El comportamiento de los inversores, además de por la racionalidad, se guía por las emociones y los sentimientos. Conscientes de su impacto en los mercados, las gestoras se han apuntado al estudio y la aplicación de las finanzas del comportamiento. Fidelity Worldwide Investment, M&G Investments y GVC Gaesco Gestión son tres pruebas de ello, aunque cada entidad utiliza el behavioural finance de forma diferente, según explicaron en una reciente conferencia sobre “Oportunidades de Inversión en un escenario de bajos tipos de interés”, organizada por la asociación de empresas de asesoramiento financiero Aseafi.
Jaume Puig, director general de GVC Gaesco Gestión, cita a los premios Nobel de Economía Fama y a Schiller como expertos en la materia: “Los precios pueden desviarse del valor de las cosas, como dice Schiller, pero vuelven al equilibrio finalmente, como defiende Fama. Los dos tienen razón y aprovechamos esos movimientos”. Puig destaca la forma en que aplican las finanzas del comportamiento de forma constante a través de las 17 estrategias que actualmente conforman uno de sus fondos insignia de retorno absoluto; estrategias que se basan en sendas ineficiencias del mercado. “Buscamos, entendemos las ineficiencias y las modelizamos para aprovecharlas como oportunidades de inversión”. Porque “tomamos decisiones no por lo que son las cosas sino por lo que pensamos que son”.
Puig pone algunos ejemplos: aprovechan los momentos en los que la confianza de empresarios, consumidores e inversores está en momentos extremos, puesto que, a pesar de que saben que hay ciclos económicos, “cuando hay euforia, los empresarios invierten como si el ciclo fuera a durar toda la vida y al revés cuando hay exceso de pesimismo”. Así, cuando hay confianza Gaesco invierte en renta variable, pero cuando hay euforia empieza a deshacer posiciones. Cuando ve desconfianza desinvierte, pero si el sentimiento negativo es extremo, empieza a comprar. También aplica una estrategia que invierte según evoluciona la ratio de Sharpe debido a la volatilidad de los mercados, y otra que toma decisiones de inversión según los flujos hacia los fondos, teniendo en cuenta el efecto retrovisor (el inversor invierte cuando parte de la subida ya ha pasado). Así, cuando éstos son excesivos hacia la renta variable, desinvierte, y al contrario.
En general, si detectan una estrategia para aprovechar una ineficiencia muy potente pueden llegar a lanzar un fondo basado en ella pero normalmente incorporan los nuevos descubrimientos al grueso de ineficiencias detectadas a lo largo de los años, que, dice Puig, siguen plenamente operativas.
En general, Puig propone esa estrategia de retorno absoluto –para ganar lo máximo con las mínimas oscilaciones- como mejor forma de aprovechar las finanzas del comportamiento porque, aunque reconoce que casi todas las bolsas menos la estadounidense están baratas, es consciente de que el descuento puede cerrarse en un periodo de tiempo de un año. “Hay un desequilibrio de sobreinversión en bonos y escasa inversión en acciones que ha durado desde 2008 a 2012 y solo se ha empezado a corregir el año pasado. La renta fija está cara y preveemos nuevas subidas en los tipos largos, pero eso no impide que la deuda pueda seguir cara otros tres años y la bolsa cierre sus descuentos en un año”. En el ámbito de negocio, los planes de la gestora pasan por dar el salto a Luxemburgo para captar al cliente internacional, si bien es algo que harán a medio plazo.
Behavioural finance en el asset allocation
En M&G Investments las finanzas del comportamiento se aplican a la hora de realizar la asignación de activos, según explicó Craig Moran, gestor adjunto del M&G Dynamic Allocation. Ante la imposibilidad de hacer predicciones macroeconómicas, el equipo se centra en los fundamentales y la valoración de los activos, que son los que deberían guiar al mercado. Sin embargo, solapada con esa tendencia teórica existe el factor humano, que provoca gran parte de la volatilidad y que a veces va en contra de los fundamentales (como a principios de 2013, cuando los beneficios caían pero empezaba a triunfar el optimismo en los mercados). De ahí que, en las carteras, apliquen una capa de análisis del comportamiento para explicar y aprovechar mejor las señales que ofrecen las valoraciones. “En la cartera del fondo buscamos oportunidades derivadas de un exceso de optimismo o pesimismo de los mercados”, explica Moran.
