No es momento para ser ahorrador ni para tener el capital en posiciones muy conservadoras porque actualmente “no hay forma de remunerar el ahorro sin riesgo”. Así lo indicaron esta mañana en Madrid los expertos de Santander AM que dieron su visión sobre los mercados de cara a 2017 y que rechazan la deuda soberana y apuestan por un posicionamiento más pro-cíclico en las carteras, con preferencia por la renta variable frente a la fija, crédito frente a deuda pública, spreads frente a duración y con sesgo hacia el high yield y la deuda emergente a la hora de invertir en bonos. Eso sí, contando con el dólar como elemento diversificador.
“El paso del ahorrador al inversor es obligado”, comentaba Ana Rivero, directora de Estrategia en la gestora, explicando que ese cambio debe hacerse de la mano de expertos. Así, aunque en Santander AM mantienen su oferta conservadora, comentó que actualmente no es lo más adecuado (ni siquiera optar por productos garantizados o estructurados que tratan de arañar más retornos aumentando el horizonte temporal).
Las claves de inversión en el entorno actual -marcado por una mayor volatilidad e incertidumbre, un moderado pero también mayor crecimiento mundial (del 2,5%-3%, impulsado por Estados Unidos tras el cambio político y la recuperación de algunos países latinoamericanos), una inflación mayor pero controlada (del 2%-3%) y por una verdadera desincronización en las políticas monetarias a ambos lados del Atlántico (con Estados Unidos dejando el relevo a las políticas fiscales mientras el BCE sigue apoyando en Europa) se centran en dos puntos: una mayor apuesta por el riesgo y una mayor diversificación de las carteras.
“En 1995 para obtener una rentabilidad anual del 7,5% bastaba invertir en bonos. En 2005, había que construir una cartera con una fuerte base de renta fija (del 52%), y complementarla con renta variable y activos alternativos, como real estate o private equity. Pero ahora ya no basta con una base de renta fija y diversificar lo demás, hay que concentrarse en la diversificación”, decía Rivero; pero eso es algo que conlleva volatilidad. “No podemos concentrar la mayoría de las inversiones en un solo activo para estar tranquilos porque lo más posible es que lo que nos sorprenda el año próximo sea algo desconocido”. Por eso aboga por carteras muy diversificadas en las que la renta fija -ni si quiera si suben los tipos y ofrece más retornos- puede actuar de colchón.
“La renta fija ya no diversifica y las correlaciones son positivas con otros activos en los momentos de estrés”, añadía Dolores Ybarra, CIO global de Santander AM, que habla de incluir en las carteras activos diversificadores como las divisas (el yen o el dólar, que pueden ofrecer coberturas más potentes en las carteras multiactivos), los derivados, las opciones y los activos alternativos (como el private equity o el real estate).
La directora de inversiones hizo hincapié en la apuesta de la gestora por la renta variable, activo capaz de ofrecer retornos de doble dígito, aunque con la selección –y no con las compras indiscriminadas- y la gestión activa como claves, sobre todo en Europa y emergentes. “La bolsa europea ofrece más valor que la de EE.UU., aunque las políticas pro-growth que aplicará Trump hacen que no podamos dejar a ese mercado de lado. Los emergentes podrían sufrir pero habrá oportunidades en los próximos doce meses”.
En cuanto a la renta fija, favorece los activos de más riesgo, como el high yield o la deuda emergente, donde los spreads podrían compensar el sufrimiento por el efecto Trump o las subidas de tipos de la Fed; es más: otros activos de renta fija podrían ofrecer retornos negativos (ver cuadro). Eso sí, señala como riesgos principales la posibilidad de que los tipos suban más rápido de lo esperado, los riesgos políticos –populismos e incertidumbres ante próximas elecciones en Europa- y China.
Bolsa europea: retornos de hasta el 15%
En renta variable europea las perspectivas son especialmente positivas: ven más oportunidades que riesgos, lo que les hace calcular retornos de doble dígito en los próximos meses, que podrían estar entre el 10% y el 15% (resultado de la suma de un crecimiento de beneficios empresariales cercano al doble dígito y una rentabilidad por dividendo del 3%-4%, sin contar con el incremento de los múltiplos). Los factores que apoyarán al activo, según José Antonio Montero de Espinosa, director de renta variable de la gestora, son cuatro: la macroeconomía y el BCE; la sólida posición financiera de las compañías; las mejoras en los beneficios empresariales (con previsiones mejoradas por los analistas y con las mayores sorpresas vistas en cinco años); y la atractiva valoración del activo frente a la renta fija.
En cuanto a factores a vigilar, señala su preocupación por el auge de los populismos y los movimientos proteccionistas, que podrían tener consecuencias negativas sobre el crecimiento mundial y disparar la inflación, las subidas de tipos y la restricción del crédito. Según Ybarra, en Europa el auge del populismo podría contribuir a las subidas de tipos, «pero por las malas, no porque haya un mayor crecimento sino por la vía de la prima de riesgo».
Crédito en Latinoamérica
También desde la gestora ven valor en el crédito latinoamericano: para Alfredo Mordezki, responsable de renta fija latinoamericana, las últimas salidas de flujos resultan incongruentes porque, a pesar del efecto Trump, muchas compañías cuyo negocio está relacionado con las materias primas (sobre todo en Suramérica) están en una situación mucho mejor a la de hace un año. “La clave es no perder de vista los fundamentales. Creemos que el aumento de la prima de riesgo no está fundamentada más que en creencias de futuro sobre las promesas electorales de Trump”, defiende. Unas promesas que podrían no materializarse… o de forma más suave a lo esperado.
Aunque la subida de tipos en EE.UU. será un factor en contra, no vislumbra un alza muy fuerte de los tipos teniendo en cuenta que, con Japón y Europa con tasas muy bajas, muchos inversores institucionales comprarán deuda a largo plazo estadounidense, lo que limitará las subidas. “El movimiento de los tipos no restará tanta rentabilidad a la deuda latinoamericana como podría pensarse”, dice. También considera que las compañías están mejor preparadas que en el pasado para afrontar un dólar más fuerte y señala que la subida de las materias primas beneficiará a muchas firmas en países como Brasil, Perú, Argentina….
Incidiendo en el efecto Trump, el gestor es cauto: reconoce que México puede verse más perjudicado pero matiza el efecto negativo sobre una potencial ruptura de NAFTA: “Es cierto que México tiene mucha sensibilidad al comercio con Estados Unidos pero, si se rompe NAFTA, no será solo un problema de México sino, sobre todo, de las grandes multinacionales estadounidenses, con fábricas y cadena de valor en otros países. O los coches se encarecen un 30% si se fabrican íntegros en EE.UU. y hay una huelga de consumidores, o NAFTA se renegociará de una forma más racional y parece más probable esto último”, dice el experto.
Pero además, las políticas de Trump no afectarán a otros mercados -la recuperación sigue vigente en mercados como Brasil o Argentina- e incluso otros podrían beneficiarse de un dólar más alto, al ganar competitividad, como las exportadoras de Chile o Perú. “Latinoamérica se basa en el comercio internacional más que en el consumo doméstico y si el primero se deteriora sí sería un problema pero no creemos que eso ocurra y Latinoamérica será un gran jugador en un entorno de mayor crecimiento”, dice el gestor, que habla de signos positivos en Brasil, Argentina y Chile, crecimiento acelerado en Perú y solo algunas nubes en Colombia y México.
En crédito, apuesta por que los spreads bajarán a lo largo de 2017 y esa tendencia permitirá conseguir rentabilidades interesantes en deuda corporativa de la región.