Solo Trump podía presentar el «mayor recorte de impuestos» en la historia de Estados Unidos en un folio, pero es que el anuncio de ayer esboza las líneas generales de la ley de reforma tributaria que los republicanos intentarán aprobar en los próximos meses en el Congreso de Estados Unidos, donde se espera auténtica una batalla.
El principal asesor económico del presidente, Gary Cohn, y el Secretario del Tesoro Steven Mnuchin, presentaron ayer la propuesta que intentará el rebajar tipo fiscal de las empresas al 15%. También impone un impuesto único a ganancias de 2,6 billones de dólares que las compañías estadounidenses han enviado al extranjero.
Actualmente, las ganancias mundiales de las empresas del país están sujetas a un tipo impositivo federal del 35% en Estados Unidos, mientras que las ganancias extranjeras se gravan únicamente cuando se repatrían (también a un tipo del 35%), restando un crédito correspondiente a los posibles impuestos abonados en el extranjero. Esto ha incentivado que las multinacionales dejen fuera del país más de 2,5 billones de dólares de ganancias aproximadamente.
«Este será el mayor recorte de impuestos y la mayor reforma fiscal en la historia de nuestro país y estamos comprometidos a lograr que sea aprobada», dijo Mnuchin durante la presentación en Washington.
¿Qué sectores podrían beneficiarse más?
La renta variable estadounidense lleva descontando desde hace tiempo las medidas de Trump en este sentido, pero no hay duda de que las posibles reformas tributarias e iniciativas de gasto fiscal, beneficiarán más a unos sectores del mercado de valores que otros.
Para Ed Perks, director de inversión de Franklin Templeton Equity, estima que las empresas orientadas hacia el sector financiero con mayores tipos impositivos reales son unas de las posibles beneficiadas. En esta categoría sitúa también las empresas de los sectores industrial, de consumo discrecional y de consumo masivo, “en particular las empresas con una gran cantidad de operaciones de producción nacional y una estrategia de exportación específica. Las empresas que compiten con grandes importadores de bienes podrían disfrutar de una ventaja competitiva”, explica.
“Las reducciones de impuestos propuestas en los Estados Unidos -si es que suceden- supondrán un buen beneficio para las empreseas. Pero para la mayoría de las compañías, el impulso del beneficio subyacente sería probablemente fugaz. Para encontrar a los ganadores de la reforma tributaria, hay que buscar las excepciones. Por lo tanto, es probable que las empresas de mayor calidad se vuelvan añun más atractivas”, explica Frank Caruso, CIO de renta variable estadounidense growth de Alliance Bernstein.
En definitiva, este anuncio no resulta una sorpresa, sino tan solo la confirmación del inicio de lo que seguramente será una negociación ardua y prolongada con el Congreso. Para Didier Saint-Georges, miembro del Comité de Inversión de Carmignac, “la administración Trump será afortunada si se aprueba la reforma este año y consigue lo que se propone. Dada la probabilidad de que el crecimiento se vea lastrado por cuestiones demográficas y por la deuda excedente en el sistema, es complicado prever un crecimiento sostenible del PIB del 3%”.
Y cree que afortunadamente, la Fed es muy consciente de la dificultad a la que se enfrenta esta reforma y es previsible que “no endurezca más su política monetaria demasiado pronto, ni mediante subidas de tipos ni reduciendo su balance”, afirma el experto de Carmignac.
El ‘wishful thinking’ de Trump
Para Nordea, sin embargo, el principal peligro es que el gobierno está argumentando que los «efectos dinámicos» financiarán el paquete, es decir, que el aumento del crecimiento resultante generará suficientes ingresos adicionales para compensar las tasas impositivas más bajas y que, por lo tanto, el déficit global no será demasiado perjudicado. Pero en opinión de la gestora, esto es meramente ilusorio y no convencerá a los halcones del presupuesto en el Congreso.
«Los efectos dinámicos casi nunca han funcionado en la dirección deseada de reducción del déficit. Los recortes fiscales de la era Reagan (la última reforma importante del sistema tributario) condujeron en realidad a un déficit en globo», explican los analistas de Nordea.