La rotación de estilos en la gestión de las carteras no constituye ninguna novedad. En la mayoría de los ciclos de inversión, los diferentes estilos despuntan en un momento u otro. Desde 2009, las compañías de crecimiento y calidad han logrado anotarse rentabilidades superiores. La pregunta es, ¿seguirá esto siendo así en 2017?
Según el análisis de Columbia Threadneedle Investments, en 2009 fuimos testigos de una marcada recuperación en los mercados de renta variable, pues el sentimiento inversor experimentó un viraje tras la crisis financiera mundial. “Esto se caracterizó por un notorio repunte cíclico: cuando el mercado se situaba en su nivel mínimo en marzo de dicho año, las empresas de valor y baja calidad registraron una rentabilidad superior, ya que los inversores fijaron la mirada en las compañías con valoraciones baratas”, explica William Davies, director de Renta Variable Mundial de Columbia Threadneedle Investments.
Durante este periodo, y en otros episodios de rotación de los 15 últimos años, Davies considera que el cambio fue vigoroso, pero “relativamente efímero ya que, por lo general, se prolonga entre tres y seis meses”. Así, cuando se restaura la calma y los inversores comienzan a diferenciar entre los títulos que ofrecen un valor genuino y los que eran baratos por causas justificadas, “la rentabilidad superior del estilo ‘value’ cede ante la pujanza de los estilos de calidad y crecimiento”, matiza.
En los últimos 18 meses, las valoraciones se tensionaron y, cuando el mercado comenzó a tender a la baja, los segmentos que habían despuntado en 2015 volvieron a contraerse. En el análisis que hace la gestora, en este movimiento de mercado tuvo que ver el aumento de la incertidumbre sobre el rimo de crecimiento económico global y sobre la política, tanto europea como ahora la norteamericana.
Perspectivas de futuro
“A corto plazo, vaticinamos que la rotación hacia las compañías sensibles al sentimiento económico que venimos observando en los últimos meses proseguirá su curso. Existe una opinión ampliamente extendida que, a nuestro parecer, los mercados ya descuentan que el presidente Trump anunciará políticas expansivas destinadas a fomentar el crecimiento. Esto debería favorecer aún más a los títulos de valor”, señala Davies.
No obstante, la gestora considera que las valoraciones actuales descuentan una implementación casi perfecta de las políticas de Trump, pero cree que es probable que éstas no se promulguen plenamente o, incluso, que no se ejecuten a la perfección. Además destaca que sus declaraciones de corte proteccionista podrían hacer mella en el crecimiento. “De ahí que consideremos que las expectativas de crecimiento se sitúan en la actualidad en niveles elevados, al igual que las valoraciones de los títulos de recuperación o value”, afirma.
En su opinión, puede que este segmento del mercado encierre todavía potencial de revalorización, pero para liberarlo se precisa una ejecución sin fisuras. Según explica Davies, “consideramos que el crecimiento, aunque en terreno positivo, aún podría defraudar, por lo que las perspectivas sobre las empresas «growth» o calidad que dependen menos de una aceleración del crecimiento económico podrían experimentar una mejora”.
Algo que ya está ocurriendo. El mercado ha comenzado a diferenciar entre las compañías cuyos fundamentales justifican un continuo movimiento alcista y las empresas cuyos fundamentales no lo hacen. Así pues, los estilos de crecimiento y calidad han mostrado un sólido comportamiento en los dos primeros meses del año.
Inversiones a largo plazo
En cuanto a inversores a medio y largo plazo, la gestora considera que, dejando el ruido a un lado, las compañías de calidad pueden hallarse en una variedad de sectores. Dada la trayectoria al alza de los tipos de interés en Estados Unidos, los valores financieros del país norteamericano cobran un mayor atractivo y los precios de las acciones reflejan, sin lugar a dudas, el interés del mercado.
“Dentro de nuestro marco de calidad, deberíamos ser capaces de identificar compañías que se beneficien de estas dinámicas y se negocien a valoraciones atractivas, además de contar con unos fundamentales que justifiquen el incremento de las cotizaciones. Se trata sencillamente de hallar dichas compañías. He ahí la importancia que reviste un equipo de análisis verdaderamente integrado y basado en el trabajo colaborativo con acceso a los niveles de gestión más elevados del mundo”, añade Davies.
En este sentido la gestora defiende su apuesta por las compañías defensivas de crecimiento, aquellas capaces de crecer de forma constante en un mundo de átono crecimiento. “Unilever representa un buen ejemplo de este tipo de empresas y, por ello, forma parte de nuestras carteras mundiales, británicas y europeas. La compañía de bienes de consumo que se erige detrás de las marcas de productos para el hogar Persil, Dove y Vaseline ofrece un potencial de crecimiento de un dígito alto y, en los últimos años, ha venido reorientando su negocio hacia los productos de cuidado personal y del hogar de mayor crecimiento”, afirma.
Por eso la gestora, cuando lo ha considerado oportuno, ha incorporado empresas que probablemente se beneficien de un cambio en el sentimiento económico, sobre todo en Estados Unidos. Esto ha llevado a su equipo de renta variable a invertir en entidades financieras estadounidenses como Goldman Sachs y Bank of America, que sacan partido del entorno de tipos de interés al alza y mayor crecimiento reinante en el país, así como en compañías, como United Rentals, que se beneficiarán si Trump aumenta finalmente el gasto en infraestructuras.
En definitiva, la gestora está convencida de que un sesgo hacia el estilo de calidad sigue representado una estrategia efectiva, pero buscar e identificar bien la calidad será de crucial importancia. “Gracias a nuestro firme y constante enfoque centrado en la búsqueda de valores de crecimiento y elevada calidad, no nos dejaremos llevar por rotaciones de estilo pasajeras. La consistencia es la clave”, concluye Davies.