanos. Los fondos sistemáticos, que ya maniobraban en el momento de la primera fase de caída de los mercados, han retirado buena parte de sus posiciones y, a partir de ahora, deberían mostrarse menos activos. La contribución de la microeconomía, mediante los resultados de las empresas y el regreso a las recompras de acciones en Estados Unidos coincidiendo con el final del periodo del black-out, podría alimentar un repunte”.
Cada gestor tiene su propia opinión sobre si es el momento de entrar en renta variable, pero lo que sí destaca Mati Greenspan, analista senior de eToro, es que “los inversores parece que empiezan a asumir un poco más de riego en prácticamente todas las clases de activos, lo que se refleja en el precio del oro a la baja”.
Beneficios esperados
Una de las tendencias que se ha observado este mes y que destacan los analistas es que la incertidumbre sobre la sostenibilidad del crecimiento de los beneficios ha provocado debilidad en los mercados bursátiles. “Creemos que la incertidumbre sobre el crecimiento futuro de los beneficios ha aumentado y que probablemente se mantendrá en cotas elevadas, lo que refuerza nuestra apuesta por incrementar la resistencia de las carteras de renta variable a través de exposiciones a empresas de calidad”, señala Richard Turnill, director mundial de estrategia de inversión en BlackRock.
De momento, el ritmo de crecimiento de los beneficios se ha moderado ligeramente en comparación con el segundo trimestre, tal y como esperaban los analistas, pero sigue orientándose a niveles muy sólidos en base interanual, especialmente en Estados Unidos.