El ruido político en torno al Brexit está aturdiendo a los inversores, que han empezado a descartar invertir en el Reino Unido debido a su realidad política. Sin embargo, Richard Colwell, el responsable de renta variable del Reino Unido de Columbia Threadneedle, sostiene que “todo el mundo está fascinado con tanto ruido político y no piensan en cómo construir una cartera con las oportunidades que ofrece el mercado de renta variable británico”.
De hecho, el gestor reconoce que “estamos más positivos en la renta variable británica ahora que hace cinco años”. Una afirmación que puede sorprender, pero que defiende con argumentos sólidos: “Invertir en renta variable británica no significa estar invirtiendo en una determinada posición política, no son sinónimos. No estamos invirtiendo en política. Como gestor activo, tienes que dar un paso atrás y analizar si los movimientos que estamos viendo de entradas y salidas de inversiones están justificadas, y si en verdad se están perdiendo oportunidades interesantes de inversión”, señala Colwell, quien defiende que el Reino Unido sigue siendo uno de los tres mercados de acciones más importantes del mundo.
Considera que el impacto que ha tenido el Brexit en la percepción del mercado británico ha sido gradual y ha pasado de ser una “una nube” a convertirse en un tema tan relevante como la guerra comercial, durante este último año. Sin embargo, él considera que hay asuntos más importantes para tener en cuenta y con mayor impacto en las decisiones de inversión, como por ejemplo la política monetaria de los bancos centrales.
En su opinión, el mercado británico de renta variable está lleno de oportunidades, empezando por lo atractivas que son sus valoraciones. “Muchas firmas internacionales que cotizan en el Reino Unido, pero que operan a escala mundial, se negocian ahora a unas valoraciones considerablemente más baratas que las de sus homólogas cotizadas en otros países europeos. Esto refleja el volumen de capital que se ha retirado del Reino Unido como consecuencia de la incertidumbre política y económica vinculada al Brexit. En cualquier caso, el resultante arbitraje de valoraciones ha provocado un aumento del activismo de los accionistas hasta niveles sin precedentes. La actividad de fusiones y adquisiciones también continuará, además a un ritmo más acelerado, conforme las empresas extranjeras sacan partido de estas valoraciones baratas”, argumenta.
Como gestor activo, Colwell considera que ignorar el mercado británico de renta variable hasta que el Brexit se aclare es perder oportunidades de inversión. A la hora de construir la cartera, pone el foco en dos “categorías” de empresas que el mercado está ignorando: compañías dependientes del Brexit o de la economía británica, y compañías internacionales cuya cotización está sufriendo.
“Las primeras son compañías que por su dependencia de la economía británica, su cotización está teniendo más altibajos, pero su precio de entrada constituye una buena oportunidad porque son empresas buenas, con potencial y que están a tiempo de cambiar su modelo de negocio; por ejemplo algunas empresas de medios de comunicación. Este es un grupo de empresas más reducido, pero el segundo nivel de compañías al que me refiero supone un gran universo: se trata de firmas listadas en el Reino Unido muy internacionales y que han visto su valoración presionada a la baja”, explica Colwell.
En su opinión, pese a que las dudas sobre el Brexit y sus efectos son comprensibles, las empresas se han ido preparando. “En estos dos años, no han estado de brazos cruzados, ellas también han estado gestionando toda esta incertidumbre. Se han organizado mucho mejor que el gobierno británico, tomando medidas como asegurarse de que no les faltará personal cualificado o mejorando sus inventarios”, concluye.