Los inversores están muy preocupados por cuál será el impacto del COVID-19 en sus carteras y en el mercado. Por ello los analistas no pierden de vista la contracción del PIB global, la evolución de la inflación, el crecimiento de la deuda pública de los gobiernos y las posibles burbujas de activos. A esta larga lista de variables que aportan volatilidad al mercado ahora toca añadir una más: las crecientes tensiones comerciales entre China y Estados Unidos.
La llamada guerra comercial que protagonizó gran parte de 2019 y que prácticamente se había desvanecido en 2020, vuelve a hacerse presente. Por ahora, las tensiones han vuelto a raíz del coronavirus. La Casa Blanca ha lanzado acusaciones directas al régimen de Pekín sobre su falta de transparencia en los datos relacionados con el COVD-19 y por un supuesto incumplimiento de las compras de productos estadounidenses acordadas en la Fase 1 de su acuerdo comercial. Unas acusaciones que llevan a pensar que de nuevo estamos ante el choque de los países por el liderazgo mundial.
También, según indican los analistas de BancaMarch, “se especula con que la Casa Blanca podría estar elaborando un nuevo paquete de aranceles contra importaciones chinas, como represalia por la propagación del COVID-19, lo que supondría un paso atrás desde la desescalada de tensiones en torno a la guerra comercial, cuando a principios de este año ambas potencias firmaron la primera fase de una tregua”.
En opinión de los analistas de la entidad, ante la recesión a la que se enfrenta la economía estadounidense, como resultado del parón en la actividad económica y las fuertes caídas en el precio del petróleo, las amenazas del presidente Trump suscitan el temor de que un nuevo conflicto comercial obstaculice la recuperación económica del país. «En esta ocasión, el regulador chino ha advertido a Estados Unidos de que la confianza en las bolsas americanas se verá debilitada si finalmente se implementa el proyecto de ley por el que se exigirá a compañías extranjeras acogerse a la normativa de auditoría doméstica si quieren cotizar en bolsas estadounidenses. Desde la Comisión Reguladora de Valores de China afirman que la propuesta está dirigida a China y acusan a Estados Unidos de politizar la regulación de valores, lo que debilitará la confianza de los inversores en las bolsas americanas y pondrá en duda su posición global. Está advertencia se suma a la tensión generada por el anuncio de nuevas leyes de seguridad impuestas por el Gobierno Chino a Hong Kong, que de acuerdo con el Secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, ponen en peligro la autonomía de la isla como centro financiero, lo que podría afectar al régimen comercial especial concedido al territorio», apuntan los analistas de BancaMarch.
Impacto de las tensiones
A la hora de valorar hacia dónde van estas nuevas tensiones comerciales los analistas muestran puntos de opinión muy diferentes, desde los que piensan que es una maniobra de distracción por parte de Donald Trump, que sigue en año electoral, hasta aquellos que ven potencialmente un gran riesgo. Por ejemplo, Esty Dwek, jefa de estrategia global de mercados de Natixis IM Solutions (Natixis Investment Managers), considera que las fricciones actuales “parecen más ladridos que verdaderos mordiscos”, pero avisa de que “represalias mayores impactarían en una ya muy frágil recuperación”
En cambio, Pedro del Pozo, director de inversiones financieras de Mutualidad de la Abogacía, cree que «la guerra comercial solo tuvo un armisticio y no una auténtica paz”. Del Pozo señala que las acusaciones de la Casa Blanca a China sobre el origen de COVID-19 en un laboratorio de Wuhan se unen a la amenaza de Trump de retomar las sanciones a la potencia asiática, una medida que, según indica el experto, “debe ser interpretada en clave electoral”. Y es que, como comenta, estamos en año de elecciones presidenciales en EE.UU. y eso confiere una “importante incertidumbre a la forma que la administración estadounidense tendrá de afrontar la presente crisis y el deterioro económico subsiguiente”.
