Como consecuencia del grave impacto del coronavirus, los inversores se verán obligados a pagar una prima por las empresas que repartan buenos dividendos. Así lo afirma Vincent McEntegart, gestor de multiactivos en Kames Capital. La paralización de muchas de las principales economías mundiales ha llevado a un gran número de empresas cotizadas a eliminar o reducir drásticamente los dividendos para proteger el capital.
En Reino Unido, empresas como Marks & Spencer o ITV han suspendido sus dividendos en las últimas semanas. Además, la petrolera Royal Dutch Shell recortó en abril su dividendo por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial. McEntegart, que cogestiona el Kames Global Diversified Income Fund, cree que los inversores no tardarán en verse obligados a pagar precios mucho más altos por las empresas que reparten rentas sostenibles, debido al gran número de compañías que tendrán que recortar sus pagos, o que ya lo han hecho.
“El confinamiento ha dado lugar a una situación sin precedentes y bastante generalizada en lo que se refiere a los recortes de dividendos. Los consejos de administración de las empresas han optado por retener el capital y no pagar dividendos, a pesar de que ahora mismo los mercados de bonos están dispuestos a prestar a las empresas a tipos de interés muy atractivos”, asegura el gestor.
Además, desde la firma subrayan que la tesis de inversión en activos que generen rentas ganará fuerza a partir de ahora, sobre todo debido a que los tipos de interés se mantendrán probablemente en niveles muy bajos durante más tiempo y los rendimientos de los bonos son ahora más bajos que nunca. En consecuencia, desde Kames Capital apuntan a un aumento en la demanda de activos que ofrezcan algún tipo de renta sostenible.
“Un múltiplo más alto puede estar justificado en el caso de una acción que pague un dividendo atractivo y creemos que el mercado estará dispuesto a pagar ese múltiplo”, añade McEntegart. Además, el gestor advierte que los inversores deberían comprar ya esos títulos, no solo por las rentas que generan, sino por la posibilidad de que aumenten los precios.
Tras las correcciones que sufrió el mercado en marzo, McEntegart añadió a la cartera Tesco, que ofrece una rentabilidad atractiva y características defensivas, y la inmobiliaria británica Grainger, que opera en el sector del alquiler privado, relativamente defensivo. “No obstante, la escasez de empresas británicas que repartan dividendos atractivos hace que el enfoque global del fondo resulte más importante que nunca”, recuerda el experto.
Así, los gestores han abierto posiciones en la cadena de supermercados holandesa Ahold Delhaize y en la proveedora de electricidad Energias de Portugal. En Estados Unidos, el equipo ha incorporado a la cartera al gigante del sector de bebidas y alimentación Pepsico y a Digital Realty, empresa que posee y opera almacenes digitales para las grandes empresas tecnológicas. En Asia, McEntegart y el equipo destacan a la taiwanesa Delta Electronics y a la japonesa KDDI, que ofrece telefonía móvil y banda ancha.
Estos cambios se han producido a expensas de otros sectores como restauración o banca, áreas en las que el gestor cree que más empresas podrían recortar o suspender sus dividendos, sobre todo si se produce una segunda ola de contagios de COVID-19.
“Es difícil saber qué sucederá en caso de una segunda oleada, pero no descartamos que ocurra, por lo que hemos reforzado la cartera”, asegura el gestor. Además, la reacción de los reguladores europeos, que insistieron en que los bancos no pagaran dividendos, “tuvo un efecto dominó y las aseguradoras se vieron muy presionadas para no pagar, aunque me complace poder decir que resistieron esa presión”, subraya McEntegart.
“Sin embargo, no anticipamos una disminución de la presión sobre los bancos, por lo que, de momento, preferimos evitarlos. Ese deseo de los reguladores de que los bancos retengan el capital ha influido en que muchas otras empresas hayan recortado sus dividendos”, concluye el gestor de Kames Capital.