El reciente incremento del precio del dinero por parte de la Fed afecta el contexto económico latinoamericano acelerando la salida de capitales hacia EE. UU., buscando mayores rentabilidades y también elevando el precio de las importaciones (1). Además, la subida de tipos no sólo ha sido llevada a cabo por EE. UU, sino que también algunos países como México, mediante Banxico, o el Banco de México, ha seguido la tendencia subiendo en medio punto el tipo de interés el pasado 24 de marzo.
En parte, esto se debe a la subida de precios del petróleo, que, si bien a priori puede reportar una mejora en los sistemas públicos de recaudación, a medio y largo plazo provocarán una tirantez creciente en diversos entornos del sector productivo y social, por lo que numerosos gobiernos tendrán que llevar a cabo planes de esfuerzo fiscal en subvenciones.
La invasión ha avivado la incertidumbre mundial, deteriorando unas expectativas de crecimiento económico que, mal que bien, empezaban a reaparecer tras la pandemia. Especialmente en regiones como Latinoamérica, la coyuntura internacional dificulta aún más la salida de la crisis post pandemia, que, tras el repunte de 2021 (+ 6,2%), afrontaba un año de bajo crecimiento (2,1% según CEPAL).
Las primeras previsiones apuntan a que la región crecerá menos de lo previsto a causa del conflicto en Ucrania: la Conferencia de la ONU para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD) bajó en tres décimas (del 2,6% al 2,3%) sus perspectivas para la región respecto a las de hace seis meses por los efectos de la guerra sobre la economía global.
En cuanto a la situación pormenorizada de los países de la región, se ha de señalar la gran ambivalencia existente en torno al conflicto ya que, si bien a ciertas naciones los recientes avatares bélicos pueden reportar posiciones mucho más ventajosas en el tablero mundial, para otras, dichas transformaciones pueden ratificar su irrelevancia en el globo, especialmente en términos comerciales y políticos.
Brasil, como uno de los principales exportadores de productos agrícolas de la región, (principalmente soja) puede ser uno de los países a los que la crisis ayude económicamente (2). Además, es interesante conocer que el país lusoparlante poseerá en un lustro una mayor capacidad de producción de petróleo y se espera que en 2026 su producción llegue a 4 millones de barriles diarios.
En condiciones parecidas se encuentra Ecuador, que también puede aumentar la producción de petróleo y cumplir su objetivo de duplicarla, alcanzando el millón de barriles diarios, siempre y cuando mejore su vetusta infraestructura.
Es necesario tener en cuenta que Brasil cuenta con una deuda pública entorno al 90% de su PIB, esto le convierte en uno de los países con mayor deuda pública del mundo, lo cual dispara las alarmas de muchos expertos que auguran una situación de alto riesgo para el país, sin duda, un futurible que podría ser capaz de revertir los beneficios potenciales derivados del comercio.
Algunos de estos expertos son los redactores del informe de Nomura “Damocles: our early warning indicator of EM exchange rate crises”, informe en el que se aborda la inflación a la que los países emergentes se enfrentan, sin haberse recuperado aún de la pandemia, entre otros muchos otros factores. Concretamente, el informe otorga un valor 25 de riesgo a Brasil, un valor relativamente bajo para el índice de riesgos de otros países de la región.
Con respecto a Chile, la situación parece tener tintes parecidos a la coyuntura brasileña. Chile es un importante productor de litio, además de producir grandes cantidades de cobre. Todo parece asegurar que los beneficios por el comercio de estos productos crecerán pero, teniendo en cuenta la situación general de inflación en torno a elementos tan relevantes como la energía, el resultado final es difícil de prever.
El índice de Nomura otorga un valor 74 de riesgo al país, situándolo entre las diez economías emergentes con más riesgo (el país que figura con un mayor grado de riesgo en el informe sería Sri Lanka con un valor 163, dicho informe tiene en cuenta situaciones como la guerra, la subida de tipos de la Fed o la desaceleración económica de China).
