Según James Tomlins, especialista en deuda high yield de M&G y gestor de los fondos Global Floating Rate High Yield y European High Yield Bond, además de co-gestionar el fondo M&G Global High Yield Bond junto con Stefan Isaacs, los últimos años vividos en el mercado de deuda high yield estadounidense han sido una montaña rusa.
Desde enero 2014, una serie de hechos han provocado fuertes oscilaciones en los precios de esta clase de activo. Comenzando por la devaluación de la moneda china, que provocó una serie de movimientos en el mercado de divisas, para después centrarse en la exposición a empresas energéticas y sus esperados defaults, que finalmente no han sido tan intensos gracias al rally vivido a principios de este año por el precio del crudo; y lo más importante, una reciente recuperación debida a que la aversión al riesgo está comenzando a disiparse. En contraste, el mercado de deuda high yield europeo muestra una delta limitada en las caídas de mercado, debido en parte a que el mercado europeo está mucho menos expuesto al sector energético. En Europa el sector energético sólo representa el 5% del universo high yield, mientras que en Estados Unidos éste representa entre un 25% y un 30%. Además, cabe tener en cuenta el colapso en los rendimientos en el mercado de deuda europea, donde los rendimientos cercanos a cero e incluso negativos, que han supuesto un fuerte impulso para el precio de todas las clases de activo dentro del universo de renta fija europea, incluyendo los mercados de deuda high yield.
Con este telón de fondo, Tomlins presenta el fondo M&G Global Floating Rate High Yield como una cartera de bonos flotantes (FRN o Floating Rates Notes) gestionada activamente, cuyos cupones se ajustan a los cambios en los tipos de interés, concentrándose en las emisiones de empresas con una calificación crediticia baja o high yield. Se trata de una estrategia diversificada a nivel global, que combina fundamentalmente emisiones de bonos flotantes high yield europeos y estadounidenses, en las que la duración es prácticamente cero, entre 0,1 y 0,2 años, por lo que la cartera no se ha beneficiado de la caída de los tipos en Europa, pero tampoco se verá afectada en un entorno de subida de tipos de interés por parte de la Reserva Federal.
El mercado de bonos flotantes high yield ofrece una serie de diferencias con respecto al mercado de deuda high yield convencional que en un entorno de tipos de interés en mínimos históricos y mayores niveles de volatilidad, merece la pena explorar, ya que ofrece una fuente de renta atractiva, pero sin los altibajos que suelen asociarse con los activos de alta rentabilidad. Entre estas diferencias, cabe destacar su falta de duración de tipos de interés, sus menores tasas de default, su mayor concentración en emisiones senior garantizadas y el atractivo y estabilidad de su flujo de ingresos.
Los bonos flotantes y su duración
El mercado de los bonos flotantes ofrece una sensibilidad casi nula a una corrección en el mercado de bonos gubernamentales, pues son instrumentos con una tasa de interés variable, cuyos cupones se ajustan cada tres meses en función de una tasa de referencia, que generalmente suele ser la tasa Libor, a la que se le suma un diferencial. Por ejemplo, Libor más 450 puntos básicos, con la subida de tipos de la Fed, aumenta la tasa Libor, aumenta el cupón y aumenta el flujo de ingresos.
La duración es especialmente importante si se tiene en cuenta el impacto que una subida en los tipos de interés puede tener sobre las distintas clases de activo dentro del espectro de la renta fija. Por ejemplo, en el caso extremo en el que hubiera una subida de tasas de 200 puntos básicos en un año, una cartera compuesta de bonos del Tesoro estadounidense a 10 años, con una duración media de 9,2 años, sufriría una caída en su retorno total del 16,8%, impacto que se descompone en una bajada del 18,4% en capital y en un aumento en el rendimiento del 1,7%. Bajo el mismo supuesto, el fondo M&G Global Floating Rate High Yield, con una duración media de 0 años, sufriría una subida del 5,8% en su retorno total: el capital no sufriría impacto por no tener sensibilidad a movimientos en los tipos de interés y el rendimiento aumentaría en un 5,8%.
Tasas de default
La mayor prima de riesgo por la que la deuda high yield debe compensar es siempre el riesgo de default, que para el mercado de high yield global se situaba en un 4,5% a finales de septiembre de este año. La volatilidad del mercado ofrece puntos de entrada y de salida, pero lo que realmente importa son los ratios de default, para evitar incurrir en una pérdida de capital. En ese sentido, la estrategia de bonos flotantes trata de capturar ingresos a través de diferenciales en el crédito, pero sin capturar el riesgo a la baja, considerando el mayor riesgo a la baja sería incurrir en default.
