El pasado año fue particularmente frustrante para los inversores de renta variable porque el crecimiento de los beneficios fue muy sólido, pero casi todas las clases de activo tuvieron un rendimiento inferior al efectivo. Según indica Edward J. Perkin, responsable de inversión en renta variable de Eaton Vance Management, un mercado que sirve para mostrar una vez más que no es suficiente con seguir las noticias, sino que también es importante identificar lo que ya ha sido descontado en el precio. El posicionamiento y el sentimiento general del inversor son importantes.
Una cuestión de posicionamiento
En la opinión de Perkin, los movimientos de los últimos meses, la oleada de ventas a finales de 2018 y el rápido repunte de principios de 2019, responden a una cuestión de posicionamiento. Los inversores se volvieron muy negativos a finales de 2018 por el miedo de que los aranceles y la ralentización de la economía en China pudieran ocasionar una recesión global. También, la caída de diciembre se vio exacerbada por las ventas para generar pérdidas fiscales a final de año. Así, el experto de Eaton Vance Management cree que el repunte de los mercados en 2019 también se explica a partir del posicionamiento.
Aunque los resultados del cuarto trimestre todavía están siendo publicados, parece que los beneficios corporativos en Estados Unidos crecieron en más de un 20% en 2018, en base a los movimientos del índice S&P 500, ayudado por una reducción en el impuesto corporativo. Esto es un enrome crecimiento en las ganancias y, sin embargo, el mercado bursátil de Estados Unidos bajó en el año pasado a pesar de que no hubo ningún evento geopolítico importante, como algunos habían esperado.
El papel de las tasas de interés y China
Las tasas de interés tienen un profundo impacto en el rendimiento del conjunto del mercado de renta variable. Por el momento, la Reserva Federal ha señalado paciencia para presenciar nuevas subidas de tipos y los inversores no están posicionados en contra de la Fed. En la opinión de Perkin, el mercado se podría estar situando en el marco de 2012 – 2017, donde unas tasas fijas o en descenso no fueron un viento en contra para los mercados. Con la Fed señalando que la subida de tipos está en pausa, este podría ser un buen escenario para las acciones.
Y cuanto a las tasas a largo plazo, el rendimiento del bono del Tesoro a diez años se sitúa alrededor del 2,7%. Es un nivel históricamente bajo, pero relativamente alto a nivel global si se consideran las rentabilidades de muchos de los países desarrollados se encuentran cercanas a cero o incluso en terreno negativo, incluyendo Japón, Alemania y Suiza. Esto podría actuar como una restricción en las tasas a largo plazo estadounidenses. Mientras tanto, los diferenciales del crédito en áreas como los bonos corporativos y los préstamos bancarios se han comprimido recientemente después de que se ampliaran a finales de 2018. Por lo tanto, los mercados crediticios se están asentando, lo que es una buena señal.
En pocas palabras, de cara al futuro, una resolución en la guerra comercial entre China y Estados Unidos puede ser el potencial catalizador que podría impulsar a los mercados en 2019. La disipación de estos riesgos excesivos en 2019 podría ayudar a que los múltiplos precio-beneficio se expandan, incluso si el crecimiento del beneficio no es muy sólido. Estas son las razones por las que 2019 podría acabar siendo el polo opuesto de 2018.