En opinión de Gregory Smith, estratega de mercados emergentes de M&G, los mercados cerraron 2020 con optimismo. Además, los diferenciales de los países emergentes se estrecharon en el cuarto trimestre cuando el resultado de las elecciones estadounidenses y las noticias positivas en torno al desarrollo de vacunas mejoraron el sentimiento de los inversores.
Según su balance, aunque nadie ha ignorado la recesión global, las expectativas de recuperación económica han pasado a ocupar el foco de atención. Para la mayoría de las personas, el hecho de que 2020 haya terminado supone un alivio. Ha sido un año accidentado y retador, pero con mucho que destilar, analizar y de lo que aprender. Parece que 2021 podría ofrecer buenas oportunidades a los inversores, por eso Smith ha identificado siete temas que habrá que tener en cuenta en la renta fija de los mercados emergentes a lo largo de 2021.
Tema 1: virus, vacunas y una recuperación económica de distintas velocidades
«La respuesta draconiana pero necesaria de las autoridades ante la pandemia, sumió a la economía mundial en una recesión en marzo y abril. En línea con las grandes diferencias en las tasas de infección del COVID-19 entre países, las repercusiones económicas y las recuperaciones resultantes también fueron muy dispares», sostiene.
En su opinión, las economías del Asia Oriental, sobre todo la China, mostraron más resiliencia en 2020, especialmente respecto a Europa y Estados Unidos. Mientras que la producción mundial se desplomó a lo largo del año, la de China creció y dio impulso a las economías emergentes, cuya contracción fue inferior a la de sus homólogas avanzadas. Las proyecciones de una recuperación en 2021 también favorecen al universo emergente frente al desarrollado, tal como indican los recientes pronósticos de crecimiento del Fondo Monetario Internacional (FMI) que figuran en el siguiente gráfico.
Las proyecciones para 2021 asumen que los programas de vacunación evitarán o reducirán nuevas olas del COVID-19. Aún así, está claro que todavía existe cierta incertidumbre en torno a la evolución de la pandemia, y en muchos países será necesario proceder con cautela al considerar qué niveles de estímulo o políticas de respaldo serán necesarios para fomentar el crecimiento, una retirada repentina del estímulo o una normalización precipitada de la política podrían dar al traste con la recuperación.
Tema 2: estímulo efervescente y tipos de interés bajos a nivel global
La política monetaria hiperexpansiva de las grandes economías desarrolladas, apartó a los mercados del abismo en marzo de 2020. Una vez asentado un poco el polvo, la recuperación generalizada acabó traduciéndose en demanda de renta fija de mercados emergentes. Desde mayo de 2020, los tipos de interés bajos y la mejora del optimismo de los inversores, condujeron a una búsqueda de renta que devolvió a los diferenciales de la deuda emergente hasta los niveles en los que comenzó el año.
Gran parte del positivismo de cara a 2021 se basa en la premisa de que los tipos de interés globales permanecerán bajos durante más tiempo, y de que las políticas expansivas de los bancos centrales continuarán en tándem con nuevas medidas de estímulo fiscal. Tal entorno crea un trasfondo positivo para el universo emergente, pero el sentimiento del mercado se vería puesto a prueba de surgir señales de que la efervescencia del estímulo disminuye.
Tema 3: menor rezagamiento de la deuda high yield emergente
Los diferenciales de la deuda con grado de inversión de mercados emergentes se comprimieron desde sus máximos de marzo y abril de 2020, volviendo con rapidez a los niveles pre-pandemia. En cambio, los de la deuda high yield emergente permanecieron por encima de los niveles de comienzos de año, pese a beneficiarse de la recuperación en mayo.
Este último segmento quedó rezagado frente a la deuda con grado de inversión, debido a la incertidumbre en torno a cualquier efecto retardado que pueda tener el virus en las economías frontera. Durante gran parte del año fue difícil evaluar con precisión las implicaciones para la sostenibilidad de la deuda, con lo que los diferenciales de los bonos high yield de mercados emergentes permanecieron elevados a lo largo de 2020.