Según Tomlins, el reciente aumento de las tasas de defaults responde a una tendencia en el corto plazo, pues las tasas de defaults suelen tener un retraso de unos seis meses con respecto a sus fundamentales, por lo que los defaults que se dieron a mediados de este año, fueron causados por la bajada del crudo en enero y diciembre. Al haber experimentado un repunte en el precio del petróleo, cabe esperar que las tasas de default se desaceleren en el corto plazo, regresando a sus niveles medios.
Las emisiones de bonos flotantes se concentran en la parte alta de la estructura de capital
Dentro de la estructura de capital de los emisores, los bonos garantizados y los préstamos tienden a situarse en la parte más alta, con los bonos senior no garantizados, los juniors o subordinados y acciones después de ellos. El mercado de renta fija high yield convencional es por lo general un mercado de deuda senior no garantizada, por lo que el riesgo a la baja es alto. Sin embargo, el mercado de bonos flotantes es un mercado de deuda garantizada con altas tasas de recuperación.
“Los bonos flotantes tienen unas tasas de recuperación entre el 60% y el 80%, mientras que, en estas mismas tasas, los mercados de high yield convencionales se mueven entre el 30% y el 40%. Este punto está relacionado con el porcentaje de bonos senior secured que encontramos en el mercado de bonos flotantes – en torno al 60% y 80%, comparado con el 19% de esta clase de bonos presente en el mercado high yield convencional. Si los rendimientos en los dos mercados comienzan a converger, estamos obteniendo cerca de un 4,5% de rendimiento bruto anual en el fondo de bonos flotantes, frente a casi un 5% en el fondo de deuda high yield convencional, tenemos acceso a una tasa de default menor de forma prácticamente gratuita, algo que no ocurre con frecuencia en los mercados y que es un tema muy atractivo si se está tratando de generar una renta atractiva, pero preservar capital”.
Un atractivo y estable flujo de rentas
Si se compara el rendimiento de la cartera con otros tipos de activo, se puede comprobar que la cartera está generando un nivel razonable de rentas, cerca del 4,5% bruto anual en el fondo acumulativo, algo menos en el distributivo por las razones habituales. Un rendimiento muy competente si se compara con el 1,7% del bono del Tesoro estadounidense a 10 años, que incurrían en pérdidas de capital si los tipos suben, con un 2,16% del S&P, donde las valuaciones se encuentran a niveles elevados y la rentabilidad está sujeta a la volatilidad del mercado; y con el 2,9% de los bonos corporativos estadounidenses, que al nivel actual de diferenciales no se encuentran en el mejor momento y están sujetos tanto a riesgo de default como a riesgo de duración de tipos de interés.
Menor volatilidad en periodos de estrés
Si se compara el comportamiento de la estrategia durante períodos de estrés contra el comportamiento del índice de referencia para la deuda high yield convencional, el BoA ML Global High Yield, se puede apreciar claramente que su dradown o máxima caída suele ser menor a la del índice. Por ejemplo, durante la semana de la votación del Brexit, la caída de la estrategia de bonos flotantes high yield fue de un 1,3%, mientras que el índice BoA ML Global High Yield sufrió una bajada del 2,5%. Lo mismo ocurrió durante el periodo de diciembre de 2015 a enero de 2016, cuando la bajada del precio del crudo provocó una aversión generalizada a la deuda high yield estadounidense, la estrategia experimentó una caída de un 1,5% y el índice perdió un 3,8%.
Gestión activa de la liquidez
El portafolio se centra en la utilización de emisiones senior garantizadas. El principal problema es que este mercado es relativamente pequeño, con lo que la estrategia suele utilizar CDS y swaps de tipos de interés, utilizando controles muy estrictos sobre la calidad de sus contrapartes, para para construir la cartera cubriendo los bonos corporativos sin tasa flotante. Aun así, el equipo gestor trata de limitar el porcentaje del portafolio en CDS entre un 15 y un 20%; y el de swaps entre un 10% y un 15%. De esta manera, la gestión de la liquidez del portafolio es muy activa, pues la inclusión de CDS sintéticos, altamente líquidos aporta un colchón de liquidez significativo.
Esta estrategia de M&G, única respecto a la oferta de otras gestoras puesto que es la única de bonos flotantes centrada solo en bonos corporativos, fue creada en septiembre de 2014 y ha sido manejada desde su lanzamiento por James Tomlins.
Por último, es importante resaltar que la estrategia no corre con riesgo divisa puesto que todas las posiciones distintas al dólar se cubren en el portafolio.