Tras más de 20 horas de votación, el Senado brasileño decidió ayer apartar de su cargo a la presidenta, Dilma Rousseff. Su hasta ahora vicepresidente, reconvertido a enemigo acérrimo en los últimos meses, asumió el cargo de forma interina con la promesa de llevar adelante un «Gobierno de salvación nacional».
Con la llega de Michel Temer se ha instaurado un gobierno de tecnócratas y de un plumazo han sido destituidos de su cargo todo el equipo de gobierno de Rousseff. En la misma tarde de ayer, ya fueron nombrados los 24 nuevos ministros.
Tal y como habían previsto las quinielas, el «hombre fuerte» del nuevo Ejecutivo es el titular de Hacienda, Henrique Meirelles, ex presidente del Banco Central durante el Gobierno de Lula da Silva (2003-2010).
Los analistas coincidían en señalar ayer que este cambio es positivo en términos de confianza, aunque está por ver cómo podrá insuflar nuevos aires a las reformas que necesita el país. Lo que es evidente que el gobierno de Temer se enfrenta a muchos desafíos.
“A corto plazo, probablemente tendremos titulares positivos respecto a algunos nombres del nuevo ejecutivo que tienen una postura favorable hacia los mercados, así como la puesta en marcha de algunas de las reformas más fáciles. En combinación con la desinflación y los tipos más bajos, esto podría dar continuidad a un sentimiento positivo a corto plazo”, explica Xavier Hovasse, gestor de fondos de renta variable emergente de Carmignac.
Sin embargo, el gestor avisa: “Tenemos que tener cuidado en el sentido de que el riesgo-recompensa en los niveles de precios actuales ya no es tan atractivo e interesante como lo fue hace 5-6 meses”.
La economía se recupera
Para Claudia Calich, gestora del fondo M&G Global Emerging Market Bond y experta en mercados emergentes, Temer se va a beneficiar de la probabilidad de que la economía toque fondo en la segunda mitad del año. Asimismo, explica el ajuste de la balanza por cuenta corriente del país sigue su curso y, hasta ahora, la inversión directa extranjera ha mantenido su solidez a pesar de la incertidumbre política. Además, la inflación ha comenzado a caer, lo que también beneficiará al contexto macroeconómico y permitirá al banco central brasileño comenzar a recortar tipos más avanzado el año. Por tanto, a corto plazo, Temer dispondrá de algunos factores favorables.
Sin embargo, a largo plazo, para que todo esto tenga un efecto sostenible en la economía, la gestora de M&G recuerda que es importante saber con cuánto apoyo va a contar el nuevo equipo de Gobierno. «La cámara baja deberá aprobar reformas, en concreto medidas para reducir el elevado déficit presupuestario del país, como reformas sobre la seguridad social de los funcionarios y la desvinculación de las subidas de las pensiones del salario mínimo”, dice Calich.
La gran pregunta es hasta qué punto el nuevo Ejecutivo llevará a cabo un programa de reformas verdaderamente agresivo y cómo va a tratar todos los problemas de corrupción que se han descubierto. “El mejor resultado posible sería que, sea quien sea la persona que tenga el control, siga un programa de tipo Cardoso, con políticas favorables al mercado y los negocios. Así que, independientemente del resultado del proceso de juicio político abierto a Dilma –que sigue su curso- somos optimistas de que el proceso de las políticas actuales será beneficioso para Brasil y de que se sitúe en camino para protagonizar una fuerte recuperación”, cree Mark Mobius, Executive Chairman del Templeton Emerging Markets.