“En la actualidad, casi una cuarta parte de la población mundial, es decir, 2.000 millones de personas, no tienen acceso a uno de los elementos esenciales de la vida: agua potable limpia y abundante. Cada año, el 22 de marzo se celebra el Día Internacional del Agua para poner de relieve el problema y estimular la acción”, afirma David Smith, Senior Investment Director en abrdn, trasladando el foco de debate en lo que las gestoras de activos y el mundo de la inversión puede hacer.
“El agua es esencial para la vida humana, pero se está convirtiendo en un recurso escaso. Se calcula que para 2050, 6.000 millones de personas tendrán dificultades para acceder al agua potable, lo que equivale al 60%-70% de la población estimada. La mayoría de los afectados por la escasez de agua pertenecen a los mercados emergentes y también se verán desproporcionadamente perjudicados en el futuro, dado que el crecimiento mundial de la población está impulsado por África y Asia. Esta escasez se debe, por un lado, a la creciente demanda de agua y, por otro, a una combinación de contaminación del agua y reducción de los recursos hídricos”, advierte Ingrid Kukuljan, responsable de Impacto e Inversión Sostenible en Federated Hermes.
Según la experiencia de Smith, como inversores, su responsabilidad es hacerse cargo y comprometerse con las empresas que demuestran su liderazgo en materia de agua minimizando el uso de la misma en sus operaciones, o reutilizándola en la medida de lo posible. “Nuestro objetivo es fomentar e invertir en las soluciones a estos enormes desafíos”, añade. Ahora bien, ¿qué empresas y qué sectores están marcando la diferencia?
El mercado global del agua es un conjunto diversificado de oportunidades de productos y servicios que permiten el acceso, en calidad y cantidad, al agua necesaria para las actividades humanas de manera sostenible, sostienen Cédric Lecamp y Louis Veilleux, gestores del fondo Pictet-Water. En concreto, este mercado, que incluye aguas residuales, es de un 1,1 trillones de dólares.
La ONU estima que cada dólar invertido en infraestructuras de agua y alcantarillado proporciona 6,35 dólares al PIB a largo plazo. Para los inversores todo ello supone la posibilidad de aprovechar el crecimiento de estas industrias globalmente y, simultáneamente, contribuir a objetivos sostenibles, tanto medioambientales como sociales.
Industrias y sectores
La primera idea de inversión la lanza Smith y señala la industria de los semiconductores. “Con la creciente demanda de teléfonos móviles, ordenadores, aparatos inteligentes y vehículos, el mundo necesitará muchos más semiconductores, y estos se fabricarán con enormes volúmenes de agua ultrapura. En una industria tan dependiente del agua, una excelente gestión de la misma no es solo un aspecto positivo para la sostenibilidad, sino también una ventaja competitiva”, explica el experto de abrn.
Otras dos industrias que pueden sorprender, pero que Smith defiende son la solar y la cementera. “Aunque la energía solar es una fuente de energía verde clave, mantener limpios los paneles solares requiere una cantidad importante de agua. Como inversores, nos enfrentamos al dilema de invertir en empresas que ayudan a resolver el cambio climático, pero que también contribuyen potencialmente al estrés hídrico. Igualmente, la industria cementera requiere una gran cantidad de agua para refrigerar la maquinaria y los equipos, así como los gases de escape. Aquí el reto es que, aunque el cemento es una forma atractiva de invertir en el desarrollo de un país, dado su uso en infraestructuras vitales, la fabricación de cemento es intensiva en carbono y agua”, comenta.
Dentro de esta visión de actividad e industrias que no tiene por qué ser solo el origen del problema también puede aportar soluciones innovadoras y sostenibles para proteger y conservar el agua es indispensable hablar de la agricultura y la alimentación. En concreto, la agricultura utiliza el 65% del agua dulce del mundo, pero casi la mitad se desperdicia actualmente. En opinión de Schroders, conseguir que los sistemas alimentarios y de agua sean sostenibles requiere un enfoque holístico.
“El reto es garantizar que se haga de forma eficiente para que no se desperdicie el agua. Aquí es donde la tecnología tiene un papel crucial. Es necesario invertir más en sistemas de riego y drenaje. No basta con construir estos sistemas, sino que hay que asegurarse de que se mantienen adecuadamente para que funcionen de forma eficiente. Por otra parte, la inversión en plantas desalinizadoras también es fundamental, dado el limitado suministro de agua dulce en muchas regiones del mundo. También hay tecnologías más avanzadas; por ejemplo, se pueden utilizar sensores de humedad del suelo para comprobar exactamente cuánta agua se necesita, y cuándo, para los cultivos”, destaca Felix Odey, analista global de energías renovables de Schroders.
