Los analistas del corredor de bolsa uruguayo Nobilis plantean un 2018 que nos encuentra inmersos en el segundo mercado alcista más largo de la historia y la pregunta que todo Wall Street se hace es: ¿Lograremos superar en tiempo y retorno acumulado al de los años 90, con su famosa exuberancia irracional?.
En aquel momento, predominó el avance tecnológico y la potencialidad que implicaba la masificación de internet y su impacto en las comunicaciones y el comercio. Los fabricantes de equipamiento y las puntocom, lideraron aquel “bull market”.
Hoy en día, no pasa desapercibido el dinamismo y protagonismo que recobró este sector con el continuo desarrollo de nuevas tecnologías. Entre ellas los autos que se manejan solos, los celulares que nos dicen a donde ir a comer, cuándo salir y a qué hora nos tenemos que dormir. Sólo una minoría aún no ha realizado una compra o algún tipo de transacción online, estamos ante un resurgir del sector tecnológico liderado por la inteligencia artificial, la robótica y el nacimiento de la “nueva internet”, con el Blockchain y sus derivados (Bitcoin) como eje central.
A todo este avance tecnológico que genera tanto optimismo, se suma la realidad de los números macroeconómicos (perspectivas de crecimiento global, mercados laborales fuertes y saludables ganancias corporativas) y los anuncios en materia de políticas fiscales y monetarias, todo lo cual explica el buen desempeño de los activos financieros.
Entre los anuncios económicos destacados de los últimos meses, vemos cambios en las políticas fiscales en algunas economías, las cuales pasan de restrictivas a una orientación más pro crecimiento, por ejemplo: reducción de impuestos y regulaciones en EE.UU., al tiempo que Europa comienza a dejar atrás sus planes de austeridad.
En cuanto a políticas monetarias, los principales Bancos Centrales continúan con su cambio de rumbo, pasando de crear estabilidad económica mediante estímulos financieros, a empezar tímidamente a disminuir las inyecciones de liquidez. En algunos casos como EE.UU., la liquidez se empezó a absorber mediante la suba de tasas de interés.
En el pasado, en particular en la principal economía del mundo, se han generado recesiones cuando la FED se excede con la suba de tasas. Hoy la política monetaria estadounidense se está tornando más restrictiva, pero desde un nivel muy bajo, por lo que según muestra la historia, no tendría alto riesgo de generar una recesión en el corto plazo. Pero los mercados se anticipan, y la curva de rendimientos americana cada vez se encuentra menos empinada, augurando que este ciclo expansivo estaría entrando en su última fase.
En algunos mercados emergentes importantes se plantean reformas económicas notorias (India, Brasil y Argentina) y es de esperar que el éxito de las mismas impulse a otros por el mismo camino.
Todos estos factores continúan contribuyendo al crecimiento global sincronizado que estamos experimentando y el cual los analistas de renombre esperan que continúe. Nuevamente, la pregunta que todos nos hacemos es: ¿Cuánto tiempo más?
¿Cómo nos posicionamos?
Es muy difícil ponerle fecha de vencimiento al ciclo de un mercado, pero la verdad es que a todos nos preocupa que duren tanto, con tan buenos retornos y tan poca volatilidad. Cuando todo se ve tan fácil, nos recuerda que los árboles no crecen hasta el cielo y como dice Warren Buffet, “sólo cuando baja la marea se sabe quién nadaba desnudo”.
En definitiva, creemos que lo más prudente es comenzar a posicionarnos como si el ciclo expansivo estuviera entrando en su última fase. Una fase donde los altos retornos y los riesgos florecen y eso suele entusiasmar a varios y hace bajar la guardia.
En esta etapa es donde los nuevos paradigmas son moneda corriente y el optimismo determina que el mundo va a cambiar para siempre. ¿Será el Bitcoin una señal de ese fin de ciclo?
Tomar conciencia de que podemos estar en esa fase final del ciclo alcista permite evitar que los mercados nos sorprendan desprotegidos; pero a su vez, tomar una posición totalmente defensiva esperando acontecimientos drásticos, hasta ahora vino siendo muy costosa.
Por todo esto, entendemos que la mejor manera de abordar la incertidumbre es mediante una estrategia de inversión bien diversificada, que se ajuste a las necesidades de cada uno en términos de horizonte de inversión y perfil de riesgo, para lograr estar constantemente invertidos en algo que haga sentido y al mismo tiempo pueda soportar los posibles vaivenes de la marea.
Las valuaciones están a niveles ajustados en comparación con la historia reciente, pero esto no significa que dejen de estarlo por un tiempo más. Aún no se ha llegado a los niveles de los años 90 para las acciones ni a los de pre-crisis financiera global para los bonos.
En concreto, dado que las valuaciones de la mayoría de bonos y acciones internacionales se encuentran relativamente caras, nos parece que adoptar una filosofía de pasar de un activo caro a una canasta de activos caros hace mucho sentido.
De esta manera se continuarán generando los retornos deseados, pero evitando correr altos riesgos de concentración y posible destrucción de riqueza que resultarán difíciles de recuperar.
¿Quién no ha escuchado que el mejor antídoto para la volatilidad es la diversificación (poner los huevos en distintas canastas)? Y para demostrar que esto funciona, podemos utilizar información histórica sobre la evolución de los distintos tipos de activos y en función de sus relaciones de riesgo (medido a través de la volatilidad) y retorno, podemos construir una canasta de distintos activos adecuada para cada perfil de inversor y que permita maximizar la relación riesgo/retorno.
Ejemplo de Diversificación
En los últimos 10 años ocurrió de todo: una de las mayores crisis financieras de la historia, crisis de deuda, desastres naturales y conflictos geopolíticos, generando una década de grandes altibajos y difícil de predecir. Si se miran los rendimientos por clase de activo, los más más atractivos fueron las acciones de países emergentes y norteamericanas.
Cabe destacar, que para obtener estos retornos se tuvo que asumir mucho riesgo, volatilidad, o en un lenguaje más mundano, preocupaciones, temores, y alguna que otra noche sin dormir.
Sin embargo, el peor de los activos fue el efectivo, dejando claro que el costo de tener tranquilidad financiera, fue asumir una erosión del poder adquisitivo.
Nuestra filosofía de inversión, apunta a construir un portafolio bien diversificado, tanto a nivel geográfico como en las clases de activos, sabiendo que la selección de dichas clases es más importante que el activo individual a la hora de administrar riesgos y obtener retornos.
Es así, que elaboramos una estrategia de crecimiento, considerando la tolerancia al riesgo de un inversor moderado, en la cual buscamos obtener buenos retornos de largo plazo con menor volatilidad que los activos individuales.
Esta cartera, compuesta por bonos, acciones y alternativos, hubiese generado un retorno anualizado del 7,26% en los últimos 10 años, con una volatilidad del 11,74%. En términos de retorno ajustado por riesgo, la cartera ocupa el segundo lugar como mejor inversión, siendo la primera los bonos grado de inversor norteamericanos, pero que dieron un retorno del 4,31% anualizado. A su vez, la cartera no tuvo ningún año negativo salvo en el 2008 pero se recuperó con creces al año siguiente.