El Banco de China lleva dos días seguidos realizando movimientos para devaluar su divisa, el renminbi. Estos movimientos han sido unos de los más drásticos desde 1994 y están asustando a los mercados, que lo ven como el comienzo de una guerra de divisas, si bien desde Banca March también indican que tiene aspectos positivos: un posible retraso en la subida de tipos de la FED -lo que animará las bolsas a medio plazo- y la flexibilización del mercado chino.
Según el análisis de Banca March, la apreciación del 14% que el renminbi sufrió este último año frente al dólar (casi un 30% en la última década), y también su fuerte apreciación frente a las demás monedas asiáticas, había resultado altamente nociva para las exportaciones del gigante asiático. Durante este año, la economía china se ha desacelerado más de lo planeado, por lo que las autoridades chinas han estado utilizando tanto la política fiscal – extensos planes de inversión en infraestructuras, por ejemplo – como la política monetaria – recortes de tipos de referencia – y, esta semana, se han decidido a intervenir en la política de tipos de cambio.
Y tiene afectados: “Esta decisión orientada a fomentar las exportaciones y encarecer las importaciones preocupa principalmente en Europa y a los productores de materias primas, ya que China es una de las principales potencias importadoras de productos manufacturados y el principal importador de “commodities”. También ha generado preocupación en los países asiáticos, que son competidores y proveedores de China, y que no quieren perder competitividad, lo que ha provocado descensos encadenados en las monedas asiáticas”. Así, este paso se ha percibido como una guerra de divisas.
Como consecuencia de lo anterior, desde ayer ha aumentado la aversión al riesgo en los mercados. Los inversores han comprado deuda de Estados Unidos –activo refugio por excelencia- ante la perspectiva de que la FED espere a subir tipos. Por consiguiente, el euro se ha fortalecido pero las bolsas europeas han caído y acumulan pérdidas notables, encabezadas por las bolsas alemana y francesa. Por sectores, las caídas son lideradas por las principales exportadoras europeas, destacando autos, bienes de lujo, sector distribución y materias primas. En EE.UU. las bolsas americanas también caen aunque de forma más suave.
No todo es negativo
Pero, según Banca March, no todo es negativo. Por un lado, un renminbi más débil implica un dólar más fuerte, por lo que la FED se abstendrá de subir tipos demasiado pronto. Según datos de mercado, la probabilidad de que la primera subida de tipos americanos sea en septiembre, ha bajado. Esto es positivo para la renta variable.
Por otro lado, esta medida va acompañada de un avance hacia la flexibilización del mercado de divisas chino. El fixing diario del renminbi se hará de ahora en adelante tomando en cuenta el precio de cierre del mercado del día anterior. La medida ha sido bien acogida por parte del FMI. Este fortalecimiento del papel del mercado en la determinación de la tasa de cambio es muy positivo para la economía mundial aunque en el corto plazo pueda provocar una mayor depreciación de la divisa y volatilidad.
En este contexto, siguen apostando por las bolsas europeas. “China planteará algunos desafíos a la economía mundial este año, pero no creemos que este paso sea uno de ellos. Por lo tanto, seguimos confiados en la recuperación de Europa, más allá de la demanda desde el exterior, y en la buena evolución de la renta variable europea, por lo que se podría aprovechar estos recortes para entrar al mercado. Por otro lado, no creemos que sea momento de bajar o subir el peso en renta variable emergente por lo que recomendamos mantener posiciones”, dicen en Banca March.