El entorno de bajo crecimiento, baja inflación y bajos tipos que estamos viendo actualmente está aquí para quedarse, durará mucho tiempo. En este contexto, el dinero de los inversores españoles, acostumbrado a estar en activos sin riesgo capaces de ofrecer una rentabilidad atractiva, tiene que moverse. “Alemania ofrece, en su deuda pública, rentabilidades negativas, al igual que la curva de deuda española en muchos tramos y hay que ir a plazos muy largos para obtener retornos, mientras la rentabilidad de los depósitos, de media, es del 0,4%. La rentabilidad de los activos sin riesgo tiende a cero”, comentaba José Miguel Maté, consejero delegado de Tressis, en el marco de una presentación, hace unos días en Madrid, en la que la entidad explicó sus perspectivas de cara a este año.
Por eso, el dinero se ha ido trasladando a los activos con algo más de riesgo, en busca de retornos, ya sea renta fija de más largo plazo o renta variable. Pero el dinero es conservador, y cualquier acontecimiento que distorsiona la idea de que se puede ganar dinero siempre, produce volatilidad. Maté describe la situación como una “trampa”, en la que en la que “no hay rentabilidad sin riesgo, pero si se asume ese riesgo, hay que soportar momentos de montaña rusa”.
En este entorno, Tressis habla de una diferente exposición a los activos de riesgo en función del perfil del ahorrador pero, en general, apuesta por la cautela y la paciencia, sin importarle tener altos niveles de liquidez en espera de un mejor entorno con buenas oportunidades. Por eso, a pesar de las dificultades, se ve capaz de ofrecer “en los próximos meses las mismas rentabilidades que hemos ofrecido a lo largo de los años”: entre un 2%-3% en la cartera conservadora; un 5%-6% en la equilibrada y un 8%-9% en la arriesgada.
Las carteras
En la cartera conservadora, la exposición a activos de riesgo (renta variable y renta fija a largo plazo) está en su nivel más bajo desde 2008, y en la parte más conservadora se centra en oportunidades como la compra y venta de volatilidad. En la cartera equilibrada la exposición también es baja frente a estándares históricos, del 30%-35%, y en la arriesgada tampoco les importa tener altas dosis de liquidez en espera de las oportunidades futuras. “La principal trampa ahora es luchar contra el sentimiento”, dice Maté.
Otra trampa, dice, está en los mercados emergentes, donde aún no es el momento de estar: “Es un error pensar que hay que entrar solo porque están baratos: las caídas por sí mismas no hacen augurar una inminente recuperación”.
Tampoco es el momento de estar en la bolsa española, pues, aunque por valoración esté atractiva, “aún no es el momento”.