La innovación disruptiva es una de las tendencias que definen el siglo XXI. Aunque los sectores han sido siempre propensos a la disrupción (pensemos, por ejemplo, en la imprenta), una confluencia de factores en las dos últimas décadas ha conllevado que la disrupción industrial se produzca quizás a su ritmo más acelerado de toda la historia.
Según apunta William Davies, director de renta variable en Columbia Threadneedle Investments, la globalización ha facilitado la entrada y la explotación de nuevos mercados; el auge de las economías emergentes ha permitido que cientos de millones de personas engrosen la clase consumidora; las cambiantes tendencias demográficas han alterado la demanda; y, ante todo, la tecnología e Internet han transformado el panorama competitivo de sectores que van desde la atención sanitaria hasta el servicio de comida a domicilio.
No obstante, al menos dos de esos pilares podrían estar viéndose amenazados. En primer lugar, las compañías tecnológicas, escarmentadas por las filtraciones, los ataques informáticos y las inquietudes sobre privacidad, están viendo cómo se les cortan las alas. Mientras tanto, el presidente estadounidense Donald Trump, alentado por las supuestas injusticias del comercio mundial, ha venido abogando por una política más proteccionista, en relación tanto con sus adversarios tradicionales (por ejemplo, China) como con sus aliados (por ejemplo, la UE e incluso Canadá).
“Si la dinámica que ha impulsado tanto a las industrias disruptivas en los dos últimos decenios está ahora perdiendo fuelle por las guerras comerciales y una oposición pública, ¿resulta razonable suponer que la propia “innovación disruptiva” también se encuentra bajo amenaza? En opinión de Columbia Threadneedle Investments, y con casi total seguridad, la respuesta es no”, explica Davies.
Los motores de la disrupción
Sí se consideran algunos de los sectores que se han visto revolucionados por la innovación o el cambio disruptivo. Por ejemplo, el servicio de comida a domicilio. Desde 2011, mientras que los pedidos de comida a domicilio “offline” se han mantenido estables, los avances tecnológicos han permitido que el mercado estadounidense de pedidos online se haya duplicado hasta superar los 20.000 millones de dólares. De aquí a 2022, gracias a una tasa de crecimiento anual superior al 20%,s e prevé que la anterior cifra alcance casi los 60.000 millones de dólares. El crecimiento de las cocinas automatizadas y la entrega de comida pordrones, lo que ya se utiliza en algunas partes de China, auguran un nuevo recorte de los costes. Si el servicio online de comida a domicilio rebaja el coste de cocinar en casa, también podría revolucionar el sector de la alimentación.
Mientras tanto, la fabricación (que durante mucho tiempo ha sido un objetivo de la innovación disruptiva) ha experimentado un pronunciado cambio: en un intervalo de 10 años, el número de robots industriales operativos a escala mundial se ha disparado desde alrededor de un millón hasta más de dos millones. Esto plantea desafíos fundamentales para los fabricantes, así como tremendas oportunidades para aquellos que sean capaces de abrazar los cambios —así como para los negocios de robótica que suministran la tecnología. Los sectores que han mostrado resistencia hasta la fecha están comenzando a sentir la amenaza: la entrada del disruptor deserie, Amazon, en la distribución de medicamentos, por ejemplo, ha bastado para provocar caídas superiores al 10% de valores relacionados del sector de atención sanitaria.
Las profundas transformaciones sectoriales no solo proceden de la tecnología. Después de que una enorme parte de su población pasara a formar parte de la clase media, China está asistiendo a un rápido incremento de las rentas de su floreciente clase consumidora.
Entre 2010 y 2016, el número de personas que ganaba al menos 20.000 dólares se ha duplicado con creces, hasta un 7% de la población, mientras que el número de personas que recibía entre 10.000 dólares y 20.000 dólares aumentó del 9% al 22%. Esta evolución demográfica ha tenido efectos de amplio alcance en la economía basada en el consumo del país, lo que se refleja, entre muchas otras cosas, en un creciente gusto por la cerveza “premium”, cuya cuota de mercado ha pasado de un nivel insignificante hasta casi un 10% en cinco años, lo que impulsa los precios y los márgenes al alza.