El resultado de las elecciones en Estados Unidos y el ánimo en torno al éxito en el desarrollo de vacunas ayudaron a cerrar la brecha con un rally a fin de año, pero los emisores frontera continuaron rezagados. En 2021, creemos que los bonos high yield emergentes irán menos a la zaga y mostrarán una mejor evolución que en 2020. Dicho esto, la selección de países y de créditos individuales será crucial, pues la mayoría de los países se enfrentan a mayores cargas de deuda.
Tema 4: profundas cicatrices de endeudamiento
2020 fue escenario de una avalancha de endeudamiento gubernamental, y los mercados emergentes no fueron excepción, aunque gran parte de esta financiación tuvo lugar en el mercado doméstico y en divisa local.
La situación fue distinta a una crisis típica en los mercados emergentes, ya que los gobiernos pudieron recortar sus tipos de interés y emitir deuda de forma más barata. Hacia finales de año fue posible identificar dónde este endeudamiento dejó las cicatrices más profundas. Seis naciones vieron rebajada su calificación crediticia en 2020, incluidas algunas que ya se habían enfrentado a serios riesgos de solvencia en 2019; Argentina, Líbano y Zambia, y varias cuyas economías se vieron especialmente castigadas por la pandemia; Ecuador, Belice y Surinam. La pregunta clave en la mente de los inversores es si este será el caso de más países en 2021.
Aunque los riesgos de deuda han aumentado, se piensa que no apuntan a una crisis sistémica inminente de los mercados emergentes. Además, los riesgos son considerablemente dispares entre países. Por ejemplo, tanto Brasil como México tuvieron grandes déficits presupuestarios en 2020, pero las presiones de deuda son muy diferentes: se anticipa que Brasil estabilizará su deuda pública en torno al 103% del PIB, mientras que México puede hacerlo en el 65%.
Tema 5: una ligera depreciación del dólar
Los mercados emergentes sufrieron grandes salidas de capital en marzo de 2020, pero los flujos de financiación se recuperaron y cerraron el año en territorio positivo. Sin embargo, el ritmo inicial de los flujos de fondos de deuda local fue bajo, y no comenzó a repuntar con convicción hasta que surgieron pronósticos más claros en torno a las elecciones estadounidenses. Esta tendencia se vio reforzada por las noticias positivas en torno al desarrollo de vacunas.
La mejora de los datos económicos en el tercer trimestre y el posicionamiento de los inversores ayudaron incluso a varias de las divisas emergentes más castigadas a recuperarse en el cuarto trimestre. Algunas de ellas experimentaron la mayor parte del ajuste a comienzos de la crisis, pero tendieron a recuperarse a lo largo del año.
La expectativa es que el dólar estadounidense seguirá depreciándose en 2021, lo cual podría dar impulso a las divisas emergentes y respaldar la rentabilidad de la deuda local de estos países. No obstante, cualquier deterioro inesperado de la economía mundial podría suscitar una moderación del interés de los inversores.
Tema 6: acuerdos petroleros y de la OPEP
Rusia, los estados del Golfo y otros exportadores petroleros emergentes han experimentado mucha incertidumbre y volatilidad económica, pues los precios del petróleo han oscilado desde un pico cercano a los 69 dólares por barril a comienzos de año hasta un mínimo de en torno a los 20 dólares. La recuperación de la actividad económica, unida a suficiente unidad entre los miembros de la OPEP y OPEP+ a la hora de respetar recortes de la producción planeados, ayudó al crudo a estabilizarse en un nivel cercano a los 50 dólares por barril.
El panorama de precios del petróleo sigue siendo incierto de cara a 2021. Creemos que la velocidad de la recuperación global, las tensiones entre occidente e Irán y el éxito a la hora de mantener la armonía entre los países OPEP+ serán factores determinantes a este respecto.
Tema 7: las tormentas geopolíticas no van a amainar pronto
Si bien se anticipa un abandono de la política exterior estadounidense de la era Trump, el paisaje político global ha cambiado y es improbable que volvamos al estilo de política familiar bajo la administración Obama.
La geopolítica jugará seguramente un papel importante en los mercados emergentes. Las relaciones entre Estados Unidos y China seguirán siendo un tema importante, y es poco probable que la tensión disminuya mientras el crecimiento del gigante asiático amenace a la hegemonía global estadounidense. Al mismo tiempo, la política de Oriente Medio deberá seguirse de cerca, junto a elecciones en países como Perú, Chile y Ecuador.