Los factores relacionados con la oferta se colocan como prioridad a la hora de reforzar el crecimiento económico y la productividad en Europa, de acuerdo con el análisis publicado Scope. El estudio, que ha examinado cómo los factores relacionados con la oferta (productividad, horas trabajadas por empleado, tasas de empleo, tasas de participación y demografía) han contribuido, por región y país, al diverso historial de crecimiento acumulativo de Europa, apunta a la necesidad de reformas estructurales por el lado de la oferta que impulsen el crecimiento económico.
«Ante el estancamiento de los beneficios del mercado laboral, los principales gobiernos europeos tendrán que impulsar la productividad, aumentar las tasas de participación e incrementar el número de horas trabajadas a través de reformas en la regulación laboral y fiscal, así como mejorar la integración de los trabajadores migrantes», afirma Giulia Branz, analista de Scope.
Como ejemplo, el informe muestra el crecimiento acumulado en la periferia de la eurozona, donde ninguno de los países ha registrado grandes mejoras en los niveles de productividad. Portugal, España y Chipre recogen un crecimiento de en torno al 10% y superan a Italia y Grecia, donde no ha habido prácticamente cambios.
Sin embargo, el informe también hace referencia a la mejora de las tasas de participación de la fuerza de trabajo que compensa la disminución de la media de horas trabajadas y a las tasas de empleo impulsadas por la recuperación económica que han apuntalado el crecimiento en los países más afectados por la crisis.
Alvise Lennkh, director de análisis soberano de Scope Ratings apunta que los gobiernos tienen que aumentar la calidad del empleo. Para ello, el analista asegura que han de invertir en cualificación, con el fin de incrementar la productividad junto con un crecimiento continuo del empleo. El análisis de Scope sugiere que uno de los principales retos para las principales economías europeas es “invertir el reciente descenso del crecimiento de la productividad, que fue un motor clave del crecimiento entre 2000 y 2006”.
También en referencia a las economías europeas centrales, Scope se detiene en el caso de Francia y Alemania. Por un lado, el estudio confía en las recientes reformas en Francia para mejorar la tasa de participación laboral y el historial del país de aumentos relativamente bajos de productividad. Alemania, por su parte “necesita reformas para hacer frente a la reducción de la media de horas trabajadas por empleado y a la disminución de su población en edad de trabajar”.
«Ante el estancamiento de los beneficios del mercado laboral, los principales gobiernos europeos tendrán que impulsar la productividad, aumentar las tasas de participación e incrementar el número de horas trabajadas a través de reformas en la regulación laboral y fiscal, así como mejorar la integración de los trabajadores migrantes», afirma Branz.