“La inversión siguiendo criterios ESG no es una moda, es una realidad y el camino hacia el que transitan inversiones e inversores. Es un modelo de inversión que ha convertido una inversión con condiciones en una inversión con ventajas competitivas”, con esta determinación Thierry Bogaty, jefe de SRI Expertise de Amundi, explica hacia dónde evoluciona esta tendencia. En su opinión, invertir bajo estos criterios se ha vuelto popular porque “es natural e innato a la persona”, señala.
Por eso considera que lo lógico es que, paulatinamente, los criterios ESG –enviromental, social y gobernance, por sus siglas en inglés– se incorporen como un elemento más dentro del análisis que las gestoras hacen de los activos, antes de invertir. Así lo han hecho en Amundi, quien además interpreta que estos criterios son comunes a cualquier mercado, lo cuál se convierte en una herramienta para homogeneizar los valores y abordarlos durante el proceso de análisis.
Tras años de experiencia Bogaty defiende que contar con los criterios ESG a la hora de asignar activos se ha convertido en una “ventaja competitiva” para el inversión porque “ayuda al comportamiento de la inversión”.
En este sentido defiende que hay cinco elementos clave que van a potenciar este tipo de inversión: “Reduce el riesgo, optimiza el retorno, responde al sentido moral que demanda el inversor, no crea dudas sobre posible incumplimientos legales y abre nuevas oportunidades de inversión en sectores o activos que pasan más desapercibidos en el mercado”. En especial, Bogaty, hace hincapié en el riesgo de la inversión se limita desde le punto de vista “reputacional, operativo, regulatorio y financiero”.
Esto le lleva a pensar que “en 2020, en un periodo de dos o tres años, la mayoría de las carteras tendrán un mandato de inversión socialmente responsable (ISR), en gran medida debido a que los propios inversores son los que cada vez demandan que sus inversiones sean sostenibles”. Y matiza que en la base de esa tendencia que conocemos en el mercado con las siglas ISR, se encuentran estos criterios. “Y esto será válido para todo tipo de activos, bien sean bonos de empresas o de gobiernos, o bien sean participaciones de grandes o pequeñas empresas”, aclara.
Inversores
Desde Amundi defienden que incorporan estos criterios en sus análisis, lo cuál complementa el análisis financiero y bottom-up que realizan. Además, aplican criterios de exclusión, por ejemplo determinados sectores o países, y tienen en cuenta el impacto positivo que tendrá la inversión en el entorno. “Estimamos tanto el impacto social como el impacto medioambiental de la inversión”, apunta.
En esta expansión imparable, para Bogaty el principal reto está en acercar este tipo de inversión a los inversores particulares. “Siguen siendo los inversores institucionales quienes tiran de este mercado, el retail es diferente. Sí es cierto que cuando nos sentamos con él, es complicado explicarlo porque a veces resulta muy técnico, pero en cuanto comprende el impacto y la responsabilidad que entraña, conecta con ello”, explica. En Amundi, la forma de acercar este tipo de inversión al particular es a través de fondos temáticos y mostrando que no se pierde retorno.