“Cualquier país con una gran deuda está obligado a someterse al escrutinio de los inversores, y China no es diferente en ese sentido. Sin embargo, más importante que el tamaño nominal o relativo del endeudamiento de las empresas es la voluntad y la capacidad de los emisores para pagar esa deuda”, explica Rafael Aldama, responsable del negocio institucional de DWS en España, sobre el gigante asiático que estos meses ha acaparado todas las miradas. Aldama comparte en esta entrevista la visión sobre el país y la región asiática que tiene la gestora, visión que proyectan sobre su fondo DWS Asian Bonds.
En cuanto a la situación actual del mercado asiático, ¿es la deuda el gran problema para China?
En este sentido, China está mejor situada que la mayoría, ya que los niveles de crecimiento siguen siendo sólidos y el Banco Popular de China puede utilizar la política monetaria y otras medidas para apoyar el crecimiento. Además, es importante destacar que China sigue siendo un sistema financiero prácticamente cerrado, que depende mucho menos del capital extranjero para hacer frente a sus obligaciones. Así, tiene un mayor margen de maniobra que la mayoría de los países y regiones de mercados emergentes. Dicho esto, creemos que las presiones globales e internas se están combinando para alejar a China del modelo de desarrollo basado en las exportaciones, que ha apoyado su ascenso hasta hoy. Aunque el ritmo de cambio es incierto, creemos que el rumbo está bien establecido.
A la hora de invertir, ¿qué supondrá esto?
A nivel de cada empresa, esperamos que este cambio pueda dar lugar a una mayor diferenciación entre los emisores. Esto creará oportunidades atractivas para los gestores con enfoque bottom-up, pero también conlleva riesgos para las empresas que no puedan adaptarse. Los inversores también deben ser conscientes de que Asia no empieza y termina con China. Mientras que China representa el 52% del mercado de crédito en dólares en Asia, varias otras economías se están desarrollando rápidamente en la región. Por ejemplo, dentro de nuestra cartera insignia, DWS Invest Asian Bonds, China representa sólo el 5% de sus posiciones. En cambio, Indonesia representa casi el 31% de la cartera.
¿Hasta qué punto esta clase de activo es desconocida para el inversor?
No está claro hasta qué punto los inversores son conscientes de la importancia del mercado de crédito asiático denominado en dólares: es un mercado de rápido crecimiento, que en la actualidad supera los 945.000 millones de dólares (hasta 2013 era menos de la mitad), con más de 228.000 millones de dólares en nuevas emisiones el año pasado. Para muchos, seguramente se seguirá viendo como un nicho dentro de su asignación de renta fija. Aunque es comprensible, esto no hace justicia al tamaño del mercado, al menos dos veces mayor que el mercado euro de high yield y, según algunas medidas, al menos tan grande como el high yield estadounidense. De hecho, desde 2008 hasta la fecha, ha tenido una tasa de crecimiento anual compuesta del 17%, muy por encima de la mayoría de los demás segmentos de renta fija durante el mismo período. Además, es importante destacar la fortaleza de la demanda de estos bonos dentro de Asia, ayudando a afianzar el activo al reducir la exposición a los vaivenes en flujos de entrada y salida desde fuera de la región.
¿Cree que los mercados, los gestores o los inversores están siendo guiados por una imagen poco realista del valor o utilidad que pueda tener en una cartera?
Para nosotros, el relato en torno a los mercados de deuda asiática tiene mucho menos que ver con discusiones, a veces estériles, sobre el ‘siglo asiático’ que se avecina y mucho más con la maduración gradual de un importante segmento de renta fija, que con el tiempo formará parte de los posicionamientos “core” en las carteras.
¿Qué papel pueden desempeñar los bonos asiáticos en una cartera?
Con, globalmente, 12 billones de dólares de bonos que cotizan con tipos negativos, existen claramente un argumento para considerar la renta fija asiática denominada en dólares, que ofrece un diferencial sobre la renta fija equivalente de EE.UU. y Europa. A pesar de que los costes de cobertura afecten a la rentabilidad total de los inversores europeos, Asia sigue siendo la región emergente con mayor calidad crediticia (un 78% de los bonos emitidos del índice JACI ostenta una calificación de grado de inversión) y ofrece una diversificación real tanto a los mercados desarrollados como a los emergentes. Nuestra impresión es que el mensaje está teniendo buena acogida entre los inversores institucionales globales, con mayor atención a Asia después de una histórica infra-exposición. De hecho, hemos visto un crecimiento de los activos de más de 750 millones de dólares para nuestra principal estrategia en lo que va de año, ya que los inversores, muchos de ellos europeos, han buscado fuentes alternativas de rentabilidad.
¿Cuál es la lógica del mercado de crédito asiático?
El segmento de inversores dominante de los bonos asiáticos procede de la propia región, algo único entre los mercados emergentes. Es decir, son los inversores con base en Asia los que han comprado en gran medida renta fija asiática. Por ejemplo, casi el 90% de los créditos emitidos en China en dólares en 2018 se asignaron a inversores asiáticos. El resultado es que, como región, Asia es generalmente menos susceptible que otras regiones de mercados emergentes a la fuga de capitales de los inversores internacionales, es decir, que hay menos dinero “turístico”. Esta demanda “interna” explica en parte por qué Asia ha tenido históricamente menos volatilidad, tasas de impago y coeficientes de apalancamiento que el resto de regiones emergentes (Latinoamérica y Europa del Este).
Hemos visto grandes avances en la apertura del mercado de renta variable, ¿cómo es el proceso equivalente en renta fija y especialmente con el avance de los bonos?
Lanzado en el verano de 2017, China Bond Connect permite a los inversores internacionales acceder a los bonos Renminbi en China continental a través de Hong Kong. El sistema ha ganado popularidad, aunque los flujos han sido en gran medida de sur a norte (es decir, de Hong Kong a la China continental a través de Shanghái) y continúan existiendo desafíos: particularmente la falta de instrumentos de cobertura, las diferentes metodologías de calificación crediticia y cierta incertidumbre en cuanto a la aplicabilidad de determinados impuestos. Sospechamos que los inversores centrarán inicialmente su atención en los bonos soberanos chinos, que ofrecen mucha más liquidez que los bonos corporativos menos conocidos y comercializados sólo localmente. Mientras que con el tiempo es razonable esperar que la internacionalización de los mercados chinos de renta fija continúe a buen ritmo, en esta fase vemos oportunidades limitadas para añadir valor a través del análisis bottom-up de emisores, dadas las limitaciones de liquidez y acceso a la información.
¿Cómo valora su rendimiento este año en comparación con los bonos estadounidenses a diez años y el bono alemán?
La estrategia del fondo DWS Invest Asian Bonds supera este año a los bonos a 10 años del Tesoro de EE.UU. y a los alemanes este año, con un rendimiento del 7,99% en lo que va de año, frente al 5,93% y el 5,15%, respectivamente. Además, esto se está logrando con un riesgo de tipo de interés notablemente menor, con una duración de la cartera que osciló entre 2,36 años y un máximo de 5,1 años. A pesar de la preocupación por la desaceleración del crecimiento mundial y una marcada escalada en la retórica de la guerra comercial desencadenaron la aversión al riesgo hacia finales de mayo, una nueva reducción de los rendimientos de los bonos del Tesoro de EE.UU. y Alemania, los retornos de la estrategia han aguantado su ritmo de crecimiento en las últimas semanas, tras haber ampliado la duración de la cartera.