En una situación parecida a la chilena se encuentra Argentina, atendiendo a su rol como productor de litio y al riesgo derivado de las vicisitudes internacionales, si bien es cierto que ambos factores le afectarían en un grado menor: el país exporta menos cantidad de este material y se encuentra en una posición menos riesgosa que Chile, concretamente, Buenos Aires cuenta con un valor 43 de riesgo, siguiendo el índice ya citado. Otro país de la región relevante como exportador de litio es Bolivia.
Colombia, cuenta con un valor 73 en dicho índice, es decir, estaría prácticamente igual de expuesta a ciertas adversidades derivadas de la situación internacional como Chile. Colombia cuenta con yacimientos de níquel que podrían revalorizarse tras la dependencia que los estados del primer mundo sostendrán con respecto a este material.
A este respecto, Guatemala, otro de los productores relevantes de este material, se encontraría en una posición parecida a la colombiana. Estudiando más de cerca la situación de Colombia, llama la atención que su balanza comercial sea negativa, con un déficit en ésta de más de 17.500 millones de euros, lo que la convierte en una nación, a priori, más expuesta la coyuntura internacional. Además, en términos absolutos, el país depende mucho más del exterior que países de la región con similitudes en este sentido, como podría ser el caso de Paraguay, ya que Colombia importa productos por valor de 51.662,6 millones de euros.
El comercio del país, que ya se había mostrado vulnerable durante la pandemia, cuando el encarecimiento del transporte de mercancías hizo encarecer el comercio exterior, puede continuar empeorando con la tendencia de precios alcista de materias primas que está viendo el mundo. A continuación se adjunta un gráfico, realizado por Legiscomex, que muestra cuáles son los principales sectores importadores del país.
Es interesante comentar que, hablando de productos importados, el segundo con más peso en la economía colombiana es el maíz duro amarillo, producto especialmente castigado en la actualidad ya sea por la guerra en el este de Europa así como por las medidas del Primer ministro indio con el propósito de intentar frenar una exportación de dicho producto que desabastecería su mercado interior, tan castigado últimamente por sequías. En definitiva, el país sudamericano podría volver muy fácilmente al clima de crispación que inundó sus calles durante gran parte del año pasado, cuando tuvo lugar lo que se conoce como el Paro Nacional de Colombia. En cualquier caso, habremos de esperar para conocer algo más la situación. (3 y 4)
Venezuela jugará un papel clave en los tiempos que vienen. El pasado marzo, una delegación de la Casa Blanca viajó a Caracas con objeto de mantener reuniones con Nicolas Maduro ^5, en aras de conseguir un acuerdo energético que brinde a los Estados Unidos los 500.000 barriles diarios de crudo pesado y derivados que Washington importaba a Rusia y que, curiosamente, antes de 2019, procedían de Venezuela. Es previsible que la normalización comercial fragüe una normalización política del país bolivariano, normalización que podría convertirse en la herramienta de Maduro para controlar la hiperinflación que sufre el país vía dolarización, permitiendo apuntalar la mejora económica en ciernes que parece alumbrar el país.
Caracas, que, de un tiempo a esta parte, juega a dos bandas entre Washington y Moscú, ve en esta situación belicosa un medio para reflotar su industria petrolera, tan deteriorada durante los últimos años. El país ha pasado de producir 3 millones de barriles al día a comienzos del presente siglo a no superar los 800.000 en la actualidad, sufriendo una caída de producción del 80% entre 2014 y 2022. Pese a todo lo anterior, el objetivo para este año, tal y como declaró Maduro, se sitúa en torno a los 2 millones de barriles, en cualquier caso, las dificultades que encuentra el país a la hora de mejorar la infraestructura necesaria para hacer realidad las declaraciones políticas hacen de estos propósitos descritos algo muy difícil de alcanzar. Hay que comprender que la mayoría del petróleo que se extrae a día de hoy en Venezuela es extra pesado, no pudiendo ser refinado en dicho país.
