La distribución de los ingresos (o renta) es un tema de interés para todos. Recientemente, adquirió mayor relevancia a raíz del estudio del francés Thomas Piketty publicado en el libro Capital in the Twenty-First Century. Aunque, las limitaciones de los datos disponibles restringieron el trabajo de Piketty a un grupo de países desarrollados, el debate sobre el tema cobró importancia en el mundo entero, incluso en América Latina, apunta Itaú en un análisis realizado por Gino Olivares e IIan Goldfajn.
¿Qué ocurrió con la distribución de la renta en América Latina? Para responder a esta pregunta, los analistas de Itaú emplean la información disponible en la Base de Datos Socioeconómicos para América Latina y el Caribe (SEDLAC, por sus siglas en inglés), una iniciativa conjunta del Centro de Estudios Distributivos Laborales y Sociales (CEDLAS), de la Universidad Nacional de La Plata (Argentina) y del Banco Mundial, que compila encuestas de hogares de 24 países de la región. Actualmente, la SEDLAC proporciona información referente al período 1992-2012, así como información de años anteriores para algunos países. Nuestra muestra incluye ocho países: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Paraguay, Perú y Uruguay, que representan el 80% de la población y el 86% del PIB de la región.
Las medidas de distribución de los ingresos
Medir la distribución de la renta consiste básicamente en contrastar la disparidad entre un porcentaje de la población y el porcentaje de recursos (ingresos, en nuestro caso) recibido (o apropiado) por esa población. Existen varias formas de medir la distribución de los ingresos, todas ellas imperfectas. Para evaluar la evolución de la desigualdad en América Latina decidimos utilizar dos indicadores: la participación en la renta (o ingresos) del 10% de la población más rica y el coeficiente de Gini. El primero refleja el grado de concentración de la renta en manos de los más favorecidos. El segundo es la medida de desigualdad más utilizada. A continuación, los resultados obtenidos con el primero de los indicadores anteriormente citados.
Resultados usando la participación en la renta del 10% más rico de la población
Probablemente, la forma más intuitiva o común de evaluar la desigualdad es mirar la proporción de renta en poder de las personas más favorecidas. En este caso, analizan la evolución de la participación en la renta del 10% más rico de la población. El gráfico 1 presenta este indicador de distribución de la renta en dos momentos: 2002 y 2012. El gráfico muestra claramente que durante este período se produjo una mejora generalizada en la distribución de los ingresos en todos los países analizados. La media de América Latina, ponderada para la población, cayó del 43% en 2002 al 29,8% en 2012. Sin embargo, también observamos que la reducción de la desigualdad no sucedió de forma homogénea: las condiciones iniciales entre los países eran diferentes, y la magnitud de la reducción de la desigualdad en cada país fue heterogénea. Perú, Argentina y Uruguay registraron las mayores reducciones en nuestro indicador de desigualdad, mientras que México presentó la menor caída.
Esta heterogeneidad llama al análisis de cada caso, por separado. El gráfico 2 muestra la evolución de la participación en la renta del 10% más rico en cuatro países (Argentina, Brasil, Chile y México) para los cuales disponemos de información que cubre un horizonte más largo (1987-2012).
La distribución de la renta en Brasil se volvió más concentrada entre 1987 y 1992 y, se ha vuelto menos concentrada desde entonces. La recuperación fue lenta en principio, pero el ritmo de avance se aceleró en los años siguientes. Chile mostró estabilidad en el indicador de distribución del ingreso entre 1987 y 2002, una mejora entre 2002 y 2007 y de nuevo estabilidad en el período posterior. México registró un avance en la igualdad de ingresos entre 1987 y 1992, permaneció estable entre 1992 y 1997, sufrió un deterioro entre 1997 y 2007 y se estabilizó nuevamente entre 2007 y 2012. Por último, observamos un comportamiento bastante peculiar de la distribución de los ingresos en Argentina. Luego de partir de un nivel alto, el indicador de distribución retrocedió (empeoró) entre 1992 y 2002 (particularmente entre 1997 y 2002), pero a partir de entonces empezó a mejorar, registrando en 2012 un nivel superior al observado al inicio del período estudiado. Esta última, por cierto, es una característica común para los cuatro países: todos registraron en 2012 el mejor valor en el período analizado.
