Matt Siddle es gestor del European Larger Companies Fund de Fidelity. Durante los últimos cinco años ha estado posicionando esta estrategia para aprovechar las valoraciones atractivas que existen en algunos valores cíclicos de gran capitalización.
Para el gestor, Volkswagen era uno de esos valores del sector automovilístico que, aunque estaba en un nivel inferior en la escala de calidad, tenía una valoración atractiva y potencial para mejorar los márgenes y, por tanto, era una posición activa en la cartera. Sin embargo, la incertidumbre en torno al escándalo de las emisiones le llevó a recortar el tamaño de las posiciones del fondo aproximadamente un 25 %, ya que la convicción era menor de lo que justificaba el tamaño de la posición.
Problemas como el sufrido por el fabricante alemán son difíciles de detectar y a menudo afectan al todo el sector casi sin diferenciar, dañando la confianza de los inversores. “Aunque la empresa ha tomado medidas para abordar los problemas, todavía está por ver la magnitud del impacto sobre la marca Volkswagen. La historia nos demuestra que es posible contener el impacto a largo plazo de estos acontecimientos; por ejemplo, Toyota se ha recuperado totalmente de su propio escándalo y desde entonces ha superado a otros fabricantes automovilísticos japoneses. Volkswagen tiene un balance sólido con una gran cantidad de tesorería, lo que significa que las repercusiones financieras a corto plazo probablemente sean manejables”, explica Siddle.
El mercado sigue apostando por un desenlace de gravedad para la compañía y, dado que la cotización ya descuenta gran parte de los acontecimientos, la valoración es muy atractiva. Este hecho, junto con el recorrido alcista adicional, justifica las actuales posiciones reducidas del fondo.