“La renta fija corporativa se presenta en estos momentos de incertidumbre por la crisis sanitaria mundial, no ya como un valor refugio, sino como una oportunidad de inversión aconsejable”. Así lo aseguran los gestores de Trea AM.
Al igual que sucedió con las crisis de 2008 y 2018, la gestora considera que la renta fija corporativa también tendrá, en esta ocasión, un buen comportamiento a medio plazo. En 2008, el mercado de high yield cayó un 34%, no obstante, al año siguiente, recuperó un 75%. Lo mismo ocurrió en la crisis de 2018, donde el mercado cayó un 3,6% y en 2019 recuperó un 11%.
Por ello, la gestora apuesta por la renta fija corporativa debido a, en primer lugar, el intervencionismo en los mercados financieros de los grandes bancos centrales. “La Fed, el BCE, el Banco de Japón y el Banco de Inglaterra están inyectando cantidades ingentes de dinero con el objetivo de calmar la volatilidad y evitar o paliar la subida de rentabilidades”, añaden desde Trea AM.
Al mismo tiempo, las medidas fiscales que están anunciando los distintos gobiernos destinadas a ayudar a las empresas y ciudadanos que atraviesan dificultades y las decisiones que están adoptando muchas compañías como recortar sus dividendos o ajustar sus costes, apoyan esta apuesta.
Por último, la gestora recuerda que la recuperación de la economía puede ser rápida en términos generales cuando salgamos del confinamiento, y en especial en algunos sectores que no se han visto tan afectados como farmacéuticas, energía expetróleo, limpieza, logística, agricultura y servicios jurídicos, entre otros.
“La renta fija corporativa es el tipo de activo más adecuado para la recuperación, ya que las empresas se encuentran mucho más saneadas que en crisis anteriores y es un activo de menor riesgo que la renta variable, que en este momento ofrece una alta volatilidad”, concluye Ascensión Gómez, gestora responsable de renta fija en Trea.