Por el contrario desde Bank of America se muestran muy cautos. “Las tensiones por el coronavirus se suman a la larga lista de disputas entre los EE.UU. y China. Pero es poco probable que se tomen medidas importantes contra China antes de las elecciones, ya que los políticos estadounidenses se centrarán en recuperar su propia economía. Después de las elecciones, un serio choque de disociación es un riesgo creciente, particularmente si la economía se ha recuperado”, apuntan.
Olivier de Berranger, director de Gestión de Activos de La Financière de l’Echiquier, señala que China podría replantearse su relación con Estados Unidos. «Hasta ahora la escalada no figura en el orden del día, y China se limita a denunciar la difamación estadounidense. Pero la celebración de la reunión anual del Parlamento del gigante asiático, a partir del 22 de mayo, podría ser la ocasión para que el aparato chino revise a fondo su estrategia frente al Tío Sam», apunta Berranger.
En opinión de DWS, las recientes tensiones comerciales entre EE. UU. y China podrían ser difíciles de revertir, lo que perjudicará tanto a los consumidores como a las empresas estadounidenses. Las exportaciones chinas a EE. UU. se han mantenido bastante estables en términos de valor desde que ambas partes comenzaron a imponer aranceles en julio de 2018; de hecho, siguen superando en un 8% los niveles que marcaban cuando el presidente Trump llegó al gobierno. Por su parte, las exportaciones estadounidenses a China se han desplomado desde el inicio de las tensiones y se han reducido un 8% con respecto al nivel de enero de 2017.
«Una breve reflexión explica el porqué de esta situación. En los últimos 20 años, China se ha convertido en el principal fabricante, no solo de un amplio conjunto de bienes de consumo, desde ropa y juguetes hasta electrónica sino, también, de muchos subcomponentes. Como desafortunadamente hemos podido comprobar desde el comienzo de la pandemia de la COVID-19, la producción china abarca artículos tan esenciales como las mascarillas y los ingredientes activos de muchos productos farmacéuticos. Intentar reducir esta dependencia puede parecer una buena idea. De hecho, los países implicados en las guerras comerciales deberían haber empezado por los artículos esenciales a la hora de reconstruir su autosuficiencia. Sin embargo, relocalizar la producción deslocalizada a China requerirá grandes dosis de tiempo y de inversión. Gracias a las ventajas de costes y a las economías de escala, los precios se fijaban cada vez más en China», explican desde DWS.
La reacción China
Por su parte, China no permanece callada ante las opiniones y declaraciones que llegan desde Estados Unidos. Y ha decidido responder. «Nos hemos dado cuenta de que algunas fuerzas políticas en Estados Unidos están tomando como rehenes a las relaciones chino-norteamericanas y empujando a nuestros dos países al borde de una nueva guerra fría», ha señalado Wang Yi en una conferencia de prensa en el marco de reunión anual de la Asamblea Nacional Popular (ANP), según recoge EFE.
Durante esta rueda de prensa Wang Yi defendió respecto a las relaciones entre China y Estados Unidos: «Lamentablemente además de COVID-19, otro virus político se está expandiendo en EE.UU., que se expresa a través de una frenética campaña de difamaciones contra China en cada oportunidad que se les presenta. Algunos políticos han llegado al extremo de ignorar los hechos básicos, inventar demasiadas mentiras y planificar excesivas conspiraciones contra China. Recientemente, las mentiras de EE.UU. han sido recopiladas y denunciadas en Internet. Cada vez que inventan una nueva mentira, se hará más larga su lista de mentiras, se desnudará con mayor claridad su inmoralidad y se sumarán más manchas sucias a su historia».
A nivel económico, según explican desde Monex Europe, el banco central de China estableció hoy el fixing más débil del yuan frente al dólar desde el 2008, una acción que ha sido señalada anteriormente como un acto de «manipulación» de la divisa. «Aunque la dirección del tipo de referencia se alinea con la presión del mercado a raíz de la caída de las bolsas asiáticas por los disturbios en Hong Kong durante el fin de semana, la marca refleja un posible sesgo a la baja en relación a estimaciones basadas en el equilibrio de oferta y demanda. Esta acción podría añadirse a la lista de crecientes tensiones entre ambas potencias y consolidar la fortaleza del dólar como consecuencia», argumentan.