Cómodo, relajado, libre. El término de moda ‘hygge’, que proviene de Dinamarca, es intraducible, pero quienes practican este estilo de vida aseguran que es una actitud que mezcla de bienestar y tiempo de calidad.
Trasladar todo esto al mundo de las finanzas, con los vaivenes de la bolsa y Trump y Corea del Norte amenazándose con una guerra nuclear un día si y otro no, puede ser bastante complicado.
Sin embargo, el Centro de Inversiones de Deutsche Bank España, ha elaborado un lista con las seis claves para aplicarlo. A fin de cuentas, todo inversor busca obtener una alta rentabilidad de su dinero y a la vez estar tranquilo. De hecho, el banco alemán puso en marcha no hace mucho junto con Nordea un fondo de inversión basado en esta filosofía nórdica.
“En un entorno con tanta incertidumbre como el actual, es indispensable convertirse en un inversor hygge, es decir, en un inversor que tome decisiones meditadas con el objetivo de buscar el equilibrio, sin dejarse llevar por impulsos o por los vaivenes de los mercados», explica Luis Martín Jadraque, director del organismo.
Estos son sus seis consejos:
- Fijar una estrategia. Antes de contratar cualquier producto financiero es muy importante definir dos aspectos. El primero, ser consciente de qué tipo de inversor somos. ¿Nos gusta el riesgo? ¿Tendemos a ser conservadores con nuestros ahorros? Por supuesto, entre estos dos extremos hay muchos perfiles adicionales de comportamientos frente al riesgo. Y, el segundo, fijar objetivos y necesidades que queremos cubrir con nuestra inversión. En base a estos aspectos se construirá la cartera adaptada a cada ahorrador. Hay que tener en cuenta que, en un entorno de bajos tipos de interés, buscar rentabilidad significa estar dispuestos a aceptar algo de volatilidad en esta cartera. “La definición de los objetivos que perseguimos y conocer nuestro apetito real por el riesgo es imprescindible para tomar las decisiones adecuadas que nos permitan estar tranquilos con nuestras inversiones”, explica Martín-Jadraque.
- Valorar correctamente el factor tiempo: “A menudo el inversor suele pensar a corto plazo, pero si reflexiona sobre sus objetivos de inversión, se dará cuenta de que suelen ser a largo plazo: la jubilación, la formación universitaria de los hijos, una casa u otra compra importante en un futuro lejano. No tener claro el plazo puede llevar a que el inversor se desoriente o se desvíe de su meta por acontecimientos de corto plazo que no influirían en la consecución del objetivo final”, indica Martín-Jadraque. Vender en estas ocasiones sus posiciones para capear el temporal hace que al final el inversor se pierden los momentos más atractivos. “El market timing no suele funcionar y no encaja con una disciplina y planificación a largo plazo”, afirma el director del Centro de Inversiones.
- Tomar decisiones racionales. En el contexto actual en que los mercados presentan alta volatilidad, en gran medida por incertidumbres políticas, hay que huir de las inversiones irracionales tomadas a remolque de los mercados o de los titulares de prensa. “Muchos inversores se dejan llevar por los impulsos a la hora de invertir, pero ser fiel a tus objetivos y perfil de riesgo, y centrarse en tomar decisiones racionales son la clave para obtener a medio y largo plazo unas rentabilidades adecuadas”, señala Martín-Jadraque. “Es importante llevar a cabo una gestión emocional de las inversiones para no tener sorpresas desagradables”, concluye.
- Contar con asesoramiento financiero de calidad. Para conseguir convertirse en un inversor hygge y estar feliz y satisfecho con tus inversiones, contar con un buen asesoramiento financiero es clave. Invertir con éxito en Bolsa u otros productos financieros no es fruto de la suerte, requiere unos conocimientos detallados de la coyuntura de los mercados y de las alternativas de inversión. Un buen asesor financiero se encarga de acompañar al ahorrador en el proceso de toma de decisiones y en el seguimiento de la cartera. “Hay que explicar detalladamente al asesor los diferentes objetivos de ahorro e inversión para diseñar un plan a la medida, con el objetivo de que se cumplan nuestras expectativas”, comenta Martín-Jadraque.
- Disponer de un abanico amplio de opciones de inversión. Los productos de inversión deben adecuarse a los objetivos del ahorrador, y no al revés. Por ello es importante contar con un amplio abanico de posibilidades, de forma que podamos elegir las más adecuadas. Existen entidades que cuentan con arquitectura abierta, y que ofrecen a sus clientes tanto productos propios como de terceros. Según su experiencia, “es muy importante ofrecer a los clientes las posibilidades de inversión que mejor se adapten a su perfil. Los fondos propios de las entidades a veces no encajan del todo con el perfil u objetivos del cliente, por lo que un banco que priorice a sus clientes les ofrecerá lo mejor del mercado, sea propio o no”.
- Invertir en productos que permitan ‘resguardarse’ del temporal. Para la gran mayoría de inversores españoles, que tienen un perfil de riesgo conservador o moderado, es importante incluir en sus carteras productos que minimicen el riesgo y a la vez ofrezcan una rentabilidad adecuada. “Existen fondos de inversión flexibles cuyo objetivo es ayudar a los inversores a lograr sus objetivos financieros en cualquier entorno de mercado, también en periodos de alta volatilidad y tipos muy bajos. En estos fondos son sus gestores, un equipo de profesionales con amplia experiencia, quienes se ocupan de seleccionar los mejores activos con una estrategia que limite la volatilidad”, explica Martín-Jadraque, quien añade que “son productos muy adecuados para un inversor medio en el entorno actual”.