Nicoló Bocchin, Head of Fixed Income de la gestora italiana Azimut y gestor del fondo AZ Fund 1 – AZ Bond – Inflation Linked, afirma que el riesgo de una mayor inflación es ahora mucho más real que en el pasado. En esta entrevista en exclusiva, el experto detalla a Funds Society las razones detrás de esta afirmación y la necesidad de invertir en productos que protejan a los inversores frente a este riesgo.
Estímulos fiscales, materias primas y nuevo ciclo de gasto de capital
En concreto, el experto menciona varios motivos que le llevan a esperar una inflación más alta que en el pasado. El primero es que, debido a la magnitud de la crisis derivada del COVID-19, la respuesta de los gobiernos ha necesitado de la aplicación de estímulos fiscales y no solo de medidas de política monetaria, lo que se traducirá en un mayor consumo privado y por ende, en una mayor inflación.
“Cuando tienes este tipo de respuesta fiscal se produce una cierta redistribución de dinero hacia los consumidores. La expectativa de un aumento del gasto por parte de los consumidores es mucho más alta que cuando solo se aplican medidas de política monetaria”, explica.
El segundo motivo es la subida del precio de las materias primas provocado por un exceso de sensibilidad de la oferta ante el aumento de la demanda como consecuencia del bajo nivel de inversión en el sector en los últimos 15, 20 años: “Dado el bajo nivel de inversiones en el sector de las materias primas, vemos que la relación entre oferta y demanda es muy sensible incluso ante pequeños aumentos de la demanda”. Además, de cara a futuro, se espera que la presión en los precios de las materias primas continúe debido a que las compañías han vuelto a invertir y “la vieja economía ha vuelto”, añade.
En esta línea, y debido a un mayor aumento de la inversión real por parte de las compañías, Bocchin señala un nuevo ciclo de gastos de capital (capex -capital expenditure en inglés) como otras de las razones que justifican el aumento de la inflación. Este nuevo ciclo de gasto de capital se produce gracias a la desaparición de tres incógnitas que han contenido la inversión en los últimos 4 años: Trump, el Brexit y la crisis del COVID-19.
“La desaparición de Trump, el final del Brexit y el despliegue de la vacuna, que nos dará confianza de que incluso la crisis del COVID-19 se terminará en algún momento, es un signo de que las compañías empezarán a invertir pensando en los próximos 2, 3 y 5 años, lo que hará que veamos un nuevo ciclo de gasto de capital”, explica.
No obstante, a pesar de esperar una mayor inflación, no anticipan que se produzca un shock importante debido a efectos mitigadores como el mayor uso de la tecnología y el margen de maniobra de la capacidad productiva. De esta forma, esperan que los niveles se acerquen a los objetivos de los bancos centrales.
“Lo que vivimos el año pasado, un entorno de inflación muy baja e incluso un entorno deflacionario en Europa, es un one-off. Ahora esperamos que sea más alta y se acerque a los niveles que los bancos centrales se han marcado como objetivo, tanto en Europa como en Estados Unidos, que es el del 2%”, concluye.
Estrategias para mitigar el riesgo de inflación
Ante este nuevo entorno, los bonos de renta fija ligados a la inflación (Inflation Linked Bonds en inglés) ofrecen un refugio seguro para mitigar este riesgo. “Es una herramienta que los inversores necesitan añadir a su cartera actual para protegerse del futuro aumento de la inflación debido a su descorrelación frente a lo que uno puede tener en cartera”, explica Bocchin.
Sin embargo, el principal inconveniente de estos productos es su bajo retorno, por lo que la solución que ofrece Azimut a través de su producto AZ Fund 1 – AZ Bond – Inflation Linked, domiciliado en Luxemburgo, combina la inversión en bonos ligados a la inflación con otros activos de interés variable (Floating Rates Notes en inglés), que añaden rentabilidad a la cartera.
Así, el fondo creado hace escasamente dos meses, invierte aproximadamente un 60% en bonos ligados a la inflación y un 40% en FRN (Floating Rates Notes por sus siglas en inglés) de bonos corporativos y deuda subordinada en su mayoría. La cartera tiene exposición a bonos de mercados emergentes (máximo 30%) y high yield, aunque esperan aumentar el peso de los activos grado de inversión en el futuro.
“Este fondo es único, porque juntamos activos vinculados a la inflación con activos a tipo de interés variable (FRN) del segmento corporativo. Es una cartera que refleja nuestra visión de que podemos proteger frente a la inflación, pero al mismo tiempo generar retorno”, afirma Bocchin.
Por otro lado, el fondo sí asume cierto riesgo de divisa, pero limita el riesgo de tipos de interés mediante el uso de derivados de cobertura. En concreto, el fondo tiene una duración cercana a cero lo que le protege ante una eventual subida de tipos de interés.
“Si se produce una subida de tipos de interés, el fondo se verá beneficiado. El lado negativo de la subida de tipos en la duración del fondo se verá compensado por el componente de derivados. Se beneficiará de un aumento del flujo de cupones pero no veremos los efectos negativos del aumento en la pendiente de la curva porque estamos cubiertos en duración”, concluye el gestor.