La tendencia negativa que venían mostrando desde hace un año las salidas de flujos de capitales extranjeros en los mercados de renta variable brasileños se han intensificado de forma muy notable durante el primer trimestre del año. Según las cifras publicadas por el IIF (Insitute of International Finance), la cifra acumulada durante los tres primeros meses de 2020 asciende a 13.845 millones de dólares, superando el récord previo de 8.733 millones de dólares registrados durante el cuatro trimestre de 2008.
El retraso a la senda del crecimiento
Para Luiz Ribeiro, CFA, Managing director Head of Latin America Equities y Lead Portfolio Manager of LatAm y Brazil Equity Fund de DWS, varios son los factores que de forma simultánea explican este comportamiento.
En primer lugar, menciona la toma de beneficios por parte de los inversores extranjeros tras el buen comportamiento que mostraron los mercados de renta variable brasileños desde las elecciones presidenciales hasta la aprobación de la reforma de la seguridad social.
En segundo lugar, y en su opinión el más importante, es el tiempo que está tardando la economía brasileña en retomar la senda de crecimiento que ha sido motivo de decepción para muchos inversores. “Fue decepcionante en 2018, fue de nuevo decepcionante en 2019 y algunos inversores estaban descontando un crecimiento más fuerte para la economía brasileña en 2019 que no llegó”, comenta el gestor.
La debilidad de la moneda también ha jugado un papel importante en la decisión de los inversores extranjeros. Aunque muchas de las divisas emergentes también han sufrido, el real brasileño se ha visto especialmente afectado por la bajada en los tipos de interés que han reducido el atractivo de las operaciones de carry trade y el canje de deuda extranjera por deuda local que han realizado muchas empresas locales con el fin de abaratar sus costes de financiación y reducir el riesgo de tipo de cambio.
Además, la velocidad de las reformas es otra de las principales causas de la falta de confianza del inversor extranjero. Una vez se aprobó de forma muy positiva la reforma de la seguridad social con un volumen de ahorros muy significativo, los inversores “empezaron a prestar atención a las otras reformas que estaban llevando más tiempo del previsto para ser discutidas en el Congreso e incluso ser presentados en el Congreso”, explica Ribeiro.
La reforma del sistema tributario y la administrativa son reformas complejas y su diseño está siendo complicado. “Están siendo discutidas, no creo que las reformas no estén siendo discutidas y serán presentadas cuando llegue el momento”, pero esta reducción en la velocidad de la implementación de las reformas ha sido otro motivo de decepción para los inversores extranjeros.
“No soy extremadamente negativo. Creo que es una cuestión de tiempo, la dirección es la correcta y el gobierno seguirá en esa dirección, pero la velocidad ha sido decepcionante. La reforma tributaria, administrativa y las privatizaciones volverán a ser discutidas una vez salgamos de la tormenta que estamos viviendo”, afirma el experto.
Por último, menciona un factor externo a la situación en Brasil, que es el buen comportamiento del resto de los mercados, especialmente los desarrollados, que restan atractivo a los mercados emergentes en general y en particular a mercados como Brasil, un mercado de “alta beta”.
El principal reto: situación fiscal
Así, el experto afirma que recobrar la disciplina fiscal es el principal reto al que debe enfrentarse la economía brasileña para volver a generar confianza entre los inversores extranjeros y reducir el riesgo país a niveles previos a la crisis del COVID-19.
En general, todos los mercados emergentes han experimentado un aumento de su riesgo país desde el estallido de la crisis del COVI-19 medido en términos de la evolución de sus CDS a 5 años. Brasil es un mercado de alta beta y el estado de sus finanzas púbicas es uno de los motivos que lo justifican.
“Nadie está preocupado si el nivel de deuda con respecto al PIB va a aumentar desde niveles del 76% al 85-90% después de la crisis, pero si lo están sobre si el país va a ser capaz de hacer las reformas y si los gastos que están ocurriendo ahora son solo de una sola vez”, declara Ribeiro.
Mucho ruido, pero las medidas se han tomado en tiempo y forma
A pesar del ruido que generan las declaraciones del presidente Bolsonaro, en opinión de Ribeiro, las medidas que ha tomado el gobierno brasileño en relación a la crisis del coronavirus han sido las adecuadas. Así, el ministerio de Economía actuó de forma rápida para ayudar a las personas con empleos informales y Pymes y el Banco Central reaccionó de forma rápida no solo reduciendo tipos, sino garantizando el buen funcionamiento de la cadena de pagos. En la misma línea, el ministerio de Sanidad se rigió por las recomendaciones de la OMS.
“Sobre si las medidas se han tomado con la suficiente antelación es difícil de saber todavía. El desarrollo de la enfermedad parece contenido para evitar el colapso del sistema sanitario. No veo que la forma que ha sido gestionada sea un problema. Cuando los signos se hicieron evidentes el Banco Central, el ministerio de Economía, el sistema sanitario e incluso los gobernadores a lo largo del país actuaron de forma rápida para establecer distanciamiento social y confinamientos en algunos casos. No creo que sea un factor que suponga un problema para los inversores extranjeros cuando comparen Brasil con otros países”, asegura Ribeiro.
Jugadores locales en dirección opuesta al extranjero
Lo que si sorprende es el comportamiento de los inversores locales, que al contrario que los extranjeros, siguen apostando por los mercados de renta variable, incluso durante las recientes semanas en pleno auge de crisis del COVID-19. “Los inversores locales, especialmente individuos y fondos mutuos, están comprando. Están absorbiendo los flujos de los extranjeros al mismo ritmo que veíamos antes de la crisis. El hecho de que los tipos de interés estén bajos ahora ha dado continuidad a los flujos locales”, nos confirma el experto.
Posicionamiento defensivo ante falta de visibilidad
Con respecto al posicionamiento actual de su cartera en renta variable brasileña, el gestor nos confirma que están adoptando una posición defensiva debido a la falta de visibilidad tanto a nivel macro como micro.
“Es muy difícil para nosotros o para cualquiera saber qué tipo de PIB vamos a ver en la región. Todo el mundo está trabajando en las cifras y la única certeza es que los números van a ser uy distintos a los que esperamos antes”, explica Ribeiro.
Aun así, siguen mostrando una fuerte preferencia por los nombres locales de la región y especialmente en Brasil por su momento temprano del ciclo en el que se encontraba, saliendo tímidamente de la crisis económica del 2015-2016.
Por otro lado, se están centrado en empresas de alta calidad que “probablemente sufran menos en el peor escenario posible”, afirma. A modo de ejemplo, cita empresas en sectores cuyas ventas no se verán muy afectadas por el COVID-19 (gran consumo, supermercados, grandes almacenes, algunas empresas alimentarias) o con buena exposición al comercio online. “Nos gustaban antes y ahora nos gustan incluso más en este entorno”.
El gestor también comenta que están priorizando empresas con bajo apalancamiento y que están prestando una mayor atención a la liquidez, favoreciendo empresas de mayor tamaño en detrimento de las de mediana capitalización. “Los nombres más líquidos son normalmente las grandes compañías, que probamente sufrirán menos en este entorno y serán donde inviertan los inversores extranjeros cuando regresen al mercado”, concluye.