Durante los últimos 30 años, la inversión en valores de pequeña capitalización ha generado un amplio debate. Las estadísticas a largo plazo sugieren que las empresas más pequeñas evolucionan mejor que las compañías más grandes. El consenso en el mercado es menor cuando se habla sobre las razones de esto. Las explicaciones van desde la afirmación de que las pequeñas empresas ofrecen una prima de riesgo a cambio de una menor liquidez, a que la escasez de research sobre este tipo de empresas significa que cualquier nueva información tiene un mayor impacto en las acciones, pasando por el argumento de que las pequeñas empresas, en conjunto, tienden a crecer más rápido que las grandes.
Cualquiera que sea el caso, a pesar de que las ‘small caps’ en Estados Unidos han tenido un comportamiento un 10% por debajo de las grandes compañías en los últimos dos años, si nos fijamos en un periodo más largo de tiempo, sus cifras de rentabilidad son mucho mejores. Entonces, ¿qué podemos esperar de cara al futuro?
En realidad, las perspectivas para todos los inversores son turbias, estiman los expertos de Schroders. Desde la tecnología punta más disruptiva, al persistentemente bajo crecimiento, están haciendo que sea más fácil detectar a los perdedores y a los ganadores. Los retos abarcan todo, desde las preocupaciones medioambientales que abren multitud de preguntas sobre el futuro de la economía basada en el carbono, a los avances de la inteligencia artificial que podrían reemplazar a más de 230 millones de trabajadores en todo el mundo.
En estas circunstancias, y contrariamente a lo que suele pensarse, la firma estima que puede encontrar a los ganadores entre el universo de empresas más pequeñas, menos conocidas e investigadas que entre sus hermanos mayores. “En vista de que la innovación y los avances tecnológicos avanzan a un ritmo sin precedentes, las empresas que son ágiles están mejor equipadas para mantenerse al día con estos cambios. En este entorno, tener una marca fuerte, una gran base instalada y una amplia red de distribución no son necesariamente los activos más importantes”, dicen.
Sin embargo, los períodos de innovación disruptiva inevitablemente crean perdedores y ganadores. Schroders pone como ejemplo la burbuja punto com. Durante la mayor parte de este tiempo, el índice de empresas de pequeña capitalización de Estados Unidos obtuvo un rendimiento inferior al índice de compañías de gran capitalización (Gráfico 2, izquierda). “Sin embargo, cuando dividimos el universo de las ‘small caps’ en varios sectores, la historia es muy diferente. Las pequeñas empresas farmacéuticas, de biotecnología y software superaron al S&P 500, el índice donde cotizan las empresas más grandes. Mientras que las industrias tradicionales, tales como la banca y el comercio minorista, se quedaron rezagadas (Gráfico 2, derecha). Esto demuestra lo importante que es ser capaz de elegir de forma activa a los ganadores cuando se produce la disrupción”, cuenta.
Para Schroders, lo que a menudo deja a las empresas tradicionales en desventajas cuando se trata de desarrollar o adoptar una innovación es el temor a canibalizar sus ingresos actuales. Por el contrario, las empresas más pequeñas y más nuevas que no están vinculadas a un producto establecido tienen más incentivos para canalizar los recursos hacia la siguiente innovación disruptiva.
La tecnología médica es un buen ejemplo de esto, pero hay más. Entre ellos podemos citar a los grandes proveedores de tecnología que operan en los mercados en donde el «ganador se lleva todo». Aquí las denominadas empresas FANG que tienen la tecnología dominante (Facebook, Amazon, Netflix y Google) a menudo utilizan sus sustanciales reservas de efectivo para comprar pequeños competidores. Para los inversores en las acciones de estas ‘small caps’ que cotizan en bolsa, esto es claramente una buena noticia, aunque puede limitar sus oportunidades de obtener ganancias aún mayores.
“Por supuesto, no todas las pequeñas empresas de tecnología cotizan en bolsa. Dado que cuentan con perspectivas de rendimiento bajo, la financiación de capital de riesgo es muy popular y, a menudo es más fácil de conseguir que otras fuentes de financiación (Gráfico 3). En este entorno, las empresas innovadoras pueden seguir sin salir a bolsa mucho después de la etapa de desarrollo, lo que niega a los inversores la oportunidad de invertir en la empresa cuando está en la fase de crecimiento rápido”, escribe la gestora en uno de sus últimos análisis de mercado.
Por ejemplo, el fabricante de coches eléctricos Tesla empezó a cotizar cuando estaba valorado en más de 2.000 millones de dólares, mientras que Uber sigue siendo una compañía que no cotiza en bolsa pese a estar valorada en 50.000 millones de dólares. Sin embargo, esta claro que entre el universo de empresas que cotiza en bolsa ofrece una granoportunidad para encontrar las empresas destinadas a lograr la próxima tecnología disruptiva. Por ejemplo, a finales de febrero, el sector de la tecnología representaba el 3,8% del índice FTSE SmallCap, más del doble que en el FTSE All-Share o el FTSE 100. Aproximadamente el 65% de las empresas que cotizan en el Nasdaq estadounidense están valoradas en 500 millones de dólares o menos.
Más allá de estas características generales, Schroders identifica una serie de áreas específicas donde las empresas más pequeñas gozan de ventajas no necesariamente compartidas por sus rivales más grandes:
- Nichos de mercado sin cubrir
- Poder de fijación de precios
- Mejores balances
- Inversiones socialmente responsables
- Perfil más bajo
“Teniendo en cuenta las perspectivas de bajo crecimiento económico y el aumento de problemas tecnológicos, creemos que los inversores deben prestar especial atención a las empresas de pequeña capitalización. Este entorno hará la vida más difícil para las grandes empresas, mientras que las empresas más pequeñas tienen la oportunidad de ganar cuota de mercado y crecer más rápido que el mercado. En un momento de cambio tecnológico, social y regulatorio sin precedentes, las pequeñas empresas pueden ser capaces de operar «por debajo del radar» y dominar los nichos que pueden crecer a la luz de estos cambios. Los inversores tendrán que evaluar cada empresa en particular y no deben basarse en la suposición de que la prima que ofrecen las pequeña empresas funcionará de forma general. Hay que ser capaz de separar el grano de la paja y esto, será de vital importancia para el éxito de un portfolio de small caps”, concluye la firma.