Los analistas consideran que el nombramiento de Christine Lagarde, aprobado ya la semana pasada, dará continuidad a la política acomodaticia establecida por Mario Draghi. Igualmente, se espera que mantenga esa visión de combatir los riesgos de deflación, que ella misma ha expresado desde el FMI, cuando cuando respaldó los tipos de interés negativos y las políticas monetarias no convencionales.
En estes sentido, ¿qué supondrá Lagarde para la política monetaria y la reforma de la UEM? En opinión de Giacomo Barisone, director de finanzas públicas de Scope Ratings, no es probable que haya cambios importante en la reciente política altamente acomodaticia del BCE. “Con un crecimiento económico más lento en la zona euro a medida que aumentan las tensiones comerciales, Lagarde ha afirmado que tanto la política monetaria como la fiscal están justificadas para fortalecer la economía de la región”, explica.
A más largo plazo, Barisone considera que es probable que Lagarde fomente una mayor evolución institucional en el BCE. Durante el mandato de Draghi, el BCE ha ampliado significativamente su conjunto de instrumentos de política monetaria, incluyendo la introducción de su programa de adquisición de activos(QE), las operaciones de refinanciación a largo plazo (TLTRO) y las operaciones monetarias simples. “Es probable que Lagarde se ajuste a este modelo de innovación de los bancos centrales, ampliando el conjunto de herramientas del BCE y apoyando potencialmente un marco y una estrategia con objetivos de inflación más flexibles y simétricos en el futuro”, añade.
De cara a cuáles serán las principales prioridades, Barisone apunta una muy clara: “Garantizar que el BCE alcance sus objetivos de inflación, con una inflación persistentemente inferior al objetivo actual del 2% o algo por debajo”. El reto será complicado ya que Lagarde dispone de munición limitada para estimular la economía, dado el débil crecimiento de la eurozona y las escasas perspectivas de inflación, a pesar de una política monetaria muy acomodaticia.
Por ahora, Lagarde ha manifestado su apoyo a un nuevo e importante paquete de medidas de estímulo, que podría incluir un recorte de los tipos de interés, la reanudación del quantitative easing y un mayor fortalecimiento de la ya acomodaticia orientación a futuro del BCE, comprometiéndose a mantener los tipos de interés a un nivel más bajo durante más tiempo. “Sin embargo, nuestro punto de vista es que existe un alto riesgo de que un paquete de medidas de este tipo resulte insuficiente para evitar un período más largo de reducido crecimiento y baja inflación en la zona euro”, matiza Barisone.
Por último, el responsable de Scope Ratings también pone la atención en lo que significará la llegada de Lagarde para el futuro de la reforma de la eurozona. En este sentido, destaca la amplia experiencia que tiene en la gestión de la crisis de la deuda soberana de la zona euro, que ha vivido al frente del FMI, supervisando los programas de rescate de varios países de la región. “Al igual que Draghi, aboga por una mayor reforma de la arquitectura institucional inacabada de la eurozona, y pide que se completen la unión bancaria, así como la unión de los mercados de capitales. Más recientemente, en sus respuestas escritas, ha respaldado la reforma de las normas fiscales de Europa, pidiendo cambios que crearían un margen adicional para que los países utilicen la política fiscal durante una recesión y estableciendo una capacidad fiscal común de la zona euro para ayudar a hacer frente a las incertidumbres regionales”, señala.
Según su visión, la mayor ventaja potencial de una presidencia de Lagarde podría ser su capacidad diplomática. “Junto con la futura presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, podría facilitar un programa de reformas fiscales, estructurales e institucionales más ambicioso y coordinado para la zona euro en un entorno de política monetaria muy acomodaticio”, concluye.