Con el aluvión de malas noticias procedentes de China (desde un menor crecimiento a una deuda en ascenso), los inversores han estado evaluando con nerviosismo si el país está en camino de una caída brusca de la economía, lo que tendría consecuencias negativas para el crecimiento mundial.
Sin embargo, estos temores son exagerados, afirma el economista jefe de Robeco, Léon Cornelissen, quien cree que existen tres razones para que no cunda el pánico respecto a China:
- El menor crecimiento está siendo gestionado directamente por las autoridades chinas.
- Las cifras de la deuda exageran el verdadero panorama, aunque haya algunos problemas.
- Todavía tiene que satisfacerse una demanda contenida en este extenso país.
La desaceleración está bajo control
Las últimas cifras muestran que el crecimiento del PIB ha descendido al 7,5% anualizado en el segundo trimestre de 2013, desde el 7,7% del primero, lo que significa que el crecimiento ha caído en nueve de los últimos diez trimestres. El objetivo de crecimiento nacional, del 7,5% para el año, si se alcanza, sería el menor de 23 años.
“La desaceleración del crecimiento está siendo gestionada directamente por el Gobierno chino, y por lo tanto no debería preocuparnos en exceso’’, afirma Cornelissen. “Por supuesto, una China debilitada no representa buenas noticias para la economía mundial – en particular para otros mercados emergentes – pero no la desequilibrará. El Gobierno chino tiene mucha capacidad para absorber los cambios necesarios”.
“El objetivo de crecimiento del 7,5% quedó siempre establecido a un nivel elevado, y no es probable que veamos este nivel de crecimiento el próximo año – probablemente estará más cerca del 6% – pero no deberíamos ser demasiado pesimistas. Todavía es un mercado inmaduro: a la economía de servicios le queda todavía mucho por desarrollarse, y no está ni siquiera a medio camino, en comparación con Occidente”.
Actualmente, el país es el más apalancado del mundo, según los datos de actividad prestataria, que lo sitúa por delante de Estados Unidos, la Eurozona y Japón en distintas valoraciones
La reestructuración de la economía – ahora cómodamente la segunda mayor del mundo – es la prioridad Número Uno para el Consejo de Estado, que emitió las ‘Directrices sobre apoyo financiero para la reestructuración y la transformación económica’ el 5 de julio. “Tienen que abordar los problemas estructurales con las grandes cifras de empresas poco eficaces o insolventes que son subvencionadas por el Gobierno central. Pero no permitirán que la economía se deteriore demasiado rápido, o tendrían que afrontar la agitación social”, concluye Cornelissen.
Un astillero que está lejos del buen orden
El economista jefe dice que el mayor astillero del mundo, Rongsheng, es un buen ejemplo de esto. La compañía registró una pérdida neta de 93,5 millones de dólares el año pasado, a pesar de recibir más de 200 millones de dólares en ayuda estatal, y la decisión de recortar 8.000 puestos de trabajo condujo a violentos enfrentamientos con la policía.
“Se balancea en el borde de la bancarrota, pero las autoridades no permitirán cierres masivos, porque ello causaría un desempleo a gran escala y sería muy desestabilizador desde un punto de vista social”, afirma Cornelissen.
El problema de la deuda se ha exagerado
Con tanto crecimiento como se ha financiado mediante la facilidad del crédito, ¿qué riesgo representa la deuda china? Actualmente, el país es el más apalancado del mundo, según los datos de actividad prestataria, que lo sitúa por delante de Estados Unidos, la Eurozona y Japón en distintas valoraciones. El total de la deuda privada china equivale ahora al 200% del PIB, mientras que el total de activos bancarios asciende al 300%.
Gran parte de ello se ha debido a las medidas de estímulo introducidas tras la crisis financiera global de 2008. Esto protegió al país, pero también potenció la disponibilidad de financiación barata para las compañías públicas y los ciudadanos, suscitando el temor de que se haya creado una burbuja del crédito.
En sus directrices del 5 de julio, los nuevos líderes chinos afirmaron que facilitarían la financiación para las pequeñas empresas, las nuevas industrias estratégicas y el sector servicios, pero que lo restringirían para las empresas grandes, las que contaminan y las que han superado su capacidad. Las reformas coinciden con otras medidas para dominar el sector bancario, particularmente la explosión de productos de gestión del patrimonio, no regulados.
“No deberíamos exagerar los problemas de deuda de China: deberíamos tener en cuenta los enormes activos del Gobierno chino. Si se toman solo las cifras brutas de deuda, entonces nosotros tenemos también enormes problemas en Occidente”, asegura Cornelissen.
Los movimientos de capital son comprensibles
“Tampoco existe un mercado de capitales desarrollado en China, especialmente para el sector minorista”, afirma. “Los tipos oficiales de interés están dando rentabilidades reales negativas, así que es comprensible que el sistema financiero esté tratando de hallar modos de sortearlo, recurriendo a una variedad de productos, y es un proceso natural. Los bancos se están ajustando, pero el Gobierno chino es totalmente consciente del estado de cosas, y una de sus ambiciones es liberar a los mercados financieros internos; y cuando hay voluntad, hay un camino”.
“En algunos sectores de la economía existe una especie de burbuja, por lo que las autoridades están permitiendo que los tipos de interés interbancarios se disparen, pero cualquier resultado negativo sería absorbido por el Gobierno central, y están dispuestas a aceptar ciertos sacrificios financieros y su efecto sobre el crecimiento”.
No olvidemos la demanda interior china
Finalmente, los inversores suelen olvidar el buen tamaño de la demanda interna en un país con 1.350 millones de personas. “Si la economía se debilita con demasiada rapidez, las autoridades intervendrán para idear una expansión propulsada por el consumo interno, y eso es positivo en sí mismo”, afirma Cornelissen.
“Ciertamente, el actual modelo de crecimiento impulsado por las exportaciones no es sostenible, y la economía china debe encontrar un equilibrio orientado hacia el consumo doméstico”.
“Hay una gran demanda contenida del consumidor en el interior de China, con una distribución muy dispar de los ingresos, especialmente respecto a los inmigrantes del campo a las grandes ciudades, con sueldos inferiores. Las medidas para mejorar el estatus de estos inmigrantes desencadenarán una gran demanda que está siendo contenida, y no es algo muy difícil de proyectar”.