Tras el impacto del COVID-19, toca revisar las perspectivas ya publicadas. Justamente, esto es lo que ha hecho Pictet WM con su informe anual Horizon, que recoge las previsiones de rentabilidad sobre 44 clases de activos y cuatro divisas. La entidad ha realizado una revisión del documento teniendo en cuenta que el efecto de la pandemia se prolongue hasta fin de año y que sus efectos reales tarden en desplegarse otros dos años.
Para Christophe Donay, director de asignación de activos de Pictet WM, “la repentina y violenta recesión desencadenada por el COVID-19 ha proporcionado un mayor impulso a la dinámica preexistente”. Además, la entidad ha identificado siete tendencias que pueden influir en el aumento de la productividad, inflación y crecimiento económico.
En primer lugar tiene en cuenta el posible impacto del cambio climático, que ha subido rápidamente en lista de preocupaciones y afecta a todas las economías. La firma sostiene que, además la tasa de crecimiento de la población tiende a converger hacia 0,2% para finales de siglo, con efecto en un menor crecimiento económico. Sin embargo, la productividad puede verse impulsada por las olas de innovación. Y Donay considera que estamos viviendo una segunda ola de innovación, basada en el desarrollo de plataformas entorno al teléfono móvil a Internet, que EEUU la lidera, con China acercándose. “La tercera vendrá hacia mitad de esta década y se caracterizará por la convergencia de innovaciones: nanotecnología, ciencia del conocimiento e inteligencia artificial, Big Data y computación cuántica, así como biotecnología”, sostiene.
Otra de las tendencias que identifica y que tienen en cuenta es que el futuro de las economías liberales, que está amenazado por un populismo que la crisis del coronavirus ha reforzado. “Ello puede limitar el aumento de la productividad y conducir a menor crecimiento y mayor inflación”, explica. Adicionalmente, observa que asistimos al cambio del capitalismo industrial al capitalismo del conocimiento, clave para la competitividad. A esto añade la concentración de la riqueza, recursos e incluso capitalizaciones de mercado. Es el caso del índice Nasdaq, donde se concentran los beneficios, especialmente en 16 compañías. Esto puede afectar a la diversificación de las carteras.
Menor crecimiento y más deuda
Por otra parte, Pictet WM observa un menor crecimiento económico, pero financiado con más deuda, lo que la pandemia ha exacerbado. Antes la estimación del ratio de deuda pública/PIB en economías desarrolladas era del 100% y ahora puede llegar al 125% de media para finales de 2021, en un régimen de política monetaria de «dominio de la deuda», que pretende mantener los tipos de interés limitados de manera duradera, a fin de hacer asumible la carga de deuda, hasta el punto de que no prevé que aumenten en EE.UU. antes de 2025.
Para Thomas Costerg, economista de Pictet WM, “la actividad de los bancos centrales es muy relevante, incluyendo medidas de estímulo anteriormente rechazadas, como una versión blanda de la Teoría Monetaria Moderna y el control de la curva de rentabilidades a vencimiento de la deuda”.
Visión por activos
Con todo esto, la entidad espera en su escenario central un régimen de bajo crecimiento y baja inflación, pero, en este entorno, sus expectativas han mejorado para la inversión en private equity, acciones, deuda de alta rentabilidad y oro los próximos diez años. En el mercado de private equity espera una rentabilidad anual del 10,1% los próximos diez años, frente a 6,5% en dólares del índice mundial MSCI World, 5,4% en euros, pues espera una devaluación del dólar.
Según Pictet WM, las acciones de Asia pueden proporcionar una rentabilidad anual nominal del 8,1% incluyendo dividendos, las de EE.UU. un 6,5%, más que antes que la pandemia (en los 40 años anteriores la media fue del 9%) y en Europa el 5,4%.
Además, la inversión privada en infraestructuras puede proporcionar rentabilidad nominal en dólares del 4,5%, pues habrá enorme necesidad de inversiones en el mundo y están vinculadas a Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, atractivo para inversores conscientes de criterios ASG (ambiente, sociedad y gobernanza). “Los inversores se verán cada vez más atraídos por los activos reales, como oro, donde esperan una rentabilidad anual del 4,4 % en dólares”, sostiene.
Por último, en hedge funds la sensibilidad a variaciones del mercado de acciones es actualmente 0,5 y es previsible que baje. La entidad espera una rentabilidad anual del 3,5% nominal, aproximadamente la mitad que las acciones globales.
En cuanto a estilo de inversión, con el giro de la política monetaria ha cambiado el clásico 60% acciones / 40% deuda, en favor del estilo endowment fund, un tercio bonos, un tercio acciones y un tercio activos privados -especialmente el private equity, oro, infraestructuras e inmobiliario-. Considera que tal combinación puede generar mucha mayor rentabilidad con no mucha mayor volatilidad. En opinión de la firma, de hecho con la crisis del coronavirus ha confirmado este estilo para la asignación estratégica de activos a largo plazo.