Si hacemos balance, en menos de tres años hemos pasado por una guerra comercial entre EE.UU. y China, una epidemia mundial, la llegada de las vacunas contra el COVID-19, el aumento de la inflación, la reactivación de la economía, la interrupción de las cadenas de suministro, una crisis energética en Europa y la invasión de Ucrania por parte de Rusia que se ha convertido en un conflicto militar. Poniendo un poco de sarcasmo y humor, esto parece una aterradora partida de Jumanji. ¿Será la estanflación la siguiente casilla?
El debate está en si el escenario central a corto plazo será la estanflación, es decir, un estancamiento del crecimiento económico con la inflación en alza. Algunas gestoras, como por ejemplo Allianz GI consideran que la economía sigue siendo demasiado sólida para hablar de estanflación, aunque el riesgo sí es real, ya que es probable que el crecimiento se vea frenado por la guerra en Ucrania.
“La fea palabra estanflación, que recuerda el período de principios de los años 70 de alta inflación y bajo crecimiento debido a los elevados precios del petróleo, ya está en el aire y es también parte de la explicación de por qué la invasión de Ucrania tuvo un impacto tan fuerte en los mercados. Aunque es demasiado pronto para evaluar el posible impacto, es probable que las previsiones de consenso de los economistas sobre el PIB mundial en 2022 se reduzcan al menos 0,5 puntos porcentuales en una primera reacción, y es probable que en Europa se reduzcan aún más. Por otra parte, las previsiones de inflación podrían aumentar otro punto porcentual respecto a su ya elevado nivel, en un contexto de aumento de los precios de las materias primas”, explica Hans-Jörg Naumer, Director Global Capital Markets & Thematic Research en Allianz GI.
En su opinión, si observamos la situación de la economía mundial en el marco de la crisis actual, es evidente que el impulso de crecimiento ya se ha frenado en febrero. Los datos económicos mundiales, según su índice Macro Breadth Index, han empeorado de forma generalizada por séptima vez en ocho meses; y la labor que deben realizar los bancos centrales puede convertirse en un viento en contra. “A pesar de los últimos acontecimientos, los bancos centrales ya no se pueden permitirse descuidar el reto que supone la inflación, como ocurrió en la reunión del Consejo del Banco Central Europeo (BCE) y de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed)”, añade.
Una visión que también comparte Chris Iggo, CIO Core Investments de AXA Investment Managers. Según advierte el experto, “el crecimiento va a ser más débil y la inflación más alta”, y señala que, en cuanto a la política monetaria, “las perspectivas no son tan claras como antes”, ya que “las necesidades de endeudamiento de los gobiernos podrían aumentar y, en consecuencia, contribuir a tipos de interés más altos en el futuro”. Y añade: «Las cosas aún podrían empeorar y eso aún podría reflejarse en una mayor caída de la renta variable, del euro y de la rentabilidad crediticia”.
Para algunas gestoras, como Pictet AM, la duración del conflicto entre Rusia y Ucrania será una de las claves que determinen si finalmente vamos a un escenario de estanflación. “Un conflicto arraigado, indeseable, se generaría en caso de una guerra prolongada de desgaste, a lo cual le damos probabilidad del 30%. En este escenario, Occidente impondría más sanciones, aunque la respuesta de Rusia sería limitada. Se produciría una leve recesión en Europa, con contracción de la producción económica un 1,5% en 2022 en Europa y crecimiento del PIB de EEUU desacelerado hacia su tendencia a largo plazo del 2%. La inflación se mantendría alta más tiempo, pesando en la confianza de los consumidores y retrasando la recuperación del consumo y los servicios. Afectaría a la confianza empresarial, especialmente en la euro zona y frenaría la inversión. Las acciones globales caerían 10 % adicional, al igual que los beneficios. La rentabilidad de los bonos del Tesoro a diez años se situaría a final del año en alrededor del 1,7 %. El BCE mantendrían sesgo de flexibilización y la Reserva Federal aliviaría el ritmo de ajuste, con algunas alzas de tipos de interés. Esto implica cierta estanflación, donde materias primas, acciones estadounidenses y de alta calidad pueden comportarse mejor”, señalan Luca Paolini, estratega jefe de Pictet AM, y Arun Sai, estratega multiactivos de Pictet AM.
El sentimiento de los inversores y mercados
La realidad es que no solo los expertos de la industria de inversión lo ven así, también los inversores han llegado a esta misma reflexión. De hecho, la última encuesta global a gestores de fondos de Bank of America muestra que el 62% de los inversores cree que la economía mundial entrará en estanflación en los próximos 12 meses, la lectura más alta desde septiembre de 2008.
Según Fraser Lundie, jefe de crédito, negocio internacional de Federated Hermes, señala: “La guerra entre Rusia y Ucrania ha creado una nueva fuente de preocupación para los inversores, pero los factores que están detrás de las ventas van más allá de este triste acontecimiento. Incluyen la preocupación por el aumento de la inflación, las inminentes subidas de los tipos de interés, el incremento de los precios de la energía y las interrupciones en la cadena de suministro, todo lo cual se suma a la ralentización del crecimiento económico y al riesgo de estanflación”.
Desde el punto de vista de los mercados, Ben Laidler, estratega de mercados globales de la plataforma de inversión en multiactivos eToro, destaca que un escenario de estanflación podría poner las cosas difíciles a algunos valores, pero no a la mayoría. Según explica, el aumento de la inflación, y la consiguiente subida de los tipos de interés, reduce las valoraciones que los inversores están dispuestos a pagar por las acciones.
“Esto ha afectado más a los segmentos tecnológicos más caros del mercado este año. Por otra parte, el menor crecimiento económico y el aumento de los costes de los productos pueden mermar los márgenes de beneficio. Esto ha hecho que los sectores de consumo discrecional, como el de la automoción, el textil y el comercio minorista, sean algunos de los que peores resultados han obtenido este año. Sin embargo, la mayoría se encuentra en una buena posición para capear esta tormenta de estanflación”, afirma Laidler.
Además, el experto de eToro recuerda que las perspectivas de crecimiento económico siguen siendo casi el doble de fuertes que la media a largo plazo. “Muchas empresas tienen marcas o posiciones de mercado fuertes y, por tanto, el poder de fijación de precios para repercutir estos costes. Esto es especialmente cierto en los sectores de la sanidad, los servicios públicos y el consumo, como la alimentación y las bebidas y el lujo. Mientras que los valores energéticos y de materiales se benefician directamente de la subida de los precios de las materias primas, que es lo que provoca gran parte de estos temores de estanflación”, añade.
Si analizamos los datos del último informe de Bank of America sobre estanflación, la entidad destaca que los fondos de renta variable europea registraron por segunda semana consecutiva un récord de salidas (13.500 millones de dólares). “En lo que va de año, los fondos centrados en Europa han registrado 7.600 millones de dólares de salidas, con 14.900 millones de dólares de salidas de fondos activos que superan los 7.300 millones de dólares de entradas en fondos pasivos. La energía es el único sector con entradas acumuladas en lo que va de año. También fue el que menos salidas registró la semana pasada (400 millones de dólares), mientras que el sector financiero fue el que más salidas registró (3.100 millones de dólares). Entre los países, Suiza registró las mayores entradas la semana pasada (200 millones de dólares), mientras que el Reino Unido registró las mayores salidas (1.100 millones de dólares)”, recoge en su informe.