El primer trimestre de 2019 fue muy bueno para las inversiones, sobre todo después del rendimiento negativo que sufrieron todas las clases de activos a finales de 2018. El segundo trimestre también fue positivo para la renta variable global y la renta fija, pero su rentabilidad no siguió una línea recta: a un abril fuerte lo siguió un mayo débil y un junio con retornos positivos, advierte NN Investment Partners en un informe en el que analiza los motivos de estos cambios de ritmo, que se debieron principalmente al riesgo político, su impacto en el crecimiento y los giros en la política monetaria.
Las perspectivas de un resultado positivo en las negociaciones entre Estados Unidos y China parecían esperanzadoras hasta mayo, cuando EE.UU. anunció aranceles que frenaron las esperanzas de los inversores. El país asiático respondió con sus propios aranceles a los bienes estadounidenses, desencadenando repercusiones globales y dejando claro que ninguno de los dos cederá fácilmente. “El resultado de las negociaciones sigue en el aire”, advierte la gestora.
En cuanto al Brexit, su visibilidad se mantuvo baja. Las elecciones en el partido conservador y el éxito del Partido del Brexit en los comicios europeos han incrementado las probabilidades de que el Reino Unido deje la Unión Europea el próximo 31 de octubre, “aunque existe la posibilidad de que se vuelva a atrasar”.
NN IP considera que, pese a que la renta variable y los bonos emergentes tuvieron retornos absolutos positivos en el primer trimestre, se desempeñaron ligeramente por debajo de los mercados desarrollados. “El momentum de crecimiento continuó deteriorándose en el segundo trimestre pese a las condiciones financieras más fáciles y los estímulos chinos”, afirma. El regreso de las tensiones comerciales complicó la recuperación de la confianza de los negocios asiáticos y el posible repunte del gasto de capital.
Respecto a la política monetaria, la gestora destaca el “inesperado giro dovish” que realizó la Fed en el primer trimestre, una postura que potenció a finales de junio, cuando su presidente, Jerome Powell, dejó claro que bajaría los tipos en julio si la situación económica no mejora. “El BCE fue detrás y también se volvió más dovish, enfrentándose al deterioro de los datos”, y, también a finales de junio, “dio a entender que implementaría recortes de tipos” este mes, apunta.
Indicadores macroeconómicos
Después del repunte del primer trimestre, los datos del PMI compuesto de Estados Unidos han caído durante tres meses seguidos, “lo que apunta a la debilidad subyacente que deriva de las tensiones comerciales y la incertidumbre resultante”. Según NN IP, esto justifica su creencia de que la economía estadounidense es más vulnerable estructuralmente a los ingresos negativos y a los shocks de confianza.
Mientras, los datos PMI europeos son alentadores y la parte doméstica de la economía permanece resistente. “Sin embargo, Europa también es sensible a los desarrollos del comercio global, dada su dependencia de las exportaciones, y el poder de fijación de precios es difícil de encontrar”, advierte la gestora.
La coyuntura asiática
Durante la primera mitad del año, los actores políticos de China trataron de contrarrestar los riesgos comerciales con más estímulos. Dada la elevada ratio crédito-PIB del país, probablemente el énfasis se ponga en medidas fiscales y monetarias dirigidas a relajar las condiciones del crédito para las firmas privadas.
En Japón, las expectativas de inflación se mantienen por debajo del 2%, a pesar de que el banco central del país busca superar ese objetivo. Asimismo, como era de esperar, la entidad ha mantenido los tipos a corto plazo al 0,1% durante la primera mitad de 2019.
Mientras, en la India, la reelección de Narendra Modi el pasado mayo debería ser positiva para los mercados. “El resultado es particularmente relevante dadas las preocupaciones de los mercados emergentes sobre el comercio chino y la presión en las cadenas de suministro de las IT asiáticas”, apunta NN IP antes de recordar que la economía india es relativamente cerrada, lo que limita su vulnerabilidad a estas problemáticas.
Los activos
Los rendimientos de los bonos de Estados Unidos y Alemania se redujeron a lo largo de la primera mitad de 2019. En total, los de las letras del Tesoro estadounidense a 10 años cayeron del 2,69% al 2,01%, mientras que los del Bund a 10 años bajaron del 0,25% al -0,33%.
Por otro lado, el precio del barril de Brent se disparó un 27,1% en el primer trimestre hasta 68,39 dólares la unidad y prosiguió su repunte en abril hasta alcanzar el máximo de 74,57 dólares por barril. “Sin embargo, cayó a principios de junio hasta un mínimo de 59,97 dólares y, a finales del semestre, se estabilizó, terminando en 66,55 dólares por barril, ya que los mercados tuvieron en cuenta la extensión de los recortes de la producción del crudo OPEC+”, asegura la gestora.
Por último, hace hincapié en que los mercados de renta variable registraron un rendimiento positivo en todas las regiones en el primer semestre, lo que supuso una recuperación significativa después de un final de año “muy negativo, entre los peores para la renta variable global de los últimos 45 años”. NN IP apunta que transitaron un camino ligeramente más accidentado en el segundo trimestre, sobre todo cuando el rally se detuvo en mayo, con el regreso de las tensiones comerciales.
“En junio, las acciones estuvieron impulsadas por una recuperación, después de que la Fed y el BCE insinuaran futuros recortes de tipos”, afirma. Con todo, el MSCI World Index ha repuntado un 17,82% en los primeros seis meses del año.