Según los análisis que publican las gestoras, la política monetaria y las decisiones de los bancos centrales tendrán un papel relevante este año. Incluso algunas valoraciones, como por ejemplo la que realizan desde Neuberger Berman, sostienen que en 2022 hemos iniciado una nueva fase de política monetaria. ¿Qué reflexiones deben tener en cuenta los inversores ante este entorno?
En primer lugar, hay un punto de partida claro: no todos los ajustes monetarios de los bancos centrales son iguales. “En el Reino Unido, el mantra parece que es: somos el Banco de Inglaterra y haremos lo que queramos. En Estados Unidos, la sensibilidad en torno a la comunicación significa que todo está bien telegrafiado con anticipación, por lo que los mercados tienen tiempo para lidiar con la reducción en las compras de bonos y los tres probables aumentos de tipos de interés en 2022. En Europa, es difícil alejarse del status quo y todo, como de costumbre, se trata de un compromiso”, explica Chris Iggo, CIO Core Investments de AXA Investment Managers.
Y añade: “Los mercados han arrojado rentabilidades sólidas de las acciones y rentabilidades fijas de los bonos, lo que, en retrospectiva, es exactamente lo que debería haber sucedido en un mundo de tipos cero y un crecimiento económico por encima de la tendencia”. Mientras advierte que “nos enfrentamos a algunas incógnitas a corto plazo”. En cualquier caso, el experto considera que “las condiciones monetarias se endurecerán, pero partiendo de una base muy acomodaticia”.
Dicho hecho, no se puede obviar que las decisiones de la Fed tienen un peso muy relevante y pueden ser una presión para el resto de bancos centrales. Según destaca Neuberger Berman, las últimas actas de la Fed, correspondientes a la reunión de diciembre y publicadas al inicio del año, revelan que los responsables políticos están considerando un endurecimiento cuantitativo poco después de la subida de tipos. “Parece que hay una nueva determinación de abordar el problema de la inflación: esto supondría una retirada de la liquidez mucho más rápida que la que vimos tras la Gran Crisis Financiera. Como resultado, el año 2022 ha comenzado con una notable venta en el mercado de bonos. El tipo real a 10 años de EE.UU. ha superado el umbral del -0,90%, y el rendimiento nominal a 10 años vuelve a estar por encima del 1,70%. El Bund Alemán podría ofrecer pronto rendimientos positivos por primera vez en casi dos años”, apuntan.
En opinión de Olivier de Berranger, director de gestión de activos en La Financière de l’Echiquier (LFDE), los mercados de activos de riesgos “no saldrán indemnes” del giro restrictivo que han marcado los bancos centrales para este año, en especial la Fed. “Una fase de subidas de tipos no es negativa estadísticamente para las bolsas, siempre que estas sean progresivas y que el calendario esté claro. La última reunión de la Fed contribuyó a dar más certidumbre a los mercados sobre la trayectoria de endurecimiento monetario. Sin embargo, el riesgo de una aceleración imprevista del calendario para hacer frente a la inflación no ha desaparecido todavía. Lo que sí es cierto, por el contrario, es que un movimiento acusado de endurecimiento monetario tendrá consecuencias para lo que demandan los inversores desde el punto de vista de las valoraciones. Después de casi dos años durante los cuales los mercados han recibido ingentes flujos, a menudo en detrimento de la racionalidad en los precios, este nuevo contexto monetario debería devolver su importancia a conceptos como la calidad, la valoración razonable, la salud de los balances y el poder de fijación de precios”, explica Berranger.
A la luz del análisis de estas últimas actas de la Fed, algunos expertos consideran que la institución monetaria está tomando decisiones arriesgadas. Según el análisis que hace Yves Bonzon, CIO del banco privado suizo Julius Baer, de estas actas, los expertos consultados por el FOMC consideran que, a diferencia del último ciclo de endurecimiento en 2017-2019, las perspectivas económicas son más favorables hoy en día y que, por lo tanto, el plazo de dos años entre la primera subida de tipos y la reducción del balance debería acortarse esta vez.
“Creíamos que la lección de 2018 estaba aprendida. En nuestra opinión, es arriesgado reducir el balance de un banco central en las actuales economías desarrolladas altamente financiadas. Hay que admitir que las dislocaciones resultantes de una recesión de naturaleza exógena y sin precedentes históricos modernos han provocado un repunte inflacionista más fuerte y duradero de lo esperado. Sin embargo, nuestro análisis no ha cambiado. La transición energética es inevitable, pero es inflacionaria a corto plazo y deflacionaria a medio y largo plazo. Frenar la demanda final para contener la inflación a corto plazo sólo provocará un retraso en esta transformación, que es esencial para el planeta”, argumenta el CIO de Julius Baer.
Esto toca el bolsillo de los norteamericanos ya que el impacto será significativo en su poder adquisitivo. “El mecanismo del efecto riqueza a través de los cambios en el precio de los activos es aún más fuerte que antes de la pandemia. La riqueza de los hogares estadounidenses ha aumentado en más de 25 billones de dólares estadounidenses en dos años. La normalización de la política monetaria es sin duda crucial. La Reserva Federal parece estar dispuesta a garantizar la estabilidad financiera al planear la reducción de su balance. Al hacerlo, creemos que vuelve a correr un gran riesgo de desestabilizar el sistema financiero. Otras herramientas, como los intereses sobre el exceso de reservas de los bancos o los coeficientes de reservas obligatorias, son medios menos arriesgados para lograr el mismo resultado. El riesgo de error de la política monetaria acaba de subir varios peldaños”, añade Bonzon.
Por último, la normalización de la política monetaria de los principales bancos del mundo será una prueba para los mercados emergentes. Según apunta Zouhoure Bousbih, estratega de países emergentes de Ostrum Asset Management, firma afiliada a Natixis IM, “la política monetaria extremadamente acomodaticia de los principales bancos centrales, así como el significativo apoyo financiero de la comunidad internacional explican la resiliencia de los mercados emergentes en el 2021”.
Por su parte, Andrew Rymer, especialista en inversiones en mercados emergentes de Schroders, añade: “El endurecimiento de la política monetaria por parte de la Reserva Federal puede ser un viento en contra, pero los mercados emergentes son más resistentes en comparación con el último ciclo de subidas de tipos de la Fed, como ilustran los gráficos siguientes. Las balanzas externas están en general en una buena posición, las recientes entradas de capital han sido menos calientes que en 2013, las monedas de los mercados emergentes parecen, en líneas generales, baratas y los rendimientos de la deuda local de los mercados emergentes son relativamente atractivos”.