El ciclo de bajos tipos de interés que vive la economía se ha convertido en un riesgo tanto para los inversores como para la gestión de las carteras. Las implicaciones que tiene esta curva tan plana y baja de tipos ocupó gran parte del debate sobre actualidad dentro del encuentro Impacto de la directiva MiFID II en la Actividad de los Asesores Financieros, que organizó el diario Expansión recientemente en Madrid.
Esta inquietud se puso de relevancia en la primera mesa, que estuvo moderada por Alicia Jiménez, fundadora y socia directora de Funds Society y Futuro a Fondo. “Los tipos son un riesgo porque no se adaptan a la realidad. El contexto de crecimiento económico nos hace ver que no tienen sentido los actuales niveles de tipos. Como es lógico, solo podemos esperar que la tendencia cambie y los tipos suban, como ya está haciendo la Fed en Estados Unidos», explicó David Ardura, subdirector de Gestión de Gesconsult, participante en esta primera mesa. Y eso supone todo un reto para los mercados.
En este sentido, existe un claro consenso sobre una próxima subida de tipos –al menos una más en 2017–, una tendencia que debería continuar en 2018. “Los tipos, subir subirán porque tiene todo el sentido del mundo, lo que no sabemos es cuándo el BCE lo hará, o si dará prioridad a la retirada de los estímulos del programa QE», insistía Ardura.
Una opinión que también comparte Salvador Isasa, director general de Mercados de Inversis Banco, quien quiso llamar la atención sobre la principal consecuencia que tiene esta situación para el inversor, más allá de las bajas rentabilidades. Según exponía durante el diálogo, “los tipos actuales son antinaturales, por lo que no nos estamos dando cuenta de los riesgos que tenemos delante. Igual hay demasiada inversión en activos con riesgo en esa búsqueda de mayores rentabilidades». A esto se suma, según Isasa, la propia percepción que tenemos del riesgo. Esos tipos bajos, junto al hecho de que “estamos en niveles mínimos de volatilidad», hace que «no exista esa sensación de riesgo», apuntaba durante el debate.
Asignación de activos
Otra cuestión es cómo impactan esos tipos bajos en el crecimiento económico, lo que hace cuestionarse la naturaleza del crecimiento que las economías de la eurozona están registrando. “Hay algo que no cuadra si relacionamos el crecimiento actual y los tipos: vemos que parte de ese crecimiento tiene en los tipos bajos una muleta”, advierte Isasa. Por eso, una de las grandes dudas que los analistas y gestores tienen es cuál será el comportamiento de los mercados y cómo evolucionarán las valoraciones cuando el Banco Central Europeo (BCE) comience a subir tipos.
Este retrato del entorno deja sobre la mesa un gran reto de cara a la asignación de activos: ¿dónde obtener mayor rentabilidad? En general, los profesionales ponen sus ojos en la renta variable. “Ante la subida de tipos que hay en el horizonte y el momento del ciclo en que estamos en Europa, creo que hay que apostar por empresas que se puedan aprovechar del ciclo, por ejemplo, bajo la óptica de nuestras carteras, el sector financiero y en el papel. Creo que es un momento para estar apalancado en el ciclo”, explica Ardura. En este sentido la clave parece estar en invertir en sectores que se beneficien de la subida de tipos.
Hoy por hoy, en opinión de Carla Bergareche, directora general para España y Portugal de Schroders, “los mercados han corrido mucho y parece lógico que necesiten un respiro”. Con parón o no en el rally de las bolsas, que en Europa llegaron a subir entre un 35% y un 50% tras eventos como el Brexit o la elección de Trump, Bergareche considera que las valoraciones son altas. Con todo, explica que todavía «en Europa se espera una mejora de los márgenes de las empresas, algo que ya han vivido en Estados Unidos, por lo que la bolsa podría tener algo más de recorrido”, explica.
Según Jesús Sánchez Quiñones, director general de Renta 4 Banco, “las valoraciones en Europa son más atractivas que en Estados Unidos en renta variable. En su opinión, la última «es una economía que lleva ocho años de ciclo y eso hace pensar que haya un agotamiento”.
Respecto a las opciones que hay en renta fija, Bergareche se muestra muy clara: “La renta fija está cara y supone mayor riesgo a la baja que potenciales ganancias. En general, los inversores se han dirigido al high yield, al investment grade y a la deuda corporativa, cuyas rentabilidades han ido bajando». Ahora bien, también considera que se pueden encontrar oportunidades en la deuda local de países emergentes. “En concreto en aquellos países que ya han superado la crisis, que han experimentado una corrección en sus divisas y que tienen tipos altos; países como Brasil, India o Rusia”, señala.
Poner en valor la gestión activa
Así las cosas, la clave es reaccionar y ajustar las carteras para intentar dar mayor rentabilidad a los inversores mostrando así la capacidad de los gestores frente a la gestión pasiva. “En ciertos mercados, como por ejemplo el estadounidense, es difícil batir a los índices, en cambio en otros, como el europeo, el japonés o los emergentes es más sencillo. De todas formas, en ciclos más adelantados pesa más el análisis de los fundamentales de las empresas”, apunta Bergareche para referirse a cómo el contexto actual de mercado puede poner en valor de nuevo la gestión activa.
El hecho de considerar la situación actual de los tipos un riesgo no ensombrece los otros peligros que estos profesionales identifican en mercado, y que están liderados por la geopolítica. «Trump sin duda es un factor a tener en cuenta y lo que hay que valorar son las decisiones que toma, no el show mediático que genera. Así que es importante ver qué ocurre con la reforma sanitaria y la reforma fiscal porque el mercado ya ha descontado todas estas buenas noticias», aconseja Sánchez Quiñones.