Según estimaciones del Banco Central de Chile, la inflación en el país llegó a casi un 10% de su variación anual. En ese contexto, las entidades financieras han tenido que buscar instrumentos para frenarla y que no tenga mayores implicancias para la población. A pesar de que ya se han vivido procesos de inflación, este es un momento único ya que los mercados laborales son históricamente competitivos, la demanda de los consumidores no ha caído como lo hizo en 2008 y las cadenas de suministro están más restringidas.
En ese contexto, la consultora internacional Bain & Company realizó un estudio para determinar los 6 movimientos clave que han ayudado a las empresas en tiempos de alta inflación e incertidumbre.
En primer lugar, el estudio muestra que, en un período inflacionario es fundamental establecer una claridad repetible, de principio a fin y procesable del gasto por categoría de costos, proceso empresarial, función y unidad de negocio. Según Bain, esta es la base de todos los demás esfuerzos de productividad, ya que permite obtener un nivel adecuado de responsabilidad en toda la organización para garantizar que todas las decisiones se tomen conociendo el impacto total en las ganancias y pérdidas.
Como segunda medida, Bain revela que se debe diferenciar entre gasto estratégico y no estratégico, la protección de las experiencias de los clientes y los empleados. Para eso es necesario usar datos financieros coherentes y accesibles para priorizar las decisiones de mayor rendimiento de la inversión. Además, los directivos deben identificar dónde deben retirarse las inversiones y realizar ahorros de costos; dónde se pueden recortar los costes de forma más selectiva para mejorar el rendimiento de los gastos operativos; y dónde se puede impulsar el crecimiento mediante una mayor inversión en las capacidades estratégicas necesarias para lograr resultados diferenciales.
El tercer punto que destacan que es necesario desarrollar una comprensión sólida de los verdaderos impulsores del costo en un entorno inflacionista. Diseccionar la tasa (precios pagados) y el consumo (cantidad o volumen) para las categorías de costos críticos, permite a las empresas crear iniciativas granulares y rastreables vinculadas a un único impulsor de una categoría de costos más amplia. Entre ellas destacan: establecer un programa de proveedores preferentes para aumentar el poder de compra, reevaluar la combinación correcta de fabricación y compra para funciones básicas como el desarrollo de software, y desplegar herramientas de abastecimiento impulsadas por la IA para generar conocimientos automatizados a partir de los datos de gasto, señalando las oportunidades de ahorro y cumplimiento en tiempo real.
Adicionalmente, la consultora indica que es necesario reducir el consumo. Según Bain, el establecimiento de controles de gasto interfuncionales ayuda a las compañías a centrarse en los costos que ya no pueden justificarse o que pueden evitarse realizando el trabajo de forma diferente, lo que permite a la empresa priorizar continuamente el gasto y asegurarse de que los ahorros identificados no vuelvan a producirse con el paso del tiempo.
En quinto lugar, el estudio señala que en tiempos inflacionarios donde hay escasez de mano de obra y aumento de costos laborales, los ejecutivos que eliminan trabajos tienen mayor impacto en sus economías. A medida que la inflación persiste, las empresas de todos los sectores deben reexaminar su trabajo y determinar lo que añade más valor y es absolutamente necesario. Establece esos puntos, proporciona tanto un ahorro de costos como la oportunidad de destinar el dinero y los escasos recursos laborales a lo que les ayudará a crecer.
Finalmente, Bain constata que después de eliminar el trabajo, la última táctica es la automatización. Tecnologías como la incorporación de procesos robóticos, flujo de trabajo y procesamiento inteligente de documentos pueden liberar a los trabajadores y hacer que cada persona sea mucho más eficaz en la creación de valor. Además del ahorro de costos laborales, la automatización puede promover la estabilidad en una organización. La investigación revela que las empresas que habían invertido más en automatización antes de la pandemia han resistido la crisis mejor que otras. Además, han generado mayores ingresos y han visto menos interrupciones en la cadena de suministro, la productividad de la mano de obra y la demanda.