2020 toca a su fin y los inversores tienen la vista puesta en identificar cuáles serán las principales tendencias de inversión que brindarán oportunidades durante la próxima década. Junto a las que ya hemos visto durante todo el año, como la tecnología, el medio ambiente y la salud, se suma una más: la economía de la recuperación.
A nivel mundial, los gobiernos emitieron billones de dólares de deuda para conceder ayudas a las empresas y los trabajadores afectados. De hecho, en EE.UU., se calcula que aproximadamente el 75% de los trabajadores que perdió su empleo en realidad obtuvo ingresos superiores debido a la mejora de las prestaciones por desempleo. Estas medidas ayudaron a impulsar la recuperación cuando los contagios disminuyeron en verano.
En opinión de Joseph Little, Global Chief Strategist, HSBC Global Asset Management, la característica más sorprendente de los mercados financieros en 2020 ha sido el ritmo del ciclo del mercado. “La velocidad sin precedentes de los acontecimientos combinados con la implacabilidad de los eventos que mueven los mercados ha dificultado que los inversores recuperen el aliento este año”, explica Little.
Una consecuencia importante de la crisis y del rápido repunte de 2020 es que la evolución del mercado de capitales se ha desplazado a la baja y se ha aplanado. ¿Qué podemos esperar el próximo año? “Nuestra previsión es que la depresión económica en las economías desarrolladas se mantenga en el primer trimestre del año y, posiblemente, en el segundo. Sin embargo, a partir del segundo semestre, podría registrarse un repunte importante de la actividad, después de que se hayan facilitado las vacunas, se libere la demanda acumulada y la vida comience a recuperar la normalidad”, apuntan desde JP Morgan AM.
Principales previsiones
Según el experto de HSBC Global AM, en 2021 nos enfrentamos a un período más intenso de rendimientos inferiores a lo esperado, lo que requiere una prudente gestión.
“En estos momentos, nos encontramos en una fase de restauración de la economía. El ritmo adecuado de la recuperación, e incluso si podemos esperar una reflación más rápida en 2021, depende de dónde estemos en el mundo, de la vacuna y del respaldo en materia de normativa. Un año de recuperación económica continua debería servir de apoyo a los beneficios. Además, espera que los impagos de créditos alcancen su punto máximo en el primer trimestre de 2021. Eso significa que, en términos de posicionamiento de la cartera, es demasiado arriesgado estar vendiendo o infraponderando la economía de restauración. Una posición sobreponderada en acciones sigue teniendo sentido, pero la asignación regional tendrá que adaptarse a lo largo del año para reflejar los nuevos acontecimientos y la evolución de las tendencias macroeconómicas”, argumenta Little.
En este sentido, considera que un mayor estímulo o una vacuna más rápida favorecerá a los mercados rezagados a partir de 2020, como Europa, América Latina y la ASEAN, mientras que el norte de Asia y los Estados Unidos, los triunfadores de este año, seguirán siendo considerados como refugios relativos. “Posicionarse para que los rezagados se pongan al día tiene sentido por ahora, pero es importante estar activo”, añade el experto de HSBC Global AM.
Según las previsiones de Mathilde Lemoine, economista jefe del Grupo Edmond de Rothschild, el repunte en Asia, junto con el fenómeno de la demanda acumulada en Europa y Estados Unidos debería impulsar el crecimiento del comercio mundial en 2021, a pesar de las tensiones estructurales entre China y Estados Unidos.
«Los rendimientos del tesoro a largo plazo de EE.UU. aumentarán a lo largo de 2021 hasta un promedio del 1,8% en 2022. Sin embargo, la Reserva Federal dirigirá la curva de tipos para evitar que suba demasiado. Además, las tasas a corto plazo deben permanecer bajas. El banco central de Estados Unidos no sólo ha anunciado que intentará alcanzar un objetivo de inflación del 2% a corto plazo, sino que también esperamos una orientación más explícita a futuro como resultado del control de la curva de rendimiento del tesoro a tres años (control de la curva de rendimiento). Al mismo tiempo, el aumento de las compras de activos por parte del Banco Central Europeo podría pesar sobre el euro a principios de 2021. Sin embargo, si el despliegue de la vacuna se produjera más rápida y eficazmente de lo previsto, sería una noticia especialmente buena para la eurozona, cuya economía se ha visto más afectada por los confinamientos y las restricciones de movilidad», apunta Lemoine.
Bancos centrales, gobiernos y cambios
Para Azad Zangana, economista senior de Europa de Schroders, algunas de las oportunidades de inversión vendrá al calor de las medidas políticas de los gobiernos y de los bancos centrales. Por ejemplo, en Europa, considera que las medidas de estímulo y la política monetaria del BCE deberían apoyar la renta variable europea en 2021. Además, los fondos para la recuperación llegarán en 2021, con especial atención al programa Próxima Generación de la UE, dotado con 750.000 millones de euros. Una inversión que está diseñada para construir una Europa más verde, más digital y más resistente.
«Se está produciendo un importante estímulo fiscal en Europa y en Estados Unidos, ya que la recuperación tras el COVID-19 es prioritaria. El énfasis en una recuperación verde es alentador y debería apoyar a las acciones relacionadas con la energía renovable, por ejemplo”, explica Skanberg. En general, a medida que los efectos de la pandemia se desvanecen y la economía se recupera, cabría esperar que las áreas más sensibles al ciclo lo hagan bien: “Esto también podría incluir las acciones que se beneficiarán de la reapertura de las partes de la economía más afectadas por el coronavirus, como las empresas de ingeniería aeronáutica, por ejemplo».
En este sentido, los analistas de JP Morgan AM apuntan que los inversores tendrán que estudiar y abrirse más a las diferentes zonas geográficas y activos para aumentar las rentabilidades. “Merece la pena plantear cambios regionales en la asignación. China ha evitado las nuevas olas de contagio del virus que han reaparecido en otros países, aparentemente gracias a la sofisticación de su sistema interno de pruebas y rastreo, y a los estrictos controles de las fronteras exteriores. Esto le ha permitido recuperar de manera notablemente rápida los niveles de actividad previos a la crisis”, sostienen en su último outlook.
Según la gestora, los inversores también deberían tener cada vez más en cuenta factores de carácter medioambiental, social y de buen gobierno a la hora de construir sus carteras. “Se prevé que el presidente electo Joe Biden apueste por medidas de lucha contra el cambio climático, tal como comentamos en el capítulo Impulso mundial de la lucha contra el cambio climático. Los responsables de políticas recurrirán a un gran número de incentivos normativos y políticos diferentes para garantizar que el capital público y privado se vuelque en abordar el cambio climático”, destacan desde JP Morgan AM.
Tendencias que continúan
Sobre dónde poner el ojo el próximo año, Nicholas Bratt, gestor de la estrategia Lazard Global Thematic Equity de Lazard AM, apuesta por las tendencias que ya existían y que la pandemia del COVID-19 ha acelerado. “Las constantes transformaciones en un contexto de economía universal y amenazas medioambientales, los cambios sociales y el avance de la tecnología presentan nuevas oportunidades de inversión que solo pueden ser identificadas con una visión amplia, sólida, flexible y a largo plazo”, destaca Bratt.
Entre las grandes megatendencias, el gestor sitúa la automatización eficiente, el empoderamiento de los consumidores, los programas informáticos, la atención de la salud en los países desarrollados, y la transición energética. “En grandes líneas, todos los motores de progreso que hacen avanzar el mundo a nivel político, económico y social”, añade.