Concentración de la cartera, búsqueda de ventajas competitivas, especial atención a las red flags contables, contacto con la dirección de la empresa y estrategias de riesgo de cola: son las cinco claves diferenciales que enarbola para su nuevo proyecto Quim Abril, reconocido por Citywire en su ranking de los 1.000 mejores gestores de renta variable por su labor al frente de BMN Gestión –en los últimos años en manos de Banco Madrid-, entidad de la que salió a finales de 2014. Así lo explica en su primera carta a los inversores tras el lanzamiento de un fondo de renta variable muy centrado en la calidad y en encontrar «empresas extraordinarias» que empezó a gestarse a finales del año pasado y del que se hizo eco Funds Society.
El promotor del fondo reflexiona sobre el concepto de calidad y se muestra crítico con compañías muy baratas que no aportan calidad a la cartera, sino riesgo: “Se habla mucho sobre el concepto de calidad, pero creo que a menos que estemos en una fase económica de recesión, las compañías de calidad no cotizan por debajo de PER 13-14, que es el promedio del S&P500 a largo plazo. Se pueden comprar acciones más baratas, por debajo de PER 10, pero entonces ya no se puede hablar de calidad sino de otro tipo de compañías, que incrementarán considerablemente el riesgo de la cartera”, advierte.
Algo que tiene muy en cuenta en el fondo. Frente a otras opciones de invertir y protegerse de pérdidas de capital (como “seguir las recomendaciones y tendencia de Wall Street, tratando de averiguar qué compañías superarán las estimaciones de los analistas cada trimestre, y por tanto ser parte del rebaño e incrementar el coste en comisiones por la elevada rotación; comprar únicamente acciones de «momentum», en negocios calientes, sectores de rápido crecimiento y pagar un múltiplo excesivamente elevado; o comprar acciones baratas sin tener en cuenta el Earnings Quality (calidad del beneficio) de la empresa en cuestión”), Abril opta por una mejor forma de invertir y preservar el capital, “identificando empresas con ventajas competitivas, esperar a que su cotización esté por debajo de su valor intrínseco y mantenerlas durante muchos años hasta que el negocio empeore o bien el precio esté por encima del valor intrínseco”.
En la carta, Abril también hace referencia a la necesidad de, ante la competencia de la gestión pasiva, nacer con un producto que aporte verdadero valor añadido: “Ante el auge de la gestión pasiva (ETFs) y sus bajas comisiones, uno solo puede competir con un producto de auténtico valor añadido, con un 100% de gestión activa, comisiones alineadas con el retorno del fondo, alta vinculación del gestor con los accionistas y, lo más importante, un producto diferente”.
Las cinco claves de gestión
Abril explica que el fondo invertirá en un máximo de 20-25 empresas, siendo las diez primeras posiciones superiores al 50% del patrimonio. “Uno puede tener 15 o 20 buenas ideas pero no 50 buenas ideas. En general, se argumenta que una cartera concentrada tiene más riesgo que una cartera diversificada de por ejemplo 50 compañías, pero la realidad es que a partir de 15 empresas, una cartera está suficientemente diversificada y añadir una nueva acción no reduce de forma sustancial la desviación estándar de la cartera”. También explica que una cartera concentrada aumenta la rentabilidad del fondo, consecuencia de un mayor conocimiento de las empresas en cartera, y también reduce el riesgo de pérdidas.
Con respecto a las ventajas competitivas o “moats”, explica que solo invierte en empresas con ventajas competitivas claras, estructurales y sostenibles en el tiempo. «Nuestras empresas tienen que ser líderes en sus respectivos negocios y mercados de nicho. Las ventajas competitivas pueden hacer referencia a intangibles (precio, patentes, licencias, etc.), switching costs (costes de cambio), network effect (efecto red), nicho de mercado o en menor medida una ventaja en costes”, explica. También vigilará muy de cerca los red flags contables que puedan poner en riesgo el beneficio futuro de la empresa: “Es importante resaltar que solo analizaremos empresas que publiquen su información financiera en inglés y estén auditadas por una empresa fiable”, añade.
En cuarto término, considera esencial el contacto con la dirección de la empresa, “primero para verificar que se trata de compañías con ventajas competitivas estructurales y sostenibles en el tiempo, y segundo para poder realizar una valoración conservadora teniendo en cuenta las particularidades de cada negocio. Puedo decir que desde finales del año pasado, hemos hablado con más de 50 empresas y de las que forman hoy la cartera, con más del 60%”, explica. Por último, implementará las llamadas “tail risk strategies”, solo en la fase de desaceleración o recesión del ciclo económico y como medida de protección para evitar pérdidas muy elevadas como ocurrió en los años 2000 y 2008. “Estas coberturas se realizarán mediante la compra de opciones put fuera del dinero (mínimo 20% por debajo del precio de mercado)”, explica Abril en su carta.
Un 40% invertido
El gestor explica que a mediados de julio empezaron a construir la cartera, actualmente con una exposición a bolsa cercana al 40% con unas 20 empresas. Un porcentaje que se irá incrementando progresivamente hasta llegar al 85-90%, explica. Actualmente, con lo invertido ahora, las diez primeras posiciones representan más del 60% del total, con una distribución geográfica dominada, con un 37%, por negocios globales, un 33% de exposición en Estados Unidos, un 25% a Europa y un 5% a Reino Unido. Por tamaño, más del 60% son pequeñas y medianas empresas, porcentaje que tenderá a ser mayor con el tiempo.
En la carta, el promotor explica que han creado una base de datos de aproximadamente unas 450 empresas extraordinarias a nivel global, de las que hoy muchas no ofrecen un margen de seguridad suficiente que proteja de posibles pérdidas. Entre las ideas, habla de firmas de software con ingresos recurrentes que se derivan del pago único de un servicio antes de prestarlo (Microsoft, Dassault Systems o Intuit) o a través de una licencia de pago periódico (Autohome, Moneysupermarket); o negocios de suscripción donde hay que ser el productor de menor coste para obtener éxito (Euromoney Institutional), entre otras.
Una vez claros los negocios en los que se quiere invertir, dice que “hay que buscar las empresas correctas”, con características como tener una o varias ventajas competitivas claras y sostenibles en el tiempo, especialmente aquellas más ligadas al poder de fijación de precios y costes de cambio; ser líderes en un mercado de nicho, tener buenas perspectivas de crecimiento, bajo riesgo de red flags contables, poca competencia, y una buena gestión del capital entre otros factores. Como idea del trimestre, habla de Tractor Supply Co, firma que vende productos principalmente para granjeros y rancheros a través de su extensa red de tiendas físicas y canal online en todo Estados Unidos.
A contracorriente
Para comprarlas, a veces hay que ir a contracorriente, añade: “La clave de invertir únicamente en empresas con moats o ventajas competitivas es saber cuándo es el momento de comprarlas y curiosamente esto sucede cuando el mercado las vende. Esto supone muchas veces y en el corto plazo, tomar decisiones en contra de la dinámica del mercado para obtener un beneficio a medio y largo plazo”. Situaciones de mercado propicias para comprar podrían ser, añade, publicaciones de resultados por debajo de las estimaciones de los analistas, anuncio de un profit warning o sales warning, castigo a todo un sector o industria, sin discriminar las particularidades de cada compañía, desaceleración del ciclo económico o entrada en recesión; o eventos no esperados que provocan correcciones súbitas e intensas de los mercados (como el Brexit).