La agencia de calificación crediticia Standard & Poor’s revisó la perspectiva de la calificación soberana de Brasil a “negativa” desde “estable” ante las difíciles circunstancias políticas y económicas que atraviesa el país, con lo que queda a un paso de perder el grado de inversión. La nota del crédito a largo plazo del país se mantiene en «BBB-«, justo en la línea que separa la deuda de calidad de la especulativa. En su análisis, la agencia señala que Brasil se enfrenta a “circunstancias políticas y economías difíciles”, pese a los significativos cambios de políticas en el segundo mandato de la presidenta Dilma Rousseff.
Sandard & Poor’s fue la primera agencia que clasificó a Brasil como grado de inversión en 2008. La agencia sostuvo que una «serie de investigaciones de corrupción a algunos políticos y empresas está pesando cada vez más en el panorama fiscal y económico de Brasil, que están poniendo en peligro la ejecución efectiva de las medidas, en particular en el Congreso”. Esta falta de cohesión en el congreso pone de relieve los desafíos que la presidenta debe afrontar para corregir el rumbo político y la recuperación económica.
Concretamente, S&P cree que existe una “probabilidad mayor de una entre tres de que la corrección política se enfrente a mayores desviaciones dada la dinámica política y que el retorno a una trayectoria de crecimiento va a tomar más de lo esperado”.
Según el equipo gestor de la estrategia Aberdeen Global Brazil Bond, este anuncio ha provocado que la deuda soberana de Brasil se vea relativamente barata con respecto a otros países con mayores ratios de deuda sobre el producto interior bruto y con menos compromiso fiscal y peores perspectivas de crecimiento como puedan ser Serbia y Croacia.
Edwin Gutiérrez, gestor principal de la estrategia de renta fija de Brasil de Aberdeen, explica que no estiman que la deuda soberana pierda su grado de inversión en 2015, pero que seguramente suceda en 2016. “Creemos que las tres agencias de rating mantendrán sus calificaciones en el equivalente a BBB- con perspectiva negativa hasta final de año; en cambio el riesgo de degradar la deuda en 2016 es muy alto”.
Gutiérrez añade que, «cuando la bajada suceda, el evento ya estará reflejado plenamente en precio, por lo que el impacto será mínimo. Como pudimos ver con la bajada de la perspectiva de S&P, los Credit Default Swaps del gobierno de Brasil (o swaps de incumplimiento crediticio) se han estrechado, lo que refleja nuestra percepción de que la deuda soberana de Brasil está ya cotizando a niveles de BB”.
La expectativa de Standar & Poor’s es que el déficit general del Gobierno de Brasil suba este año a un 7,5% del Producto Interior Bruto, un 1,4% más que en 2014. Esperan una contracción del PIB del 2% para final de año, seguido de un periodo de no crecimiento para 2016, antes de regresar a una modesta tasa de crecimiento en 2017, por lo que Brasil estaría por debajo del crecimiento del resto de países de Latinoamérica.
Desde el equipo de estrategia de renta fija de Franklin Templeton, explican que después de que el gobierno anunció una reducción en el superávit fiscal objetivo de los próximos tres años, veían claro una actuación por parte de Standard & Poor’s. El hecho de que se haya adelantado el cambio en la perspectiva ha proporcionado más tiempo a Brasil para tratar de evitar la degradación a bono basura. Aunque a nivel de precios el mercado ya está valorando los Credit Default Swaps a niveles por debajo de grado de inversión, en opinión de Franklin Templeton Brasil está muy lejos del riesgo sistémico, lo que hace que las valoraciones actuales de la deuda del gobierno en moneda local sean muy atractivas en términos nominales o reales.
En Franklin Templeton creen que Brasil no perderá su grado de inversión a finales de este año. “La agencia puso especial énfasis en que un deterioro en el entorno político podría poner en peligro la aprobación de medidas necesarias para mantener los ajustes fiscales en la senda de la recuperación. Una depreciación fuerte del real brasileño junto al miedo mayores niveles de inflación y al caos económico probablemente despertará los instintos de supervivencia del gobierno”.
Entidades financieras del país
Junto con la revisión de la calificación de Brasil, Standard & Poor’s revisó la perspectiva a escala global de once entidades financieras brasileñas (Banco Bradesco S.A., Itau Unibanco Holding S.A., Itau Unibanco S.A., Banco Citibank S.A., Banco do Brasil S.A, Banco do Estado do Rio Grande do Sul S.A., Banco Santander Brasil S.A., Banco do Nordeste do Brasil S.A., BM&FBOVESPA S.A-Bolsa de Valores, Mercadorias e Futuros, Banco Nacional de Desenvolvimento Economico e Social, y Caixa Economica Federal).
La perspectiva a escala nacional de otras catorce entidades también fue revisada de estable a negativa (Banco Volkswagen S.A., Banco Bradesco S.A., Bradesco Capitalizacao S.A., Itau Unibanco Holding S.A, Itau Unibanco S.A., Banco BNP Paribas Brasil S.A., Banco Citibank S.A., Banco de Tokyo-Mitsubishi UFJ Brasil S.A., Ativos S.A. Securitizadora de Creditos Financeiros, Banco do Estado do Rio Grande do Sul S.A., Banco Morgan Stanley S.A., Banco Santander Brasil S.A., Banco Toyota do Brasil S.A., y Banco do Nordeste do Brasil S.A.). Las calificaciones a largo y corto plazo de estas entidades se mantuvieron.
En muy raras ocasiones, las entidades se servicios financieros obtienen calificaciones por encima de la calificación a largo plazo de la deuda soberana. Esto es debido a que durante periodos de estrés, los poderes regulatorios y supervisores pueden restringir la flexibilidad del sistema financiero o de una entidad bancaria, y por el hecho de que los bancos se ven afectados por la mayoría de factores económicos que causan el estrés en la deuda soberana.
Por otro lado, Fitch y Moody’s mantienen la calificación de grado de inversión de Brasil, con calificaciones BBB y Baa2 respectivamente, dos grados por encima del límite de deuda de especulación. Aunque en abril, Fitch también había rebajado la perspectiva a negativa por el pobre desempeño de la economía, los crecientes desequilibrios macroeconómicos, el deterioro fiscal, y el aumento de la deuda pública.