Contrariamente a esta tendencia de acercamiento comercial y político a Washington, otros países como Cuba o Nicaragua parecen reforzar su dependencia del gigante euroasiático. Como ejemplo de esto sirva el proyecto de reestructuración de deuda cubana mediante préstamos intergubernamentales con Rusia, ratificado hace apenas unas semanas por la Duma.
Dependiendo del desenlace de la guerra y si se concreta la mayor dependencia de Rusia respecto a China, el papel del mercado chino para muchas exportaciones latinoamericanas, como hidrocarburos y cereales, podría debilitarse.
Pese a que cualquier intento de predecir el futuro en torno a esta cuestión resultaría harto expeditivo, sería interesante reflejar algunas de las intuiciones de las instituciones de investigación con las que hemos tenido contacto. Así, el Flossbach von Storch Research Institute (6) reseñó que “el aumento de los precios de las materias primas está afectando con especial fuerza a los países en los que la pobreza, la corrupción y la economía informal aumentaron como consecuencia de la pandemia del Covid-19 y de los cierres gubernamentales.”, también es interesante comentar las mejores condiciones a la hora de navegar las turbulencias actuales de aquellos países que mantuvieron la independencia de sus bancos centrales durante la pandemia.
Por el contrario, la inestabilidad económica y política caerá mucho más fácilmente sobre aquellos países que dependen de las importaciones de productos básicos y tienen una elevada deuda pública, esto podría afectar a países como Paraguay, que, según los resultados de 2021, cuenta con una balanza comercial negativa con un valor de -2.547,1 M Euros, producto de unas importaciones con valor de 11.465,1 M Euros, en definitiva, valores que reflejan, quizás, una dependencia del exterior demasiado alta, teniendo en cuenta el periodo de volatilidad que, se espera, sufra dicho entorno. Además, las exportaciones de Paraguay a Rusia, Bielorrusia y Ucrania tienen un valor en torno al 5% de sus exportaciones totales, por lo que puede que el conflicto le damnifique especialmente de nuevo en este sentido. ^7
En definitiva, la región latinoamericana tendrá una oportunidad muy interesante para cumplir un papel relevante en el comercio mundial, vinculándose a la IV Revolución industrial como abastecedora de materias primas ante el previsible descenso de este papel por parte de Rusia y Ucrania. Commodities como el petróleo y el gas u otras vinculadas al cambio tecnológico como el litio serán claves para este cambio de papel de la región.
Algunos países europeos buscan reducir su dependencia energética de Rusia, cuando no romperla totalmente. Y es aquí donde América Latina puede cumplir un papel muy destacado, así lo ejemplifican las declaraciones de la presidenta de la Comisión Europa Ursula Von der Leyen, al subrayar que “habrá que buscar otros mercados donde abastecerse y América Latina, por supuesto, lo es”.
A corto plazo, América Latina no es una opción viable para que Occidente sustituya el petróleo ruso, pero sí a medio. No sólo le ocurre a Venezuela y a México, Brasil, en un lustro, poseerá mayor capacidad de producción de petróleo y se espera que en 2026 su producción llegue a 4 millones de barriles diarios. Ecuador puede aumentar la producción de petróleo y cumplir su objetivo de duplicarla, alcanzando el millón de barriles diarios, siempre y cuando materialice las mejoras de infraestructura necesarias.
Nota de Carlos Burgos Retamal
Fuentes:
- Instituto Elcano.
- Statista https://es.statista.com/grafico/27483/principal-producto-exportado-por-pais-latinoamericano/
- https://blog.legis.com.co/comercio-exterior/cuales-son-los-productos-que-importa-colombia
- https://datosmacro.expansion.com/comercio/balanza
- https://www.efe.com/efe/america/politica/ee-uu-confirma-el-reciente-viaje-de-una-delegacion-alto-nivel-a-caracas/20000035-4755522
- Informe mercados emergentes y los países en vías de desarrollo – Instituto Flossbach von Storch
- https://datosmacro.expansion.com/paises/paraguay