Gestores e inversores siguen pendientes de la duración de este ciclo y vigilan las últimas cifras macroeconómicas publicadas, que han sido un poco decepcionantes. Por ejemplo, en Alemania el PIB cayó un 0,1% entre abril y junio respecto al trimestre anterior, en línea con las expectativas. Y en China los indicadores de actividad para julio también fueron decepcionantes ya que la producción industrial creció sólo un 4,8% anual, frente al 6,3% de junio, muy por debajo del crecimiento previsto del 6%. Frente a este escenario, las firmas valoran de nuevo la composición de sus carteras.
Desde NN IP destacan que la economía global goza de una excelente resiliencia y agilidad para absorber los shocks y la incertidumbre que rodea al mundo. “A menudo, el tipo de desequilibrio que ha llevado en el pasado a una recesión ha sido la sobreinversión de activos duraderos. Los consumidores empujaron el precio de las casas cometiendo el error de creer que que siempre subiría, o las empresas acumulan demasiados bienes de capital debido a las expectativas de ganancias demasiado optimistas. Una vez que se comprobó que esas expectativas eran falsas, llegó la corrección. El gasto de los bienes duraderos cayeron bruscamente, lo que ha permitido que los precios de la vivienda o el capital social hayan vuelto a niveles más consistentes con los fundamentales subyacentes”, señala en su último análisis.
Aquella experiencia ha dejado una huella muy grande y ahora que tanto se especula sobre el final del ciclo, los fantasmas de aquel 2008 se cuelan en la mente y el ánimo de los inversores. En opinión de Luca Paolini, estratega jefe de Pictet AM, es cierto que la economía estadounidense ha disfrutado del cielo durante la última década, pero está empezando a nublarse y será un problema para el resto del mundo. “Aunque otras economías tienen margen para la expansión, nadar en contra de EE.UU. puede ser un duro trabajo. De hecho los próximos cinco años pronosticamos para las economías desarrolladas un crecimiento anual medio del 1,4%, dos décimas por debajo de tendencia. Apuntalar el crecimiento del PIB mundial quedará en manos de las economías emergentes”, sostiene Paolini.
Esto no significa que las gestoras vean una recesión a corto plazo, pero sí advierten que las políticas monetarias de los bancos centrales están creando un mercado algo irreal. Los expertos de Unigestion definen la situación así: “No estamos ante el escenario típico de goldilocks, sino ante un esquema de riesgo multidimensional”. En concreto, consideran que hay tres factores clave que impulsan el rendimiento de los activos a medio plazo: los riesgos macro, la opinión del mercado y las valoraciones.
La mayoría de las primas de riesgo terminaron la primera mitad del año en máximos históricos. La renta variable registró uno de los semestres con mayores rentabilidades de siempre, mientras que los diferenciales de crédito han vuelto a los mínimos previos a la crisis. Para Unigestion este panorama ilustra en gran medida la “fiesta de la beta” observada durante los primeros seis meses del año, aunque los inversores están cuestionando “su sostenibilidad”.
Todas las firmas coinciden en destacar que los riesgos geopolíticos continuarán durante el segundo semestre, por lo que será más determinante apoyarse en los fundamentales. “A medida que el ciclo actual se extiende más allá de lo que históricamente ha ocurrido, es tentador quedar atrapado en el último giro en el sentimiento inversor, a menudo impulsado por una imagen de datos parciales. Valorando los últimos 12 meses, podemos ver que la lección más importante es mirar a través de algunos de los ruidos temporales y considerar dónde pueden llevarnos los aspectos fundamentales a largo plazo”, señala Richard Lacaille, responsable global de inversiones de State Street Global Advisors.
Posición de las carteras
Teniendo en cuenta este entorno, la gran pregunta es cómo se están posicionando las carteras. De hecho, se observa mucha divergencia entre las posiciones e ideas que las gestoras tienen para sus carteras. Por ejemplo, Paolini ve claro que los inversores tendrán que construir una cartera con más activos emergentes, oro, hedge funds y alternativos, no solo en el próximo semestre sino en los próximos cinco años.
“Como consecuencia de una actividad económica moderada y de la disminución de la relación precio-beneficios, la renta variable mundial puede generar una rentabilidad anual media nominal de 4% a 5%, alrededor de 2% sin inflación, 5% por debajo del promedio a largo plazo. Ahora bien, esperamos que la renta europea genere las mejores rentabilidades de mercados desarrollados, en la euro zona un 8,6% anualizado en dólares. Además las acciones de mercados emergentes, donde preferimos Asia y EMEA a América Latina, son particularmente atractivas y pueden proporcionar 11,1% de rentabilidad anual en dólares. Estas economías crecen más rápido que las desarrolladas, con menores presiones inflacionistas, con lo que pueden aumentar las rentabilidades reales de sus bonos, siendo alentador que se hayan anunciado reformas agresivas en países como Indonesia, India y Brasil. India puede ser especialmente prometedora para la economía mundial, dada la magnitud de su población”, apunta en sus perspectivas de cara a los próximos cinco años.
Al adentrarnos en una fase más avanzada del ciclo, los analistas esperan que el aumento de los salarios ejerza presión sobre los beneficios, a la vez que el elevado nivel de deuda corporativa pueda empezar a crear problemas. Según Rob Lind,economista de Capital Group, la renta variable podría subir en este contexto. “Se prevé un aumento de la volatilidad en las fases más avanzadas del ciclo económico. Sería aconsejable comenzar a preparar las carteras de inversión de cara a la inestabilidad que se avecina. No todos los dividendos son iguales, ni sostenibles. Aquellas compañías que se endeudan en exceso para cubrir las recompras de acciones y los repartos de dividendos pueden verse obligadas a recortar dichos dividendos cuando surgen dificultades”, sostiene Lind.
Desde Candriam señalan que sus previsiones para el segundo semestre son más moderadas y consideran que la amenaza de imposición de nuevos aranceles por parte de Estados Unidos a China constituye un importante elemento de incertidumbre para los próximos meses. “La asignación geográfica es más delicada dentro del contexto actual. Continuamos priorizando las acciones estadounidenses, mientras que, por el momento, hemos reducido nuestra asignación en relación con las acciones emergentes y las acciones de la zona euro. Volveremos a ser más constructivos en relación con las acciones emergentes, y, en especial, con China, gracias a la posibilidad de que se pueda lograr un acuerdo con Estados Unidos (incluso temporal), y a la reducción a corto plazo del riesgo de guerra comercial”, explica Nadege Dufosse, responsable de asignación de activos de Candriam.