Los datos del PIB de EE.UU. para el segundo trimestre mostraron que la economía nuevamente se contrajo y eso disparó los fantasmas de la recesión entre los analistas.
La respuesta rápida es que el crecimiento del PIB ha sido negativo durante dos trimestres seguidos por lo que, técnicamente, sí podemos hablar de recesión. Sin embargo, enfocarse en el debate semántico podría distraer a los inversionistas de las señales más importantes que surgieron con la publicación del PIB y la reunión de la FOMC de fines de julio, según J.P. Morgan.
“La primera conclusión es que las subidas de tipos están teniendo el impacto deseado”, dice el análisis de Jacob Manoukian, U.S. Head de Investment Strategy.
La segunda conclusión es que probablemente se esté más cerca del final del ciclo de subida de tasas que del principio. La Fed reconoció este telón de fondo de desaceleración del crecimiento en su declaración de política, agregó Manoukian.
“La Fed piensa que se está cerca de la “neutralidad” (también llamada tasa de interés teórica), que ni estimula ni restringe la actividad económica. Esto es importante, porque un principio rector para este ciclo de ajuste ha sido llegar al punto muerto lo más rápido posible”, comentó.
El débil dato del PIB y la reunión de la Fed dan mayor confianza, “en nuestra opinión de que el contexto de deterioro del crecimiento y caída de la inflación permitirán que el Banco Central deje de subir las tasas de interés a principios de 2023”, aseveró.
Esto significa un suspiro de alivio para los mercados, haya recesión o no.
Los mercados han subido aproximadamente un 11% desde sus mínimos de principios de junio, los rendimientos de los bonos a 10 años han bajado más de 80 puntos básicos desde sus máximos del año hasta la fecha y el índice de bonos agregados de Bloomberg ha avanzado más de 5% desde los mínimos de este año, detalló el jefe de inversión de J.P. Morgan.
Un cambio en el tono de la Fed durante la conferencia de prensa de Jerome Powell confirmó lo que el mercado podría haber estado sospechando: que no iba a aumentar 75 puntos básicos cada vez por siempre.
“La expectativa a partir de ahora es que tengamos un ritmo más lento de subidas de tipos en otoño. Como resultado, los rendimientos de los bonos del Tesoro a dos años han caído desde su máximo de aproximadamente de un 3,5% a un 2,85%”, infiere Manoukian.
Bajo la superficie, también es notable que los mercados se están recuperando de lo que se habría caracterizado como «malas» noticias. El día en que la Fed subió 75 puntos básicos, las acciones de crecimiento secular de larga duración, como las que están en el Nasdaq 100, avanzaron 2,5%, y el índice amplió sus ganancias después de que Amazon y Apple registraran fuertes ganancias y ahora se encuentra en el nivel más alto en dos meses.
Por otro lado, Gilles Moëc, economista jefe en AXA Investment Managers, coincide que a pesar de que en la mayor parte del mundo estos datos macroeconómicos calificarían “técnicamente como una recesión”, en el enfoque de EE.UU. se basa en los pronunciamientos del Buró Nacional de Investigación Económica (NBER, por sus siglas en inglés) que adopta una «visión más holística».
No obstante, según Moëc: “incluso si EE.UU. no estuviera en recesión (todavía), las señales subyacentes son preocupantes” y señala también la importancia de los datos de empleo, que se conocerán esta semana: “Un número débil probablemente cerraría la cuadratura para una recesión”.
Moëc destaca que hay que fijarse en el gasto de los consumidores, que: “está contribuyendo menos al crecimiento, ya que los hogares tienen menos capacidad, para compensar el deterioro de los ingresos reales, recurriendo a un exceso de ahorro”.
Otro acontecimiento adverso para el experto es “la debilidad de la inversión en el segundo trimestre, mientras que los datos sobre el sector inmobiliario en lo que va del verano sugieren que es probable que la construcción continúe cayendo en el tercer trimestre, en gran parte en respuesta al endurecimiento de las condiciones financieras”.
El economista de AXA Investment Managers Si bien la contracción del PIB de la primera mitad del año puede no constituir una recesión, la mera prolongación de la tendencia actual en la demanda interna final crearía las condiciones para una, probablemente en los últimos tres meses de 2022”.
Otro ingrediente clave en el marco del NBER es el comportamiento del mercado laboral y en este sentido Moëc afirma: “Se necesitan pérdidas significativas de puestos de trabajo para que se declare una recesión “adecuada”.
Así, “un número débil en los resultados de empleo que se publican esta semana, probablemente cerraría la cuadratura para una recesión”. En cualquier caso, “puede ser demasiado pronto para que la desaceleración en curso de la actividad provoque una gran disminución de los puestos de trabajo. Es posible que tengamos que esperar, lo que podría desencadenar una volatilidad significativa en el mercado”, concluye.