El gráfico 3 presenta la evolución de la participación en la renta del 10% de la población más rico en Colombia, Perú, Paraguay y Uruguay en el período 1997-2012. En Paraguay, la desigualdad aumentó entre 1997 y 2002. Entre 2002 y 2007 este movimiento se revertió, y la desigualdad volvió al nivel de 1997 y se ha mantenido estable desde entonces. En Perú, la concentración de la renta aumentó ligeramente entre 1997 y 2002, pero a partir de entonces viene registrando una caída significativa y continua. En Colombia, contamos con información apenas desde 2002 y ésta muestra una desigualdad elevada que disminuye a lo largo del tiempo, pero no lo suficiente como para librar al país de obtener el peor resultado en nuestra medida de desigualdad.
Finalmente, Uruguay, el país menos desigual en nuestra muestra: presenta una trayectoria de crecimiento de la desigualdad entre 1997 y 2007, seguida de una fuerte caída en el período posterior (2007-2012) y alcanzando en 2012 un nivel inferior al registrado en 1997. De los cuatro países, tres de ellos (Colombia, Perú y Uruguay) registraron en 2012 el menor nivel de desigualdad del período analizado, mientras que Paraguay concluyó el período registrando el mismo nivel observado al inicio del mismo.
Resumiendo los resultados, los ocho países de nuestra muestra registraron una disminución de la desigualdad, y queda claro que el movimiento se generaliza sólo a partir de los primeros años del siglo XXI. Cabe destacar también que, a pesar de la mejora de la distribución de los ingresos, los cuatro países (Colombia, Brasil, Paraguay y Chile) que históricamente registraron los peores indicadores mantuvieron esta condición. En el extremo opuesto, los países históricamente menos desiguales (Argentina y Uruguay) registraron un deterioro en la desigualdad durante una parte del período analizado, pero consiguieron revertir esta situación y así cerrar el ciclo analizado con niveles de desigualdad inferiores a los iniciales. Entre estos dos grupos, cabe destacar también la significativa reducción de la desigualdad observada en Perú. Por último, debemos resaltar que durante el período de la crisis financiera global (2007-2012) no se produjo, en nuestra muestra, un deterioro en la desigualdad. De hecho, la desigualdad se redujo en seis países (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Perú y Uruguay) y se mantuvo estable en dos (México y Paraguay).
Otra dimensión: pobreza
Los expertos apuntan que el análisis ha mostrado hasta ahora una reducción en la concentración de la renta en las manos de los más favorecidos en los últimos años y, consecuentemente, una mejora en la distribución del ingreso. Esta opinión, aunque correcta, resulta incompleta, ya que precisaríamos analizar lo que sucedió con los otros segmentos de la sociedad. Para complementar el estudio sobre desigualdad, en esta sección vamos a centrarnos en el grupo menos favorecido: los pobres.
Definir pobreza no es un asunto trivial. En este artículo utilizan la definición de la SEDLAC de imposibilidad de alcanzar un cierto nivel de ingresos mínimos, conocido como línea de pobreza o umbral de pobreza. Usamos aquí una línea de pobreza establecida en 2,5 dólares diarios en paridad de poder adquisitivo (PPP, en la sigla en inglés), que, según la SEDLAC, coincide con la mediana de las líneas de pobreza extrema oficiales fijadas por los gobiernos de América Latina.
El gráfico 4 muestra el porcentaje de la población por debajo de la línea de pobreza para cada uno de los países de nuestra muestra en 2002 y 2012. Una vez más, observamos dos características que también estaban presentes en los resultados obtenidos usando la participación en la renta del 10% más favorecido como nuestro indicador de desigualdad: la reducción de la pobreza es generalizada, pero heterogénea. Argentina, Perú, Paraguay, Brasil y Colombia (en este orden) aparecen como los países que registraron la mayor reducción (en puntos porcentuales) en la población por debajo de la línea de pobreza. Los otros tres países (México, Chile y Uruguay) registraron caídas menores. Sin embargo, en el caso de los dos últimos, éstas fueron a partir de niveles ya de por si bastante bajos.
Como sucedió en el caso del estudio de participación en la renta del 10% de la población más rico, la heterogeneidad observada en la reducción del porcentaje de la población por debajo de la línea de pobreza hace relevante un breve análisis de la evolución del indicador para cada país. El gráfico 5 muestra la evolución del indicador de pobreza para cuatro países (Argentina, Brasil, Chile y México) para los que hay información en un horizonte más largo (1987 – 2012).