En definitiva, en la gestora han creado un marco para comprar y vender a precios más adecuados, teniendo en cuenta el factor humano, extendiendo el concepto de sentimientos y emociones e identificando errores sistemáticos, tanto suyos como de otros, lo que les permite reconocer y entender esos errores y tomar mejores decisiones de inversión. Y ese entendimiento de que los inversores son seres humanos les lleva ahora a sobreponderar en la cartera renta variable, sobre todo europea y emergente. “Después de 2013 los mercados de acciones del mundo desarrollado aún ofrecen recompensa, pero están cerca de su valor justo. Donde vemos más interés es en renta variable europea y de mercados emergentes”. Sobre todo en estos últimos, el pesimismo es ahora la tónica y por eso las rentabilidades compensan ampliamente. Además, los fundamentales acompañan, con un crecimiento en aumento, una moderada inflación y una política monetaria acomodaticia duradera en el mundo desarrollado. “No vemos la posibilidad de que suban los tipos pronto; las políticas seguirán apoyando el crecimiento”. De ahí que la cartera está expuesta en un 40% acciones, aunque con menor sobreponderación que el año pasado.
En renta fija tiene otro 50%, apostando tanto por deuda emergente (por su precio atractivo y atractiva fuente de retornos) y también por bonos de gobiernos de larga duración, a 30 años, víctimas del sell off del año pasado. “El año pasado la renta fija pública estaba muy cara pero tras la intervención de Bernanke con la amenaza del tapering devolvió algunos bonos a precios más realistas, tanto en el mundo desarrollado como emergente”. En la gestora aprovecharon para vender aquellos activos que más se encarecieron al actuar como refugio en esos momentos pero compraron los que sufrieron mayores ventas injustificadas y por eso cuentan con bonos a 30 años en las carteras.
Las rentas: una demanda inversora
En Fidelity, aprovechan una de las tendencias más claras del comportamiento de los inversores: la búsqueda de rentas. “El inversor final busca rentas pero ya pasado de hacerlo en acciones y depósitos a fondos”, explica Óscar Esteban, director de Ventas de la gestora. Para dar respuesta a esa demanda, Fidelity opta por tres tipos de fondos: fondos de deuda de alta rentabilidad, de renta variable y multiactivos (para ofrecer rentas de entre el 5% y el 5,5%) y además, para dar respuesta a la necesidad de liquidez diaria, ha traído a Europa fondos con rentas mensuales, con cupón variable o fijo, muy populares en Japón para completar la pensión de jubilación.
Esteban destaca cómo el high yield ofrece un cupón estable históricamente, aunque los precios varíen. Aunque actualmente ese cupón es más atractivo en Asia que en EE.UU. y Europa, actualmente se está centrando en Europa, porque tiene menos riesgo y ofrece oportunidades interesantes. “Es un activo estratégido y no solo táctico en la búsqueda de cupón”, apostilla. En renta variable, apuesta por los llamados dividendos aristócratas, aquellos capaces de pagar al accionista de forma sostenible y sin recurrir a técnicas dilutorias como ampliaciones de capital. Es decir, empresas que ofrezcan dividendos pero con baja volatilidad; por eso “no todo vale”. Por ejemplo, señala que Australia tiene empresas con dividendos muy altos pero para pagarlos destinan el 74% de los beneficios, además de que hay una menor diversificación sectoral. Sin embargo, en EE.UU. las ratios de payout son del 34%, por lo que las empresas están más saneadas y el mercado más diversificado. Fidelity opta por esta estrategia desde una perspectiva global.