La semana pasada la Fed fue el centro de atención de todas las miradas, lo que hizo que el discurso de Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE), tras su reunión anual en Sintra, pasara algo más desapercibido. Draghi, que ya prepara su salida del cargo el próximo octubre, quiso tranquilizar a la eurozona con la promesa de un mayor estímulo monetario en caso de un deterioro progresivo de las condiciones macroeconómicas.
“Draghi aseguró que tanto posibles recortes de tipos como una amplia capacidad de compra de activos aún están en el arsenal del BCE para contrarrestar la persistentemente baja inflación de la Eurozona. Por ahora, el precio actual del par de euro/ dólar ya descuenta un recorte de tipos del BCE para finales del año, y al menos dos por parte de la Fed”, señala el último informe de Monex Europe.
Según la lectura que hace Paul Diggle, economista político de Aberdeen Standard Investments, Draghi ha enviado un mensaje inequívoco al mercado: el BCE tiene la intención de renovar la flexibilización de su política monetaria. “Ha dejado claro que si las condiciones económicas no mejoran se necesitarán estímulos adicionales, que el BCE tiene las herramientas necesarias para poner en marcha este trabajo y que considerará qué pasos son necesarios en las próximas semanas. Draghi aún no ha llegado a decir qué forma podría adoptar una nueva flexibilización, pero cualquier esfuerzo genuino tendrá que utilizar dos herramientas: la reanudación de QE y reducir el tipo de interés de los depósitos”, apunta Diggle.
Desde la óptica de Mohammed Kazmi, Portfolio Manager & Macro Strategist de Union Bancaire Privée (UBP), el discurso del presidente Draghi en Sintra ha aumentado significativamente la probabilidad de que el BCE ofrezca nuevos estímulos monetarios en la reunión de julio o septiembre, dada la fuerte caída de las medidas de las expectativas de inflación basadas en el mercado. “La reunión del miércoles de la Fed también ha aumentado la probabilidad de una relajación de la política monetaria, en la que ahora parece probable que se produzca un recorte de los tipos en julio, a menos de que se vea un avance en el G20 el próximo fin de semana. De la misma manera, vemos cada vez más riesgos de que esta reducción sea un recorte inicial de los tipos de interés de 50 puntos básicos, ya que Fed le gustaría actuar con decisión dadas las circunstancias relacionadas con los tipos cercanos a cero. El tamaño del recorte se determinará en función de los datos de crecimiento que se publiquen antes de la reunión, así como de los progresos realizados en la guerra comercial con China”, sostiene Kazmi.
Algunas gestoras destacan en su análisis de hoy también lo que no ha ocurrido en esta reunión. Por ejemplo Keith Wade, economista jefe de Schroders, apunta: “La Reserva Federal no alteró sus previsiones de crecimiento y todavía espera que la inflación se acerque al objetivo, pero reconoció un aumento de las incertidumbres sobre las perspectivas. Por otra parte, el comité se inclinó hacia una postura más dovish, ya que las proyecciones revelaron que ocho miembros se muestran favorables a bajar los tipos este año, y uno de ellos era partidario de una bajada inmediata de 25 puntos básicos. En contra de esto, ocho no querían ningún cambio y uno votó a favor de una subida de 25 puntos básicos. Ahora esperamos que la Reserva Federal haga un recorte de 25 puntos básicos en julio”.
Por su parte, Konstantin Veit, gestor en PIMCO, se muestra crítico y apunta que Draghi se está preparando para peor en lugar de esperar lo mejor. “Como tal, es probable que las tasas bajas y negativas permanezcan a lo largo del tiempo y la dinámica de la curva de tasa de interés de Japón sugiere que probablemente no hemos visto los mínimos en los rendimientos de los bonos todavía. La duración del episodio actual de tasas de interés negativas en la zona euro debería depender, en parte, de si la política fiscal desempeña en el futuro un papel más prominente en alguna etapa del ciclo, aunque la experiencia japonesa merece cierta atención”, explica Veit.
