A pesar de todos los aspectos negativos que escuchamos sobre el cambio en Shenzhen como una base manufacturera -tanto en el extranjero como en las zonas urbanas del interior- según Jeremy Sutch, analista senior de Matthews Asia, la ciudad sigue mejorando su lugar en la cadena de valor en cuanto a diseño, branding, marketing y más. Considerando, por ejemplo, el desarrollo de drones, una industria nueva y ahora en auge.
A finales de la década de 1990, Shenzhen todavía tenía una reputación de hacer DVDs falsos, ropa barata y juguetes piratas. Eventualmente, se transformó en la capital del mundo en hardware de tecnología. Durante la década pasada, Shenzhen se ha convertido en un fabricante principal para ciertos productos. Produce más del 90% de los cigarrillos electrónicos del mundo y más del 70% de los drones de consumo del mundo.
Entonces, ¿qué es lo que ha permitido a Shenzhen -un somnoliento pueblo de pescadores hace apenas 30 años- convertirse en el «Silicon Valley» de China, con una población de aproximadamente 12 millones? Hace unos siete años, los funcionarios de Shenzhen comenzaron a designar sectores, como la tecnología de la información, Internet, la biotecnología y las energías renovables, como «industrias estratégicas». Estas industrias recibieron apoyo financiero de hasta 77 millones millones de dólares (500 millones de renminbi) y contribuyeron con el 40% PIB en 2015. (El crecimiento del PIB en 2015 fue de un fuerte 8,9%).
Hoy por hoy, Shenzhen se ha vuelto más acogedor, ahora es más fácil obtener permisos de trabajo y residenciales, y según el especialista, a menudo se dice que Shenzhen es una sociedad más meritocrática donde las relaciones políticas son menos críticas, a diferencia de las ciudades donde predominan las industrias estatales.
Los fabricantes de aviones no tripulados, o drones, de China han conseguido apoyo del gobierno local. En marzo de este año, la ciudad destinó miles de millones para atraer talento de clase mundial, incluyendo científicos y académicos nacionales y extranjeros, para impulsar la innovación. Algunos de los incentivos incluyen subsidios a la vivienda para los solicitantes de empleo que tienen títulos de educación superior. En 2015, la I + D representó el 4,05% de la economía de Shenzhen. Esto se compara con un 1,98% estimado para el conjunto de China; 2,76% para los Estados Unidos y 4,04% para Corea del Sur, respectivamente, según un estudio realizado en 2016 por el Instituto de Investigación Industrial.
Para Matthews Asia, los dos factores (interconectados) de financiamiento y talento no explican completamente el éxito de Shenzhen, sino son sumados a elementos que componen su ecosistema único, los que incluyen a su cadena de suministro, su capacidad manufacturera y su infraestructura de transporte. «La ciudad ofrece un acceso fácil y barato a todos los componentes imaginables: circuitos, chips, LEDs, baterías de litio, sensores, tornillos, Lo que permite una rápida producción, tanto en prueba de prototipos, como la producción en masa. Esta última es favorecida por un gran número de fábricas especializadas. Shenzhen, al estar muy cerca de Dongguan, donde la mano de obra es abundante y experta, también se beneficia de conexiones aéreas y marítimas eficientes, apunta Sutch.
El especialista advierte que como en cualquier entorno en el que la atención se centra en la innovación y la rapidez en el mercado, existen contratiempos y Shenzhen no ha sido la excepción. Como fue el caso con la llegada, el año pasado, de las patinetas eléctricas o «hover board», las cuales rápidamente llamaron la atención por la razón equivocada; explosiones. Si bien ese caso fue un revés para el nombre de la ciudad, Sutch está convencido de que la innovación y los éxitos futuros continuarán fluyendo. «Podríamos, por ejemplo, estar en la cúspide de los drones, ayudados por el aumento de la fuerza de la marca y mejoras constantes la funcionalidad del producto, así como la facilidad de uso, pasando del mercado de aficionados de nicho al mercado de consumo principal (por no mencionar comercial). Así que, compradores de Navidad, ya saben» concluye el experto.