Pese a la factura que pasó en 2016 la inestabilidad política, la renta variable no cerró un ejercicio muy pésimo. Según los datos de Morningstar, fue un buen año para los partícipes de fondos de renta variable y fondos diversificados a nivel mundial, sobre todo en Brasil y Rusia. Ahora bien, ¿seguirá la misma tendencia para este año?
En opinión de Jason Pidcok, gestor del Jupiter Asia Pacific Income Fund, la renta variable a nivel mundial tiene por delante tres importantes riesgos. El primero hace referencia a las subidas de los tipos de los bonos, que han subido paulatinamente desde el verano pasado y repuntado tras el triunfo de Donald Trump. Según este experto, nos encontramos ante el mayor movimiento de rotación desde la renta fija mundial que el mundo ha visto desde la agitación provocada por el anuncio del fin del QE en EE.UU. en 2013, el famoso taper tantrum.
“Se trata de una reacción de enorme magnitud ante la elección de un hombre que, dicho en pocas palabras, todavía no conocemos bien. Tal vez parte del optimismo en torno al crecimiento es infundado. Soy un tanto escéptico sobre lo que Trump va a poder conseguir en su mandato de cuatro años (si es que logra terminarlo). Los rendimientos de los bonos y los precios de las materias primas podrían volver a caer si no se consiguen unas tasas de crecimiento elevadas”, explica Pidcok, quien además destaca un obstáculo añadido en las estrategias de renta variable orientada a los dividendos. “A medida que suben los tipos de la renta fija, los inversores saldrán de las acciones con características similares a los bonos, es decir, con rentabilidades por dividendo elevadas”, aclara. En este sentido advierte de que los mercados como Australia, que, dentro de las grandes bolsas, es la que mayores rentabilidades por dividendo ofrece, son los primeros en caer.
El segundo de los riesgos que apunta es el auge del proteccionismo comercial que ya marcó el Reino Unido desde su decisión de abandonar la Unión Europea. “En mi opinión, el proteccionismo comercial de Occidente repercutirá en Asia, pero los efectos son menos acusados de lo que cabría imaginar: más de la mitad de todo el comercio asiático se queda en la región, una cifra que ni siquiera América del Norte puede igualar”, afirma. En consecuencia, Pidcok apuesta por los valores expuestos al consumo interno, que podrían quedar a salvo de la marea de proteccionismo comercial de Occidente.
Por último, el tercero de los obstáculos que señala es el aumento de la confrontación política que tendrá algunos de sus focos en Europa y Estados Unidos. “Este año, hemos visto cómo las políticas de mano dura se dejaban sentir con toda su fuerza en las elecciones estadounidenses, el Brexit y los diferentes comicios y referéndums que se preparan en Europa. Pero hay que separar a los políticos de mano dura en dos categorías: los que buscan la confrontación alentados por un deseo de instaurar reformas de calado en sus países y los que buscan la confrontación por la confrontación”, matiza.
En conclusión, la subida de los tipos de los bonos, el auge de proteccionismo comercial y el aumento de la confrontación política son los tres grandes riesgos para la renta variable mundial este año. Pero Pidcok puntualiza que aunque estas tendencias ya se están manifestando en Occidente, en comparación Asia parece un remanso de paz. “Soy especialmente optimista sobre las perspectivas de los países asiáticos más desarrollados, en los que he reafirmado mi creencia de que el crecimiento de los beneficios se mantendrá durante el próximo año. Eso se debe, en gran parte, al hecho de que se encuentran en países caracterizados por la estabilidad política y unas economías sólidas y en expansión”, comenta.