El 2013 terminará siendo un muy buen año para los inversores en los activos denominados riesgosos: el S&P500 lleva aumentado casi un 30% hasta este momento, el EuroStoxx 600 aumentó más del 13%, el Nikkei, más del 50% y el segmento de crédito de alto rendimiento está volviendo a un desempeño de dos dígitos.
En vistas al 2014, nuestro principal mensaje para los clientes es que retendremos los activos riesgosos, los títulos valores en particular, con una salvedad: nuestro mantra es “retengamos los activos, pero con cuidado”. La razón por la cual debemos “retener los activos” es que el respaldo de los mercados que ofrecen los bancos centrales en términos de creación de liquidez no se terminará en el corto plazo.
Por otro lado, creemos que las políticas monetarias «no convencionales» de los bancos centrales están siendo cada vez menos efectivas, no solo en el efecto que ejercen sobre la economía, sino también en términos de influencia sobre los precios de los activos. Y esta es la razón por la cual debemos “tener cuidado”.
Las políticas monetarias, probablemente, han alcanzado su punto de impacto máximo en los mercados financieros y en el futuro no podremos depender principalmente de ellas para guiar nuestra estrategia de inversión. Necesitamos ver el progreso real del crecimiento real de las economías reales.
A este respecto, observamos de cerca cómo están afectando las grandes transiciones seculares a las principales áreas económicas: EE. UU., Europa y China, como se menciona en las cartas anteriores.
Sobre el Sistema de Reserva Federal, creemos que la flexibilización cuantitativa (QE) probablemente sea “ajustada” en el primer trimestre de 2014, pero posiblemente esto ya se haya tenido en cuenta, hasta cierto punto. De cualquier manera, otra ronda más, o varias, de QE probablemente ejerzan menores efectos marginales en lo mercados que las rondas anteriores, como ya hemos visto en el caso de QE3 en comparación con QE2 y de QE2 en comparación con QE1.
Además, no creemos que las orientaciones prospectivas, la herramienta más novedosa de las políticas monetarias no convencionales vayan a ser efectiva tanto por razones teóricas como empíricas. Las razones teóricas fueron provistas por el Profesor Sargent, ganador del Premio Nobel de 2011, quien recientemente asistió a nuestro evento Colloquia Series. Allí, argumentó que las orientaciones prospectivas son tanto “inútiles como redundantes”. De hecho, la regla que los bancos centrales usan para pronosticar la reacción de los mercados para dirigir sus propias acciones coincide con la regla que los mercados usan para pronosticar la acción de los bancos centrales. Es un círculo vicioso. En lo que respecta a la evidencia, los intentos recientes de realizar “orientaciones prospectivas” por parte del Banco de Inglaterra (BOE) apenas si impresionaron a los inversores que deseaban ver que los bancos centrales “predicaran con el ejemplo”.
Mientras tanto, el Banco Central Europeo (ECB) es el único banco central cuyo balance se está contrayendo, y conserva más espacio para las medidas concretas en términos de política monetaria. Por ejemplo, puede adoptar un esquema de “financiación para préstamos” similar al que anunció el BOE. Creemos que esto sería más efectivo que cualquier otro acuerdo de recompra a largo plazo (LTRO) porque en el entorno actual, consideramos que será menos probable que los bancos usen el financiamiento para aumentar la tenencia de deuda pública, y la demanda de préstamos todavía es escasa en Europa.
A fin de cuentas, debemos preguntarnos si los países involucrados en la QE (EE. UU., Reino Unido, Japón) están obteniendo un progreso significativo en sus economías reales, y la evidencia no parece ser para nada conclusiva.
Con respecto a EE. UU., la evidencia de un efecto de riqueza es baja en los precios de las acciones y más alta en los precios de los inmuebles. De hecho, solo la minoría más rica de la población tiene acciones y tiende a ahorrar más y a consumir menos (el 60 % de los hogares más ricos, con más de $500.000 de riqueza neta, posee acciones, mientras 54 millones de hogares con una riqueza neta de menos de $50,000 muestra una tenencia de valores máxima menor al 10 %).
En cambio, el efecto de riqueza del mercado inmobiliario se estima en un 6,5 % en un estudio de la Universidad de Yale. Esto significa que el aumento del valor de las acciones inmobiliarias de aproximadamente $2.060 millones en los últimos cuatro trimestres se traduce en un aumento del gasto del consumidor cuantificable en aproximadamente $134.000 millones (40% del aumento del gasto total de consumo en el último año).