Según reconoce Clément Macloud, gestor de carteras de renta variable temática de ODDO BHF Asset Management, no hay que quedarse en la agricultura o en la ganadería, sino tener una visión más global que llegue hasta el propio consumo de alimentos. “El despilfarro de 1.300 toneladas de alimentos al año (según cifras de Naciones Unidas del año 2021) no solo es un problema social en relación con los más de 800 millones de personas desnutridas o que son víctimas del hambre, sino que también es un problema ecológico de primer orden. Se necesita tres veces el volumen de agua del mayor lago de la Europa occidental, el lago Lemán con un volumen de agua de 89km3, para producir estos alimentos desperdiciados o 1.400 millones de hectáreas de tierra”, denuncia Macloud.
Gestión del agua: un aspecto básico
Tal y como apunta Odey, se espera que la demanda aumente sustancialmente, en todo el sistema de gestión de agua. “Reciclar el 45% del agua que actualmente se desperdicia ayudará a que el sistema mundial de alimentos y agua sea más sostenible. El despilfarro de alimentos es un problema enorme y, por supuesto, cuando se desperdicia comida, también se desperdicia el agua que se utilizó en su producción, ya que el alrededor del 44% de las cosechas se pierden antes de llegar al consumidor. Utilizar el agua de forma más eficiente es, sin duda, parte de la respuesta para que nuestro sistema hídrico sea más sostenible. También hay formas de utilizar menos agua en la agricultura, y esto puede lograrse mediante cambios en la dieta. Los consumidores, más que los productores de alimentos, pueden ser la fuerza impulsora en este caso”, afirma.
Allianz GI comparte esta idea y considera una oportunidad de inversión aquellas compañías que ofrecen “soluciones hídricas”. Según explica la gestora, su propuesta es invertir en tres campos: suministro de agua (red de operadores de agua, infraestructuras, bomba de agua y tuberías); uso eficiente del agua (sistema de control automatizado, equipo de riesgo, control y localización de fugas); y calidad del agua (tratamiento de aguas residuales, monitorización y análisis y gestión de residuos).
“Las infraestructuras de agua son complejas. Los sistemas públicos de agua potable no solamente la suministran, sino que además eliminan las aguas residuales, detectan posibles fugas y tienen plantas de tratamiento de las aguas. Es lógico que también estén sumándose a la tendencia general de la digitalización. Solamente las fugas cuestan aproximadamente 10.000 millones de dólares cada año, por lo que las nuevas tecnologías y las herramientas inteligentes pueden ayudar a ahorrar hasta 12.500 millones de dólares anualmente. El tratamiento, los controles y las pruebas del agua son también importantes, por ejemplo, para conseguir un suministro adecuado y para convertir el agua salada en agua potable – temas que probablemente tengan aún más importancia en el futuro”, explican desde Allianz GI.
Según estiman Lecamp y Veilleux, el sector privado ayuda a cubrir 21% de la población mundial, frente al 8% de hace dos décadas, y de cara a 2030, entre 400 a 500 millones de personas adicionales recibirán servicios. Esto representa una gran oportunidad de inversión, sobre todo si tenemos en cuenta la necesidad de acceso a agua potable y sistema de saneamiento que harán falta a medida que aumenta la población y las ciudades.
El punto de partida es relevante: en América del Norte y Europa, el 96% de la población tiene acceso a agua potable, 75% en América Latina y Caribe, 62% en Asia central y meridional y solo 30 % en el África subsahariana. “La buena noticia es que la inversión privada en recursos hídricos también crece en mercados emergentes. En este sentido algunos de los mayores aumentos de la participación del sector privado se están produciendo en Asia. En India, por ejemplo, el sector privado, que casi no tenía participación en agua y aguas residuales hace 20 años, hoy día cubre las necesidades de 150 millones de personas, fruto de los esfuerzos coordinados del gobierno y las instituciones financieras multilaterales. En China también ha aumentado fuertemente la inversión privada y fuera de Asia, destaca la actividad en Brasil y Colombia. El crecimiento de la inversión es particularmente elevado en aguas residuales, que políticamente son menos sensibles que el agua potable y cruciales para el bienestar y el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas”, concluyen los gestores de Pictet.