Standard & Poor’s Ratings Services elevó el viernes pasado la calificación de la deuda soberana en moneda extranjera y en moneda local de largo plazo a ‘BBB’ desde ‘BBB-’ y de corto plazo a ‘A-2’ desde ‘A-3’ de la República Oriental de Uruguay. La tendencia es estable.
La agencia considera que la administración recientemente electa del Presidente Tabaré Vázquez dará continuidad a la trayectoria de prudente política macroeconómica en el país, a la gradual diversificación de la economía y a un prudente manejo de la deuda. Por otro lado, los expertos de S&P consideran que los riesgos regionales para Uruguay se han estabilizado y mejorarán en el próximo año.
La gradual diversificación de la economía uruguaya ha contribuido en los últimos años a un elevado crecimiento económico y le ha permitido sortear la desaceleración de las economías de la región. Los altos niveles de inversión extranjera directa (IED) contribuyeron al mayor crecimiento del PBI, a la diversificación económica y a aumentos en la productividad. Aunque se espera que el ajuste fiscal interno y las economías en contracción de Argentina y Brasil mantengan el crecimiento uruguayo por debajo de 3% este y el próximo año, no se prevén marcados riesgos a la baja.
La mejora significativa en la posición externa de Uruguay durante la última década respalda la estabilidad del país. Las proyecciones de S&P contemplan que Uruguay tenga una posición de acreedor externo neto en sentido estricto de 24% de sus ingresos de la cuenta corriente en 2015. La IED ha superado de manera consistente su déficit de cuenta corriente, conteniendo la deuda externa del país. La fuerte IED también ha contribuido a la acumulación de reservas internacionales que alcanzaron US$17,000 millones al cierre de 2014, o 32% del PBI.
La agencia explicó que “la tendencia estable» se basa en su expectativa de continuidad en las principales políticas económicas durante los próximos tres años. La combinación de prudentes políticas fiscales junto con mayores inversiones podrían acelerar el crecimiento del PBI, lo que gradualmente daría como resultado un menor nivel de deuda y una mayor diversificación económica. Un menor nivel de dolarización en el sistema bancario (la proporción de créditos y depósitos denominados en dólares), junto con una inflación persistentemente menor aumentaría la efectividad de su política monetaria. Un nivel de deuda cada vez menor, junto con una mejora en la flexibilidad fiscal y monetaria podría derivar en una calificación más alta.
“Por el contrario, podríamos bajar la calificación si observamos un debilitamiento del compromiso con las políticas fiscal y monetaria que sustentan la estabilidad económica, dando como resultado una mayor vulnerabilidad externa. De manera similar, una respuesta inadecuada o inoportuna del gobierno a eventos negativos externos podría reducir la liquidez externa del país y elevar su nivel de deuda, lo que podría llevarnos a bajar la calificación soberana” concluye la nota.