La evolución del dólar, los tipos de interés y las valoraciones de las materias primas son los tres elementos que, según BNY Mellon, permiten hacer una mejor aproximación sobre la deuda local de mercados emergentes. Para Federico García Zamora, director de Gestión de Renta Fija Emergente en Standish, parte de BNY Mellon, dominando y comprendiendo estos tres factores, “se puede capturar mucha más rentabilidad en estos mercados”.
Para García, la historia de los mercados emergentes es un ejemplo de superación, tras haber salido de la crisis de los últimos años; lo que les ha permitido volver al escenario principal para los inversores. “El inversor ya no piensa en ellos como un sinónimo de riesgo”, matiza.
En su opinión, para seguir de cerca la evolución de estos mercados y hacer una asignación más optima de las oportunidades que puede ofrece la deuda local a las carteras globales es necesario analizar qué se puede esperar de estos tres factores.
En primer lugar, la evolución del dólar es importante porque mucha de la deuda de los países emergentes está referenciada a esta moneda o se emite en dólares; en este sentido García considera que “el dólar va a bajar” tras el proceso de apreciación que comenzó en 2011. Según explica, “en los últimos seis años el dólar ha subido un 27% en términos reales marcado por tres hitos: el inicio de la crisis en Europa en 2011, el anuncio del tappering en 2013 y el desplome del precio del petróleo en 2014”.
Su previsión se basa en el argumento de que la administración Trump intentará mantener un dólar bajo en sintonía con China. “Si sube el dólar, sube el déficit por cuenta corriente de Estados Unidos. Obama intentó controlarlo, pero finalmente no pudo evitar el alto endeudamiento del país. En cambio, la nueva administración quiere mantener un déficit bajo”, apunta.
Respecto a lasmaterias primas, García señala que “ya hemos visto lo máximos y los mínimos que pueden llegar a alcanzar, sobre todo ya sabemos cuál es su suelo; en particular el del petróleo”. Por eso considera que inician una etapa de estabilidad, sobre todo el petróleo “gracias a la evolución de las tecnologías y al nuevo mercado de productores”, matiza. Según sus previsiones, éste mantendrá un valor de equilibro en torno a los 50 dólares el barril.
Por último, prevé que los tipos de interés vayan elevándose poco a poco, pero “de una forma mucho más gradual que lo que dice la Fed”. En su opinión, la presión de la inflación aún no es lo suficientemente fuerte como para justificar una subida rápida de los tipos que, además, “sería peligrosa para el mercado”. Como el resto de los analistas, coincide en defender que una subida brusca sería negativa para las valoraciones del mercado.