Ante este contexto, y en opinión de Axel Botte, estratega de la gestora Ostrum, afiliada de Natixis IM, parece que los bancos centrales están rivalizando encontrar formas innovadoras para reducir los rendimientos. “Los rendimientos de los bonos han marcado nuevos mínimos históricos, por ejemplo el bund ofrece rendimientos de menos 32 puntos básicos y los rendimientos de los bonos OAT son nulos. Los puntos de equilibrio de la inflación han alcanzado niveles absurdos en el extremo corto de la curva en la zona del euro. Los diferenciales soberanos han convergido a la baja en el último mes a pesar de los riesgos subyacentes”, explica Botte.
La renta fija no es la única que sufre, la semana se saldó con caídas en las bolsas mundiales, también incentivadas por la publicación de datos macro que “continúan apuntando hacia una fuerte ralentización global”, según apuntan desde A&G Banca Privada. “En renta fija, el crédito apenas se vio contagiado por el deterioro de la macro y los retrocesos de las bolsas, con estrechamientos generalizados de los diferenciales de crédito y comportamiento especialmente bueno del sector bancario europeo, que se veía fortalecido en términos de solvencia por el anuncio del nuevo programa a TLTRO. Los bonos del gobierno alemán vieron caer fuertemente sus tires tras las reunión del BCE, con la referencia a 10 años alcanzando el 0,05% en la sesión del viernes. Tras posponer una vez más el BCE su primera subida de tipos hasta finales de año, el dólar escaló un 1,2% en la semana frente al euro, hasta los 1,12”, señala la entidad en su último informe de mercado.
El relevo de Draghi
Algunas voces del mercado apuntan que a Draghi le gustaría realizar la primera subida de tipos antes de su marcha como presidente del BCE el próximo octubre. Desde Flossbach von Storch consideran que Draghi ha hecho un gran trabajo y que gracias a su política monetaria expansiva dió tiempo a los gobiernos de la zona euro para que mitigaran su crisis de deuda soberana y sus problemas financieros.
“Sin embargo, el problema es que este tiempo no se ha usado para adoptar las reformas estructurales necesarias, ni a nivel nacional ni a nivel europeo. La deuda ha crecido más que nunca y la política monetaria ha tenido que continuar siendo laxa, porque de otra manera el euro hubiera estado en peligro. Como resultado, los emisores de deuda, privada o pública, se han acostumbrado a refinanciar su deuda a un coste bajo. Un cambio en la política monetaria es una posibilidad difícil, o al menos no sin causar daños”, apunta Philipp Vorndran, estratega de Flossbach von Storch.
Por su parte, Luis de Guindos, vicepresidente del BCE, también ha querido ensalzar la figura y el trabajo que ha realizado Draghi y quiso recordar que “el BCE está más allá de la figura del presidente: el torneo está por encima de los jugadores y la institución por encima de presidentes, vicepresidentes y miembros del órgano de gobierno”.
La historia no tiene puntos intermedios, así que Draghi será recordado como el inventor del QE que salvó la economía europea o como el propulsor de un veneno que generó un mercado artificial durante décadas. Sin duda la elección del próximo presidente del BCE es un evento trascendental para la zona euro, más aún teniendo en cuenta el contexto de mercado y los riesgos macroeconómicos y políticos.
Desde Monex Europe destacan que si bien el mandato de Draghi logró consolidar la credibilidad de los mercados en la institución, “su perfil extensivamente acomodaticio deja a su sucesor con herramientas más débiles para enfrentar futuras crisis”. Por eso desde la firma consideran que hay varios factores en juego en la decisión de quién será el sucesor de Draghi, más allá de las consideraciones técnicas y del recorrido de cada uno de los candidatos: “En primer lugar, la decisión pasa por un filtro de orden político relacionado con la distribución de poderes institucionales entre los estados miembros más influyentes de la Unión Europea. Por otra parte, la decisión responderá al criterio dominante sobre el rol de la política monetaria después en una era notablemente expansiva, que ha generado diversos incentivos entre las economías que componen la Eurozona”.