En opinión de Joachim Fels, asesor económico global de PIMCO, los inversores y los responsables políticos se enfrentarán a un entorno macroeconómico radicalmente diferente en los próximos cinco años. Este nuevo contexto estará marcado por un crecimiento bajo pero estable, una inflación por debajo del objetivo, una volatilidad contenida y unos jugosos rendimientos de los activos se van a ir desvaneciendo.
“Lo que se avecina es un entorno de crecimiento e inflación más incierto y desigual, mientras que los rendimientos generales de los mercados de capitales serán probablemente menores y más volátiles”, explicaba durante la presentación de su último informe Secular Outlook, Age of Transformation. Como bien indica el título del documento, la gestora considera que estamos ante tres grandes tendencias que impulsarán una importante transformación económica, social y en los mercados mundiales.
Ahora bien, la visión de Fels y Andrew Balls, CIO de Renta Fija de PIMCO, no es negativa. Ambos consideran que esta transformación debería generar buenas oportunidades de alfa para los inversores activos que sean capaces de navegar por este “difícil terreno”, que ya venía apuntando maneras con las múltiples disrupciones que se han ido dando desde 2020 y que el COVID-19 ha impulsado. En este sentido, Fels destaca la rivalidad entre China y Estados Unidos, el populismo, la tecnología y el cambio climático. “Los acontecimientos del último año han reforzado las expectativas que contemplamos en nuestro documento de perspectivas en 2020”, reconoce.
Tres tendencias potencialmente transformadoras: verde, tecnológica y social
En su opinión, a estos cuatro disrupciones hay que sumar tres tendencias seculares clave: la transformación verde, la transformación tecnológica y la transformación social. Todo ello conlleva importantes implicaciones para los resultados económicos de las compañías, los países y, sobre todo, los inversores. “La primera de estas tendencias seculares es la transición del marrón al verde. Los esfuerzos por conseguir unas emisiones netas de carbono nulas para 2050 significan que la inversión tanto privada como pública en energías renovables se verá impulsada en los próximos años. Por supuesto, es probable que el mayor gasto en energías limpias se vea compensado en parte, aunque no totalmente, por una menor inversión y destrucción de capital en sectores energéticos marrones como el carbón y el petróleo”, señala Fels.
El experto considera que durante esta transición existe la posibilidad de que se produzcan interrupciones en el suministro y fuertes subidas de los precios de la energía, restando crecimiento y disparando la inflación. Además, como el proceso crea ganadores y perdedores, existe la posibilidad de que se produzcan reacciones políticas en respuesta a la pérdida de puestos de trabajo en las “industrias marrones”, al aumento de los impuestos y precios del carbono o a los mecanismos de ajuste de las fronteras del carbono que encarecen las importaciones.
La segunda transformación que explica Fels es la tecnológica y su rápida adopción: “Los datos muestran hasta ahora un aumento significativo del gasto empresarial en tecnología. Aumentos similares de la inversión en el pasado, por ejemplo, durante la década de 1990 en Estados Unidos, han ido acompañados de una aceleración del crecimiento de la productividad. Sin embargo, está por ver si el reciente aumento de la inversión en tecnología y el crecimiento de la productividad es algo puntual o el comienzo de una tendencia más fuerte”.
Según el experto, la digitalización y la automatización crearán nuevos puestos de trabajo y harán más productivos los existentes, pero también serán perjudiciales para aquellos cuyos puestos de trabajo desaparecerán. “Al igual que con la globalización, el lado oscuro de la digitalización y la automatización será probablemente el aumento de la desigualdad y un mayor apoyo a las políticas populistas”, matiza.
Por último, señala la transformación social que tiene como objetivo “compartir más ampliamente los beneficios del crecimiento” y que está centrada en qué están haciendo los gobiernos para abordar la desigualdad. A nivel de gobiernos el ejemplo más claro es China y su apuesta por la “prosperidad común”, pero también se aprecia esta misma tendencia en el compromiso de las compañías con los empleados y su entorno más cercano.
Conclusiones sobre la inversión
En opinión de PIMCO todo este “entorno de transformación” se traducirá en un terreno más difícil para los inversores que la nueva normalidad de la última década, pero también considera que generará oportunidades de inversión para los inversores más activos.
“Es muy probable que una mayor volatilidad macroeconómica y de los mercados se traduzca en menores rendimientos en los mercados de renta fija y variable. Las valoraciones de partida, bajos rendimientos reales y nominales en los mercados de renta fija y múltiplos de renta variable históricamente elevados, refuerzan la expectativa”, señala Balls.
En su escenario base, PIMCO espera que los bajos tipos de los bancos centrales prevalezcan y anclen los mercados de renta fija mundiales. “Aunque vemos riesgos al alza en los tipos de interés a corto plazo, ya que las economías siguen recuperándose, en el horizonte secular esperamos que los tipos se mantengan relativamente en un rango. Además, esperamos una rentabilidad menor pero positiva para las asignaciones de bonos básicos”, reconoce el responsable de Renta Fija.
Lo que está fuera de su escenario base es que la inflación elevada sea sostenida en el tiempo, pero aún así apuestan por los valores del Tesoro estadounidense protegidos contra la inflación (TIPS), las materias primas y otros activos reales como cobertura contra los riesgos de inflación.
Atentos a los ganadores y perdedores
Según la gestora, las tendencias macroeconómicas, los factores de perturbación y los impulsores, junto con los elevados niveles de deuda, probablemente darán lugar a una diferenciación sustancial de los resultados en las distintas regiones, países y sectores. Teniendo en cuenta esta mayor divergencia, mantienen una perspectiva positiva para Asia, donde esperan que el crecimiento sea más fuerte y el desarrollo de los mercados de capitales ofrezcan buenas oportunidades de inversión, a pesar de los riesgos asociados a la ralentización del crecimiento en China y a las actuales tensiones geopolíticas.
“Aunque varios países de mercados emergentes se enfrentan a circunstancias seculares difíciles, como siempre es importante abordarlos como un amplio conjunto de oportunidades, no como una inversión beta pasiva, y esperamos encontrar muy buenas oportunidades en todos los mercados emergentes”, explican desde la gestora.
También se dará una divergencia importante en el proceso de transición de “lo marrón al verde”, así como en la adopción de tecnología. Según destaca la gestora, los cambios en la normativa medioambiental supondrán incertidumbre y complejidad, así como oportunidades. “Los altos niveles de endeudamiento son especialmente preocupantes en el caso de los países o empresas que pueden salir perdiendo en la transición de lo marrón a lo verde”, matizan.
Respecto a las oportunidades en renta variable, la gestora apunta que siguen siendo constructivos. “Creemos que la recuperación posterior a la crisis del 19 de diciembre ha puesto de manifiesto la necesidad de invertir en infraestructuras físicas -tras años de infrainversión- debido a las tendencias de digitalización y automatización y al impulso hacia la adopción de medidas ecológicas. Mientras que la década pasada se caracterizó por el software, la próxima se definirá más por las inversiones en hardware relacionadas con estas tendencias. El tema de la diferenciación y de los ganadores y perdedores en la recuperación será crucial en todos los países y sectores y a nivel de selección de valores. En particular, creemos que los fabricantes de semiconductores, los proveedores de equipos de automatización de fábricas y los proveedores de energía verde y movilidad pueden beneficiarse, y esperamos que estos sectores sean una parte importante de la construcción de nuestra cartera”, concluyen.