Chile es el país que registraba el mayor porcentaje (39,4%) de población por debajo de la línea de pobreza en 1987, pero cinco años después, en 1992, ya había reducido este número a menos de la mitad. Una posible explicación para esta caída es el fuerte crecimiento económico del país. En este período, el país creció a una tasa media anual del 8,3%. En los años posteriores, la pobreza continuó disminuyendo hasta alcanzar el 2,9% a fines del período analizado.
Brasil mostró un aumento en el porcentaje de pobres entre 1987 y 1992, pero en los cinco años siguientes registró una reducción importante. Entre 1997 y 2002 la reducción en el porcentaje de necesitados se mantuvo, pero a un ritmo menor, para acelerar el ritmo de nuevo en los años siguientes.
México presenta un comportamiento opuesto a Brasil entre 1987 y 1997, cayendo el número de pobres en ese periodo y subiendo de forma significativa entre 1992 y 1997. Este deterioro entre 1992 y 1997 estaría relacionado con la crisis de 1995, aunque fue completamente revertido en los cinco años siguientes. La caída continuó en los años posteriores, aunque a un ritmo menor. De hecho, entre 2007 y 2012 el porcentaje de pobres se mantuvo prácticamente estable.
La evolución del porcentaje de pobres en Argentina siguió el mismo patrón observado en el primer indicador de desigualdad: luego de partir de un valor muy bajo (2,9%), aumentó significativamente hasta alcanzar su cota máxima (29,2%) en 2002, sin duda como consecuencia de la crisis económica que sufrió el país durante esos años. En los años siguientes, el porcentaje de pobres cayó de forma acentuada, alcanzando en 2012 un valor bajo (4,7%), aunque superior al registrado al inicio del período de estudio.
El gráfico 6 presenta la evolución del porcentaje de pobres en Colombia, Perú, Paraguay y Uruguay durante el período 1997-2012.
Perú presenta una reducción continua del porcentaje de pobres, pero es posible identificar dos periodos diferentes. Entre 1997 y 2002 la reducción es relativamente modesta, pero de 2002 en adelante el ritmo de caída se acelera. Colombia, que únicamente tiene información disponible a partir de 2002, contaba en ese año con el mismo porcentaje de pobres que Perú. El país también consiguió reducir ese porcentaje en los años siguientes, aunque en menor intensidad. Paraguay vio aumentar su porcentaje de pobres entre 1997 y 2002, pero desde entonces ese porcentaje ha caído significativamente, alcanzando un valor inferior (14,4%) al registrado en el inicio del período analizado. Por último, la estadística de pobreza confirmó a Uruguay como el país con menor pobreza de la muestra a lo largo de todo el período, incluso a pesar del aumento en el porcentaje de pobres registrado e ntre 1997 y 2002; incremento que fue compensado con creces por la caída posterior.
El análisis de la evolución de la pobreza en los países de la muestra trae unos resultados similares a los observados en el análisis del indicador de desigualdad: reducción generalizada de la pobreza, y que ésta se vuelve más evidente a partir de los primeros años del siglo XXI. Los cinco países que históricamente registraban los mayores porcentajes de pobreza (Brasil, Chile, Colombia, Paraguay y Perú) consiguieron reducir significativamente dichos porcentajes, siendo Chile el más destacado. México también consiguió reducir la pobreza, aunque en menor magnitud que las otras naciones. Argentina consiguió revertir en la segunda mitad del período analizado el grave deterioro registrado en el período anterior. Uruguay se consolidó como el país con el mejor desempeño en este apartado, confirmando ser el país menos desigual de la muestra. Finalment e, es importante destacar que todos los países mantuvieron la trayectoria decreciente de la pobreza durante el período de la crisis financiera global (2007-2012)
Conclusiones
Los resultados presentados muestran que en las dos últimas décadas hubo una mejora generalizada, pero heterogénea, de la desigualdad de la renta en América Latina: los grupos favorecidos disminuyeron su participación en la renta y la pobreza decreció. Existen varios motivos, entre los cuales podemos destacar las reformas implementadas, la mayor estabilidad macroeconómica alcanzada luego de varias crisis, un escenario internacional favorable (a pesar de la crisis iniciada en 2007) que permitió varios años de fuerte crecimiento del PIB y la reducción significativa del desempleo, además de las políticas de transferencia de ingresos.
Es importante resaltar los avances en la distribución de los ingresos y en la reducción de la pobreza en la región en las últimas décadas. En un mundo que parece estar volviéndose más desigual, América Latina ha sido capaz de avanzar en la dirección opuesta. El desafío ahora es mantener esta tendencia.