Los inversores no deberían caer en la tentación de ampliar sus exposiciones a materias primas aprovechando que las valoraciones están baratas, ya que el mercado se enfrenta a dificultades importantes que podrían lastrar aún más las rentabilidades este año, advierte Kames Capital.
Aunque los precios empiezan a estabilizarse en algunos de los principales mercados de materias primas, Stephen Jones, director de inversiones de la casa escocesa, subraya que los fundamentales del sector siguen siendo negativos. «Los tres primeros meses del año han estado dominados por bruscas oscilaciones de precios y algunas materias primas, como el petróleo, han llegado a registrar movimientos porcentuales diarios de dos cifras», afirma.
“Aunque parece que tanto el petróleo como el cobre podrían haber tocado fondo y que los inversores están ansiosos por volver a comprar, a juzgar por los flujos de entrada en ETF, nosotros somos escépticos. Si analizamos los factores de corto plazo que suelen afectar a las materias primas, como el impacto en el precio del petróleo de la inestabilidad política en Oriente Próximo, todo se reduce, una vez más, a las dinámicas de la oferta y la demanda, que son las que dictan los precios. La fuerte apreciación del dólar, combinada con las amplias reservas y pocas señales de que la demanda vaya a repuntar complican las perspectivas de las materias primas”.
Jones destaca el fuerte crecimiento que ha experimentado la oferta de las principales materias primas como el petróleo y recuerda que las importaciones estadounidenses de crudo procedente de países de la OPEP han caído hasta su nivel más bajo desde 1987, según datos de la Administración de Información Energética (EIA) de Estados Unidos, mientras los inventarios siguen marcando nuevos récords semanales. La oferta de productos agrícolas, por su parte, también supera con creces a la demanda tras las abundantes cosechas de los últimos años.
Pero el factor que puede resultar más crítico, en opinión de Jones, es cómo se verán afectados los precios por el imparable ascenso del dólar. «Tras moverse en un rango bastante estrecho en 2012 y 2013, el dólar repuntó con fuerza el año pasado y ha continuado apreciándose en 2015 hasta marcar recientemente un máximo de doce años».
“Es difícil saber qué podría frenar esta tendencia a corto plazo, ya que la recuperación de la economía estadounidense y la perspectiva de una subida de tipos este año respaldan al billete verde”, comenta.
Aun así, Jones cree que existen ciertos argumentos que están empujando a muchos inversores hacia el sector. Quienes están positivos en el sector energético, por ejemplo, monitorizan constantemente el número semanal de plataformas petroleras activas en Estados Unidos y señalan que los bajos precios del petróleo están obligando a un número creciente de productores a echar el cierre.
Pero a Jones no le convence este argumento: «Aunque es cierto que ha aumentado significativamente el número de plataformas que han parado la producción, lo que el número de plataformas activas suele pasar por alto es que muchas de las que han cerrado eran ineficientes y solo funcionaban porque los altos precios del petróleo del año pasado les permitían sobrevivir”.
En cuanto a los precios de otras materias primas, ni siquiera están dando señales de estabilización: el mineral de hierro sigue cayendo, por ejemplo, mientras que el café y el azúcar se acercan a mínimos de varios años. “Para nosotros, éste sigue siendo un sector del que conviene mantenerse alejado de momento porque la combinación de factores hace que la tesis de inversión sea muy poco atractiva”.